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Epílogo

2 años más tarde

–¿Que haces?— Su cuerpo pego un salto, giró su cabeza para encontrase con aquellos ojos amatista llenos de curiosidad.

–Estaba hablando un poco con mamá, ya sabes.— giró su vista y enfoco su atención a la hermosa luna llena que se alzaba sobre ellos.— Ya ha pasado un tiempo que no la pongo al día—

Samuel lo miro y escuchó, envueltos en un cómodo silencio. Rubén se levantó y antes de girarse hacia el mayor, dejó en una Jazmín azul en una pequeña lápida.

En los últimos dos años Samuel era consciente de la falta y el dolor que tenía Rubén en su corazón, añoraba a su madre y se sentía un poco mal, la extrañaba mucho; así que Samuel le hizo un pequeño detalle, una lápida con el nombre de Esben y Cristal, la madre de Rubius.

En un lugar en específico, dónde la luna siempre llegará con su luz pura y las flores crecieran perfectas y su aroma llene el lugar. Rubén había llorado de tantos sentimientos, agradecido con Vegetta por las cosas que hacía por él, feliz de haber encontrado a una persona tan detallista y dulce.

Desde aquel entonces el omega cada tres días, unas dos o más horas, iba con ellos. Les hablaba y les contaba todo lo que pasaba por su cabeza, como una forma de meditar y reflexionar para si mismo.

Rubius se giro al mayor luego de despedirse, tomándolo de la mano entrelazado sus dedos. Caminando con tranquilidad de regreso a la mansión del mayor.

Y cabe destacar que nuestra parejita, bueno Rubén. Se mudó con el Alfa.

Aun que habían temporadas dónde era Vegetta quien se quedaba en la cabaña del menor, en resumen, ambas casas tenían pertenencias de ambos.

–Hoy Luzu me dijo que Lukas había dicho su primera palabra, estaba emocionado— Fue Rubén el primero en romper el cómodo silencio, Samuel sonrió.

–Bueno, se ha tardado menos que Alan. Ese niño aún que de pequeño parecía tranquilo, es la copia de auron, es terrible— comento recordando levemente la broma que padre e hijo habían hecho, si bien para ese entonces 9 meses, el engendro era demasiado travieso.

Y ahora más que pronto cumpliría el añito.

Rubén soltó una carcajada, pues si recordaba aquel día, Luzu y el estaban en el jardín de Vegetta, el pequeño edén al lado de la mansión. Hablando de las cosas de las cosas nuevas que el nuevo alcalde estaba haciendo en la aldea.

Y no, no era ni auron ni lolito. Era un cerdito quien estaba al mando.


Mientras hablaban su conversación quedó cortada cuando se escucharon risas y un grito enfadado. Ambos se levantaron y caminaron a ver que era lo que ocurría, y lo que se encontraron fue a un Vegetta lleno de tinta y a auron y el bebé ocultos tras una muralla de tierra, riéndose.

Y Vegetta con una cara de poco amigos.

Rubén mantuvo su sonrisa mientras recordaba, Samuel bufo y eso lo hizo Reir.

–Vamos vegetita, admite que fue una buena broma de parte de un bebé de 9 meses— codeo al mayor burlándose de él.

Vegetta torno la mirada en blanco y negó con la cabeza— ese niño me las pagará, déjalo que crezca un poco más. Lo gindare en el cártel de karmaland—

✨Híbrido✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora