✨Híbrido✨

🐻1🐻

Narra Autora

El gran ventanal dejaba entrar la luz del sol, la figura delgada del Omega se removió incómoda, tapando su rostro con la sábana pensando internamente, por qué decidió hacer una ventanal de ese tamaño, o al menos le hubiera puesto una cortina.

Bufo levantándose, estirando su cuerpo tratando de despertar por completo. Aún que parecía ser difícil ya que el domingo estuvo muy ocupado con el asunto de los niños y su comunión.

Luego de un rato se dirigió al baño, era lunes tenía un poco más de tiempo, ya que casi nadie vista el recinto el primer día de la semana.

Minutos más tarde, luego de un desayuno ligero y asegurarse de que sus mascotas tuvieran comida, se despidió de Nieves.
Miro la hora y suspiro, juntó sus manos a la altura de su pecho y agradeció por su vida.

"¿Agradecido de qué?"

Ignoro el pensamiento de su oso, y tomo rumbo a la iglesia.

En el camino, como todos los días, las miradas de algunos aldeanos sobre él, sabía que pensaban, siempre era igual. Todos los días.

"Bicho Raro"

Trato, como siempre, dejar de lado los murmullos y seguir su camino; al llegar se cambió y se dedico a organizar la iglesia, limpiar algunas cosas y ayudar a las monjas.

-Padre-

Sus orejas se movieron al escuchar su nombre y aquella conocida voz.

-Luzu- se giro y sonrió, Luzuriaga Borjoa, el único que se atrevió ha acercarse a ayudarlo cuando llegó.- ¿Cómo te va mami luzu?

El contrario río ante el apodo, acercándose junto el de cabellera albina.

-Todo bien, aunque Auron ha estado un poquito mal humorado. Los pacientes- El cura asintió, sabía Auron era un buen psicólogo y era muy recurrido por las aldeas.- ¿Y tú rabis? ¿Todo bien?-

El albino apretó sus labios, para luego sonreír en dirección al castaño.

-Todo bien-

🐻✨🐻

L

a mañana paso tranquila, la visita de luzu le agrado y lo ánimo un poco. La tarde no muy diferente a la mañana, pocas personas se acercaron al confesionario o a rezar.

-Padre, por qué no se retira. Nosotras nos encargaremos de limpiar y organizar, recuerde que el miércoles son las comuniones- una de las monjas traía en sus manos un sobre que contenían los registros de los niños que se comulgarian.

-¿Pero, si llegan a...?- la monja negó y río.

-No sé preocupe, además nos preocupa que usted ande por ahí tan tarde-

El albino dudo unos segundos, pero a la final termino por aceptar. Se fue a cambiar y luego de tener su mochila en su hombro, se persino antes de salir. Despidiendo de las monjas.

Las calles del pueblo aún se podía ver gente que aún no terminaba sus deberes del día. Se sentía a gusto en ese momento, no había nadie quien lo viera de manera desagradable.

Una alarma sono desde su mochila, rebusco entre sus cosas y saco su móvil.
Los supresores, se les había acabado hace dos días y con el ajetreo de la iglesia se le había olvidado.

Se acerco a la farmacia, el señor que atendía lo miro de arriba abajo, analizándolo.

Trago con nerviosismo, no tardó mucho para comprar las pastillas y salir derecho a su casa.