Outer Banks el paraíso en la tierra, donde tienes dos trabajos o dos casas, dos tribus, una isla.
Figure eight, la parte rica de la isla, hogar de los kooks, mi hogar.
Soy Grace King y este verano lo iba a recordar toda mi vida, pero no por lo que...
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𝑷𝑨𝑪𝑻𝑶 𝑷𝑶𝑮𝑼𝑬
JJ y Pope me pusieron al día con las últimas aventuras que estaban viviendo con Kiara y John B: desde cómo encontraron por casualidad a la mañana siguiente del huracán el grady white, hasta la brújula del padre de John B con la palabra Redfield grabada en ella con la letra de Big John, pasando por que JJ encontrara por el camino lo que él había llamado su tesoro, una pistola y un fajo de billetes. ¿En serio dos hombres que no habían visto en la vida en Outer Banks los estaban intentando matar más de una vez? Estaba completamente alucinando con toda aquella locura que habían vivido en apenas dos días y, sobre todo, estaba completamente sorprendida porque, después de haber pasado por eso, todavía estaban dispuestos a seguir a pie de cañón con John B para averiguar lo que fuera que estuviera pasando.
Si es que de verdad estaba pasando algo.
Al principio creían que se iban a forrar con lo que hubiese en el grady white, pero se llevaron un chasco al ver solamente una brújula vieja y sin valor. Luego vieron otra salida para hacerse de oro: el Royal Merchant. Y, es que, por lo que me acababan de contar, el padre de John B llevaba mucho tiempo en la investigación de donde podría estar enterrado el barco con el tesoro más aclamado de todo el condado. Pero, para su mala suerte, no tenían ninguna pista, seguían atascados en la palabra que Big John escribió en aquella brújula. Cosa que estaban investigando Kiara y John B justo en aquel momento en el faro.
-Bueno ahora eres una más de está locura, tienes que hacer el pacto de sangre de confidencialidad-soltó JJ, tras haber permanecido algo callado desde que había acabado de contar la historia, con semblante serio.
Yo, aunque arrugué ligeramente el entrecejo algo confusa, solté una carcajada. Sin embargo, al ver que JJ no cambiaba de expresión facial y que me estaba mirando cómo si no entendiera cuál era la gracia, me puse seria yo también... ¿Cómo que un pacto de sangre? ¿De verdad hacían esas cosas en el Arrabal?
-No pienso hacer eso -dije, tensándome un poco y exagerando un poco la mueca de confusión. Ladeé un poco la cabeza y lo miré, alzando una ceja -. Además, ¿a quién quieres que le cuente que estáis intentando ser una copia de los goonies?
-No le hagas caso, no hay ningún pacto -intervino Pope, dándole un suave empujón en el hombro a JJ, cosa que hizo que el rubio lo mirase algo molesto y le devolviera el empujón -. Digamos que los porros están estropeando las pocas neuronas que tiene.
- Perdona, pero nosotros somos una versión mejorada de los goonies -dijo JJ, colocando el porro entre sus labios y mirándome con una sonrisa ladeada, no sin olvidarse de guiñarme el ojo -, princesa.
Puse los ojos en blanco con el maldito mote que me había adjudicado y le pegué un puñetazo en el hombro, sin poder evitar que se me escapara una ligera carcajada, mientras negaba suavemente con la cabeza.
-¿Y el padre de John B? ¿Creéis que sigue vivo? -me atreví a preguntar algo tímida, paseando la mirada entre JJ y Pope. Los dos amigos se miraron completamente en silencio y luego volvieron a mirarme a mí.
