Outer Banks el paraíso en la tierra, donde tienes dos trabajos o dos casas, dos tribus, una isla.
Figure eight, la parte rica de la isla, hogar de los kooks, mi hogar.
Soy Grace King y este verano lo iba a recordar toda mi vida, pero no por lo que...
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𝑺𝑻𝑨𝑹𝑻 𝑶𝑭 𝑻𝑰𝑴𝑬
La luz que entraba por la ventana de mi habitación provocó que fuera abriendo mis ojos lentamente. Sin duda, despertarme sin el molesto ruido del despertador era una de mis cosas favoritas del verano. Me froté los ojos intentando despejarme, me hice una coleta rápida para estar por casa y decidí que era el momento de levantarme de la cama, saliendo de mi cuarto y disponiéndome a bajar las escaleras de la silenciosa gran casa en la que vivía para llegar a la cocina y prepararme un desayuno.
Entré en la cocina y, encima de la encimera, pude leer una nota que decía: «Grace, estaré todo el día en el trabajo. Puedes ir a casa de los Cameron. Ward ya está avisado. Un beso, mamá» Rodé los ojos al darme cuenta de que era exactamente la misma nota que dejaba desde hacía ya varios meses. A veces pienso que cosas como estas fueron lo que provocaron que mi padre se fuera de casa: para qué tener una mujer si nunca la puedes ver y siempre parece vivir en su mundo aparte.
Después de comerme mis cereales favoritos, decidí que era el momento de darme una ducha rápida y acercarme a casa de los Cameron. En cuanto terminé y volví a mi habitación para decidir qué ponerme, miré el reloj de mi escritorio: aún eran las diez de la mañana, por lo que suponía que Sarah aún seguiría con Topper, su ''encantador'' novio, así que decidí que lo mejor era aplazar la visita a mi amiga y llamar a Kiara por si tenía un hueco libre para mí dentro de su maravillosa e idílica vida Pogue. No es que la culpara por vernos tan poco, teniendo en cuenta que yo la mayoría del tiempo lo pasaba con Sarah y estaban enfadadas, además de que no me hacía especial ilusión juntarme con Kie si esto implicaba pasar el rato con sus amigos del Arrabal. No me entraba en la cabeza el por qué pasaba tanto tiempo con aquellos tres chicos cuando pertenecían a mundos completamente distintos: mientras Kiara era una completa Kook forrada de pasta (aunque odiara admitirlo), aquellos pogues probablemente no sabrían ni lo que era una ducha.
Sin demorarme mucho más, y con ganas de ver a mi amiga, bajé corriendo las escaleras, cogí las llaves de mi Jeep que estaban en la mesa al lado de la puerta, y fui directamente a la casa de los Carrera. En cuanto aparqué en frente de su casa, pude observar cómo mi amiga me estaba esperando sentada en las escaleras que daban a la puerta principal. Me bajé del coche y me acerqué a ella, intentando contener la risa al ver su atuendo tan... pogue.
- Vaya, yo también me alegro de verte Grace -dijo en forma de saludo, con claro tono sarcástico en sus palabras.
- Lo siento, lo siento -me disculpé, alzando las manos en señal de paz- Pero no he podido evitarlo, ¿tus padres te han cortado la paga y te has tenido que hacer tú la ropa?
- Deja de burlarte de mí -se quejó, levantándose para situarse en frente de mí y darme un pequeño golpe en el brazo del cual me quejé- Que vistas más caro no te hace ser más cool.
- Touché -solté, aguantándole la mirada a Kie hasta que ninguna pudimos más y nos comenzamos a reír por lo imbéciles que estábamos siendo- Te echaba de menos, reina socialista -me sinceré, dándole un fuerte abrazo.
