Acto 1: Recuerdos (Osamu Dazai)

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Al momento de abrir los ojos, lo primero que Poe sintió fue gran dolor de cabeza ¿Qué era lo último que estaba haciendo...?

Lo segundo fueron unas manos heladas acariciando su cabello. Nadie tocaba su cabello. Nadie.

Lo tercero fue una voz extrañamente familiar.

"Oh~ parece que la bella durmiente ya despertó."

A medida que la niebla en su cabeza desaparecía, pudo comprender donde se hallaba. La enfermería de la Agencia de Detectives Armados.

Correcto. Había ido a llevarle un libro a Ranpo y...

¿Por qué ―el hombre al que había reconocido como Osamu Dazai― le seguía tocando el pelo?

"Esto, Dazai-san, si no le molesta...¿podría dejar mi cabello?"

El castaño lo miro como si hubiera dicho algo sumamente gracioso.

"¿Estas seguro de que quieres que te suelte?"

"¿Si? ¿No? ¿Tal vez...?" Edgar estaba confundido. Recordaba que la habilidad del moreno anulaba las de otras personas, pero estaba casi seguro de que la suya no estaba activa, ¿verdad?

El hombre más joven parecía estar divirtiéndose muchísimo con su confusión.

"¿Recuerdas que es lo que pasó?"

"Sólo que un gato negro me maldijo." Bien, dicho de esa manera parecía sumamente ridículo, pero era lo que había ocurrido. "Creo que la habilidad utilizada parecía funcionar cuando su usuario empezó a hablar, pero podría equivocarme."

El castaño tarareo, pensativo, todavía acariciando los mechones oscuros de Poe. A estas alturas ya se había acostumbrado a aquellas caricias, y hasta las consideraba un poco reconfortantes de cierta manera poco convencional.

"Curioso, curioso, querido Poe-san. Ciertamente yo la hubiera llamado la Bendición de Afrodita, pero se puede ver como una maldición también~ " De repente, el moreno quito su mano de los cabellos oscuros y tomo firmemente la barbilla de Poe.

Edgar era alto, siempre lo había sido, pero frente a este hombre apenas más bajo que el se sentía minúsculo.

Su mano delgada acarició con suavidad la mejilla de Poe, acercando su rostro hasta que pudo sentir su aliento a café y menta, y Allan sentía que su alma iba a escapar de su cuerpo porque...

¡¿Acaso aquel hombre lo iba a besar?! ¿Sería de mala educación rechazarlo? ¿O simplemente debería corresponder como si nada? ¿Era esto algo común que hacían los japoneses?

Antes de que pudiera siquiera respirar, el castaño lo había soltado con una risa.

"Bromeo, bromeo~ no eres realmente mi tipo Poe-san ¿O si?." Sonrió con una mirada coqueta que le quitaría el aliento a muchas personas y ¡Ey! Edgar no era ciego.

"Dazai, deja de molestar al paciente." Una agotada Yosano, si Allan no recordaba mal, entró a la habitación. "¿Cómo te sientes ahora? ¿Algún mareo, dolores, comezón, algo fuera de lugar?"

"Confundido, pero fuera de eso, bastante bien."

La bella mujer suspiro, golpeando al otro hombre en la habitación con sus papeles y análisis.

"No se porque me sorprende que Dazai no te haya explicado nada, pero supongo que me toca a mi dar las malas nuevas." Comenzó Akiko y Poe sintió miedo. "Al parecer estas afectado por una habilidad que enamora a todas las personas a tu alrededor, todavía no podemos saber cuál es la máxima distancia. Tienes a Atsushi, Tanizaki y Naomi enamorados de ti. Felicidades, galán."

De repente, Edgar no tenía muchos deseos de dejar la habitación.

"Están esperándote afuera, por cierto, muy ansiosos de saber el estado de su amado Eddy-chan." Dazai intentaba no reír, fallando miserablemente. Al susodicho no le hacía ninguna gracia.

"Si no le molesta que pregunte ¿Por qué usted no parece afectada? Y ¿Cuántos huesos me rompería si salto desde la ventana?" Poe estaba desesperado. Un introvertido como el podía soportar cierta cantidad se afecto diario de sus seres queridos y muy poco de conocidos. Esto superaba todos sus límites.

"Tenemos una salida de emergencia y no estoy interesada en hombres. Dazai puede sacarte mientras los distraigo. Me debes una." Y dejo la habitación elegantemente.

Bueno, al menos Edgar se sintió aliviado de saber que no enamoraría a personas que no se sintieran atraídas por hombres. Ahora si tan sólo el castaño lo ayudara a salir de aquel infierno amoroso...

"Eh, Dazai-san, si usted pudiera..."

"Dejemos las formalidades, Eddy-kun~ llámame Osamu." ¡¿Le había guiñado un ojo?! "Sígueme, es por aquí." Con un movimiento elegante, abrió una puertilla oculta debajo de una de las camillas desocupadas.

Poe se preguntó si seriamente aquel hombre no estaba afectado por la maldición o si sólo era su personalidad así.

Pero antes de dar un sólo paso a aquellas escaleras angostas se dio cuenta de algo.

"¡¿Y Karl?!"

...

Karl estaba asustado. En un momento se hallaba junto a su hermano de dos patas y ahora un hombre de rojo con un cono en la cabeza lo tenía en sus brazos.

Hablaba en aquel incomprensible lenguaje humano y se rascaba aquel pelaje rojizo por debajo del cono negro que al mapache le parecía sumamente apetecible ¿Sería dulce o salado?

Iba a averiguarlo.

...

"Ah, tranquilo Eddy-kun, un nomo pelirrojo lo está cuidando por ahora. Lo recogeré por el camino después de escoltarte a un lugar seguro, al fin y al cabo no queremos que enamores a medio Japón ¿O si?" De nuevo ignoro olímpicamente la definición de espacio personal haciendo algo que Poe estaba seguro los japoneses llamaban kabedon.

Definitivamente su corazón iba a estallar.

"Um, pero Dazai-san ¿Su habilidad no anula los efectos de la mía, o estoy equivocado?" Porque sino ¿Qué sentido tendrían los toques del hombre más joven?

"Aww, Eddy-kun, mi habilidad sólo anula las de el usuario. Al tocarte sólo contrastaría los efectos de la tuya si la estuvieras usando."

Entonces, todas las caricias, todos los toques, todas las acciones del castaño ¿Eran sólo una forma de apareamiento poco convencional?

"¡Puedes decirlo de esa forma si quieres! Oh, Eddy-kun ¡Eres tan gracioso!" Por un mínimo segundo pensó que el hombre de vendas le había leído la mente pero, con verguenza, se dio cuenta de que había expresado sus pensamientos en voz alta.

Maravilloso.

"¡Deje de bromear conmigo, Dazai-san, esto es serio!"

El moreno sacudió una mano como quien espanta una mosca.

"Me estoy tomando esto muy seriamente, Eddy-chan, me ofende que no me des tanto crédito." Hizo un puchero adorable pero Poe ya no caería en esos trucos. Además, Ranpo los hacía mucho más tiernos.

"Perdone la sinceridad pero, si asi se esta comportando seriamente, entonces prefiero que alguien más se encargue de este caso." De preferencia alguien como Yosano que no le gusten los hombres.

En realidad, debería haberle pedido a la doctora que lo ayude, con su aura asesina espantaría a cualquiera que se enamorara de el  y ¿Era tarde para intercambiar a el suicida por ella?

"Que cruel eres Eddy-kun ¡Te demostrare lo serio que me tomo mis misiones!" Y tomando al nerviso escritor de la mano, corrio hacia la salida de emegencia que daba detrás del cafe. "Lo primero es saber si la habilidad afecta a personas que ya estan enamoradas de alguien mas. Y tenemos a un enano perfecto para el trabajo."

Y, aunque la duda de Dazai era muy interesante, algo le decia a Poe que no queria seguir a aquel hombre.

Lamentablemente no pudo seguir sus instintos y se rindio a su suerte.

Después de todo ¿Qué es lo peor que podria pasar?

Lo averiguaremos muy pronto...

¡Por el amor de Poe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora