Poe se hallaba en un perpetuo estado de desconcierto.
En primer lugar, remontemonos a los hechos pasados.
Habia sido arrastrado por Dazai practicante recorriendo todos los rincones de Yokohama, y oh por Dios habia visto a una rata del tamaño de un niño pequeño, solo para encontrar a una persona a la que su guia local llamaba como "enano pelirrojo", "chiquito pero peligroso", "Petit Mafia", "Chibi" y Edgar dejo de contar hasta ahí.
La verdad, no sabia que esperar. Pero sin dudas no era esto.
"Oi, Dazai ¿¡Qué mierda es esto?!" Dijo un hombre hermoso (de nuevo, Poe tiene ojos, gracias) sacudiendo a su preciado Karl que mascaba un sombrero elegante.
"Es claramente un mapache Chibi, ¿Es que acaso tu pequeño cerebro no puede compenderlo?" Se burló Dazai, agachandose para estar a la altura del pelirrojo y aquel hombre no parecía apreciar el gesto.
"Deja las bromas pedazo de mierda ¿Por qué me llamaste para una misión "sumamente importante" solamente para darme a un mapache come sombreros?" Y era mejor que Poe interviniera antes de que el mas bajo se desquitara con su pobre Karl.
"Eh, eso, seria por mi... culpa..." Ah, no habia nada que Edgar odiara tanto como hablar con extraños, sobre todo si eran bellos extraños. Lo cual era casi siempre. Poe apreciaba la belleza ajena ¡No es su culpa que todas las personas fueran bellas!
Por un instante el pelirrojo parecio querer arrancarle la cabeza por el daño a su preciado sombrero pero entonces paso algo que solo podría ocurrir en una novela de romance barata y/o mal escrita.
Sus profundos ojos color océano que aridan de furia se calmaron por completo. Su mirada paso de sorpresa a un sentimiento intenso que Poe catalogo desgraciadamente como amor.
Oh no.
"¿Entonces este animal le pertenece a una criatura tan encantadora como tu?" Era increíble, sino aterrador, como aquella voz amenazante ahora sonaba dulce y melodiosa, afinada para enamorar y seducir al espectador. Y Edgar era un hombre debil.
Y, al parecer, no fue el unico en caer encantado por aquella voz que las sirenas desearían poseer.
"Chuuya." Por una vez, Dazai se veía extremadamente serio y Poe temio por su vida.
No era tan estúpido como para no notar la tensión entre aquellos dos hombres y pensar "No, definitivamente no están enamorados. Seguro son dos buenos rivales." Ahora se había metido abiertamente entre su relacion pero ¡Ey! ¡No era su culpa!
Afortunadamente el pelirrojo, que ahora sabía se llamaba Chuuya, parpadeo como sacado de un trance y volvio su mirada a su presuntamente amante.
"¡¿Qué quieres ahora, bastardo?!" Contínuo como si nunca le hubiera hablado a Poe en primer lugar. No sabía si sentirse aliviado o insultado.
"Aww, ChuuChuu, me duele que me trates asi, incluso cuando me tomo la molestia de conseguir una excusa para verte ¿y asi me lo pagas?" Lloraba el moreno como si hubiera planeado horas y horas sobre como reunirse con su pareja cuando solo se habia aprovechado de la inconciencia de Poe.
"Si, si, dicelo al tigre de la Agencia por ahí el si te cree tus estupideces, Dazai." Y deposito a su aterrado e inocente Karl en los brazos poco confiables del castaño. "Toma, no lo quiero ver nunca mas de ser posible. No soy niñera ni de personas ni de animales ¡Y no me vuelvas a llamar si no es algo urgente!"
Y se marcho ignorado a Dazai que lloriqueaba diciendo cosas como "¡¿Chuuya rechazó a nuestro hijo?!" Y "No te preocupes pequeño Osamu II, tu y yo seremos una feliz familia, lo prometo."
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¡Por el amor de Poe!
FanfictionEdgar Allan Poe era sólo un tímido escritor que deseaba encantar a su rival, ¡No enamorar a cada persona en un radio de 500 metros! Atrapado entre confesiones, celos y cartas de amor ¿Podrá Poe resolver este misterio? ¿O será conquistado por aquell...