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Semi-AU

Yuzuhacentric

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En mi paso por la adolescencia, he deseado muchas cosas.

Que mi padre dejaré de ser un ausente.

Que mi hermano mayor Taiju dejará de manifestar su impotencia y tristeza con violencia.

Que mi madre volviera a abrazarme.

Que todos dejemos los problemas internos atrás y seamos felices.

Y la lista seguía... Y seguía...

Pero...

Nada funcionaba para que volviéramos todos a hacer felices.

Y luego...

Luego lo pensé muchas veces. No les voy a mentir.

Cuando me senté en el borde de la azotea de mi escuela.

Cuando me quede mirando la punta filosa de un cuchillo mientras preparaba la comida.

Cuando me quede ida al inicio del rellano en lo alto de las escaleras.

Cuando buscaba algo para mi padre y daba con un frasco entero de pastillas entre sus cosas.

Porque...

Cada vez me sentía más, y más, y más hundida.

Y en lo solitario de mi habitación, siempre a tan altas hora de la madrugada, la muerte resultaba cada vez mas tentadora, cuando se presentaba en mi habitación como una amiga. Extendía su mano cálida y me susurraba al oído la maravillosa solución a todos mis problemas.

Y yo...

Yo siempre estaba a punto de rozar mi mano con la suya, desesperada. Aunque veía sin ver donde ya no era cálida ni amigable, si no helada y huesuda cuando veía con hambre que estaba a punto de caer por ella.

Pero solo a penas un segundo de tocar su mano, ella llegaba. La presencia de mi madre llegaba, como un espíritu guardián.

Y la recordaba, tan cálida, segura y protectora. Y con sus recuerdos, me hacia recular y sentirme agradecida, por haberme ayudado aguantar otro día más viva. Así sea como una sensación efímera.

Por que luego que su presencia desaparecía, era inevitable no abrazarme a mi misma con mis fríos y flacuchos brazos, sintiéndome por horas enferma y culpable por haber querido tomar la solución mas fácil y no pensar en mi hermano pequeño, al que dejaría solo y quien mas me necesitaba en esos momentos.

—¿Yuzuha?

Alzo la mirada y me quito los audífonos. Mitsuya Takashi se encontraba frente a mi y sobre su moto. Y es cuando me doy cuenta que me he quedado en medio del pavimento, cerca de mi casa, pensativa, con miedo de otra noche en donde la muerte es cada vez mas tentadora y la voluntad de mi madre es cada vez mas débil.

—¿Estás bien?

Fuerzo una sonrisa.

No.

—Si. — digo, aun sin verlo del todo.

—¿Segura?

—¿Vienes a buscar a mi hermano? — Guardo los audífonos en mi bolso y finalmente le doy la cara a Mitsuya. Lleva el uniforme de Toman, y recordé que Hakkai me comento sobre que esa noche tendrían otra reunión.— Se quedo un poco mas de tiempo en la escuela. Actividades de club.

—...

La mirada que me dedica Mitsuya me pone nerviosa, él parecía querer asegurarse si en verdad estaba bien. Mitsuya siempre había sido así, desde que Hakkai me lo presentó. Era muy benevolente, considerado y amable. Para mi, Takashi siempre había sido ese tipo de persona que sabe ver todo lo que te acongoja antes de que puedas ocultarlas.

Desvió mi mirada ante que él pueda verlas.

Odiaba el pensar que otros pudiera ver dentro de mi, y descubrieran tan fácil mi vulnerabilidad. Mis debilidades.

Lo escucho carraspear y lo miro de reojo.

—Hakkai debería ya arreglar su moto, no puedo estar siendo su chófer, suficiente tengo con Mikey que no ha arreglado tampoco la suya.— Y me sonríe de lado, para que yo vea que solo bromeaba. Me mira entonces con aquella sonrisa amplia, donde muestra todos sus dientes — ¿Quieres dar una vuelta mientras tanto?

—¿En tu moto? — La miro nerviosa. Nunca he ido en moto, la verdad, me da miedo.

El ríe.

—No pensé que te dieran miedo, no tenía ese perfil de ti Yuzuha.

Le miro ofendida ante su burla.

—¡Oh, Cállate!

Entonces él me extiende su mano, y yo la miro dubitativa.

—Vamos, será divertido.

—No sé.

—Puede parecer loco, pero cuando voy en mi moto, me siento más libre. Siento que todos los problemas se van, así sea por un momento. Pero mejor un momento que nunca ¿verdad? — Mojo mis labios y vuelvo mi mirada sobre Mitsuya, su sonrisa era cada vez mas cálida y siento como sus ojos lavanda llegaron hasta mi interior, y contra todo lo que pensé; me hizo sentir segura y ansiosa por aceptar su invitación. — Quiero que la conozcas, compartir contigo esa sensación, Yuzuha.

—Mitsuya... — El extiende más su mano hacia mi.

Y antes de poder detenerla, mi mano —como si tuviera vida propia— se alza, hasta finalmente rozar con la de él.

Me sonrojo y él me ayuda a montarme en la moto.

Al quedar detrás de él una vez montada miró su espalda, sintiéndome aun confundida por la idea de andar en motocicleta ¡Donde diablos pongo las manos! Y entonces las coloco en la parrilla atrás, aunque no muy convencida.

—Puedes agarrarte de mi cintura — me invita él mientras encendía el motor.

—No creo vaya a ser... — pero no logro terminar y doy además un pequeño grito del susto y la impresión, porque Mitsuya arranca sin avisar y al final, asustada, termine pasando mis brazos por su cintura.

Escucho su risa contagiosa en el aire y hago morros. Pero ya me la cobraría, algún día.

—Cierra los ojos Yuzuha, deja que llegue a ti.

No se a que se refiera, pero por instinto, cierro mis ojos.

Y entonces, detengo todo pensamiento, porque lo siento.

Ahí, justo ahí, cuando pasábamos por debajo de un puente, con el viento rozando mi cara y agitando mis cabellos y el ruido de la moto inundando mis oídos, lo siento.

Mis ojos se cristalizan y me empiezo a sentir débil, como si una gran carga se hubiera evaporado de mis hombros, y entonces, no pudiéndome sostenerme más ante aquella sensación, coloco mi cara sobre la espalda de Mitsuya.

La idea de la muerte esperándome esa noche se aleja por primera vez en mucho tiempo.

Y antes de poder evitarlo, lloro, las lágrimas caen ante el inmenso alivio que siento.

Por sentirme a salvo, aunque sea por un momento.

Y mi rostro enterrado en la espalda de Mitsuya durante todo el viaje. 

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Mientras escribía este drabble, escuchaba esta canción "Kaleo - Way Down We Go"

Bittersweet 🍯🍊 Vol.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora