capitulo siete: "soy egoísta y no la quiero dejar ir"

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Luz

Acabo de llegar a mi casa, después de un día viendo las clases extras a la que mis padres me obligan ir.

Abro la puerta de la casa y se siente el silencio y soledad, son las seis de la tarde así que aún no oscurece por completo, enciendo las luces, y colocó las llaves en su lugar, me dirijo a la cocina, abro el refri y solo esta la comida dietética que mi madre me obliga a comer, lo cierro al notar que no hay nada que me apetezca.

Busco el celular en mi bolsillo, entró a la aplicación de comidas y envíos y pido una pizza de tres quesos, tocino y maíz, mi favorita, y claro una gaseosa grande de limón, dejo el celular en la isla de la cocina al terminar de usarlo y me dirijo a mi cuarto.

Al llegar a mi cuarto veo el atardecer colándose por mi ventana, es tan hermoso, sus colores amarillos, naranja y rojos al juntarse, hacen la unión perfecta digna de una obra de arte.

Después de unos segundos admirando el atardecer, decido quitarme mis zapatos, estoy tan exhausta que me los quito con los pies, al quedarme en medias decidí despojarme de mi ropa, pero el cansancio me gana y me dejo caer en la cama.

Con mi mirada puesta en el techo, veo como los colores que pintan el atardecer adornan el techo blanco de mi cuarto, estiro los brazos para poder tocarlos, y aunque no alcance siento que toco cada uno de ellos, que sus colores son cálidos y en ellos me puedo perder, pero solo dura unos segundos, desaparecen, así como todo en la vida, lo bueno y bonito no dura para siempre.

Me encuentro sola en mi cuarto, viendo como la oscuridad de la noche se filtra por mis paredes, mi piel se siente fría, ya que tengo el uniforme de natación un poco húmedo, quiero levantarme y despojarme de el, pero no tengo ganas, toco el mono que tengo puesto, buscando mi celular, pero recuerdo que lo deje abajo, sin esperanzas de un mensaje o llamada, ¿para qué lo tendría encima?.

Estar sola es algo al cual me he adaptado, tener padres ausentes, una hermana que te humilla cada vez que puede, y amigos de ha rato, que terminan traicionandome, te preparan para que la soledad sea tu único acompañante, y saber que esos abrazos que tanto necesitaba, nunca los recibiré; me muevo entre las cobijas, al recordar cada intento que hice para ser "mejor", nada es suficiente, nunca eres el numero uno, nunca eres mejor.

Este sentimiento que tanto odio me invade, la tristeza siempre ha sido mi acompañante, pero este tipo de tristeza no es esa en la que derramas lágrimas, o los sollozos adornan el silencio, no, este es el tipo de tristeza en la que solo te acuestas en la cama, tu mirada está perdida , y parece que no hay nada dentro de ti, no sientes nada, y existes porque no hay de otra.

El silencio en el que estaba, ha sido interrumpido por el timbre de la casa " Mierda el de la pizza" salgo de la cama, y bajo corriendo las escaleras, resbale en el último escalón, y casi me voy de culo por andar en medias, camino apresurada a buscar la pizza, pero al abrir la puerta me sorprendo, no es el chico de la pizza el que está ahí, es Axel, sus ojos verdes lucen más oscuros, y con la misma ropa de ayer, desde donde estoy percibo el olor a alcohol y por lo inestable de su postura noto que no está en sus cinco cabales.

—Hola niña—arrastra cada palabra como si el hablar se le hiciera complicado

—ruedo los ojos al escucharlo decirme niña, pero pelear con él en estos momentos no es lo que más quiero—¿Qué haces aquí Axel?

—estaba por aquí cerca, así que decidí venir a verte— cada palabra la arrastra 

— veo detrás del él y veo la moto mal aparcada en enfrente de la casa— ¿viniste en la moto alcoholizado?— la preocupación empezó a llenarme

— si— sube sus hombros restándole importancia, y me da una pequeña sonrisa— pero me voy no quiero molestarte— al darse la vuelta casi se cae

La vida no es de color Rosa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora