Capitulo ocho: Mi niña

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Luz

Me despierto  por el estúpido sonido de la alarma de mi celular, veo la hora en la pantalla, marca las nueve de la mañana del domingo, maldito domingo, ¿Por qué maldito?, simple, avisaba que la vuelta a clases esta muy cerca, no tengo ganas de volver a verle las caras a los ineptos sin cerebro de mi secundaria, además han pasado días desde la última vez que vi a Axel, es como si la tierra se lo hubiera tragado, ni siquiera vino a buscar su moto, solo mando a un chico que supuestamente es su amigo, y digo "supuesto", porque no podía entender como alguien soportará a Axel.

Veo mi reflejo en la pantalla, doy asco, pero me importa un carajo, ninguna chica luce espectacular y radiante un domingo por la mañana, solo las que tienen brillantina en el Culo son las que lucen perfectas, aquellas que el supremo las bendice, con piel perfecta, cuerpo perfecto y vida perfecta, el supremo las crea a través de sus lágrimas, en cambio a mi me creo a través de su Mierda.

Me levanto de mi cama con las pocas ganas que tengo, me cepillo dos dientes y aun en pijama bajo a la cocina,al llegar, pues estoy sola, ni me sorprendo, mis padres aun no han llegado, ni me han escrito, no es que me importa, pero ya el silencio me esta perturbando, creo que en el momento que le haga una cara a un balón, sabré que estoy al limite de mi cordura, o de la poca que me queda.

El no saber de Axel raramente me esta preocupando, no entiendo  porque me preocupa si esta claro que Axel puede derribar a una persona con un solo golpe, pero es obvio que me  preocupe, si me importa , ¿ me importa?, ¡ Claro que te importa estúpida lo besaste!, eso no significa que me importe, pero ¿a quien quieras engañar?, obvio que te importa— agito mi cabeza, para alejar la estúpida conversación que tengo conmigo misma— Si Axel decidió irse sin dejar rastros, es su problema, al final no estaría persiguiendolo, ¿o si?

El día ha transcurrido con normalidad y aburrimiento, son las ocho de la noche, después de darme una ducha y colocarme otra pijama infantil, me ubico en la sala, frente al gran plasma, dispuesta a ver mi serie favorita, the walking dead, los zombies son algo a lo que siempre les he temido, pero como toda chica soy masoquista, y un día la vi y quede encantada, claro que verlos en la tv es una cosa, y que aparezcan en la vida real es otra, se que si pasara eso, seria la primera en morir y no a manos de los zombies, yo misma acabaría con mi agonía y me mataría.

Coloque unas almohadas en el piso y me senté, dispuesta a ver la aclamada y esperada serie, esta comenzando cuando escucho sonar el celular, cuando lo tengo en mi manos veo en la pantalla el numero de Axel, mis manos empezaron a sudar y aunque me alegra que me llamé, pues nada solo me alegra y ya, no tengo que engañarme.

—Le contesto la llamada—¿Aló?—trato de sonar calmado

—Quiero verte— Suena agitado—¿ Puedo verte?

—¿Te paso algo, estas bien?— El estar calmada y fuerte se fue al carajo, Axel está mal y eso lo sé

—Solo quiero verte—Su voz es casi como un susurro

—Ven a mi casa— Se que no soy tan fuerte , pero no me importa

—Ven a la puerta— colgó

¿Esta en la puerta?, bueno que no cunda el pánico, Axel está en la puerta tras días desaparecido, solo lo escuchare, y después me escuchara.

Me levanto del suelo, miro mi vestimenta, ¡estupendo!, luzco una pijama amarilla de estrellas, con mis pantuflas blancas, días sin ver a Axel y me va a ver así, bueno no es que no me halla visto antes así, al menos me había duchado.

Me dirijo a la puerta, aunque dudo unos segundos, la abro, al abrirla me encuentro a Axel, mierda olvidaba lo guapo que es, luce un pantalón corto negro y una camisa blanca de mangas cortas, que hacen lucir sus tatuajes, podría comérmelo con la mirada siempre, pero al ver su rostro, todo cambia, en su ojo izquierdo un gran moretón lo cubre.

La vida no es de color Rosa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora