Capitulo trece: esa falda es muy corta

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Luz

Me despierto una hora antes de ir al colegio, para poder visitar a mi padre al hospital.

Me coloco mi uniforme, tomo la mochila con las cosas viendo a mi alrededor a ver si se me pasa algo importante—pasando por alto lo torpe que soy— me caigo de culo con todas las cosas que dejo regada por el suelo.

Me levanto sacudiendo mi falda, dejando partículas de polvo en el lugar, emprendo mi camino hacia la cocina, cierro mi cuarto y corro en dirección a las escaleras, llego abajo, las ganas de comer desaparecieron hace un rato, así que paso el desayuno.

Salgo de la casa y tomo mi camino hacia la parada de bus, para tomar la ruta.

Llego al lugar me siento en la banqueta a esperar el primer bus que llegue, pensé que iba a estar sola, ya que es muy temprano, pero como todo en la vida, estuve equivocada.

Veo a cuatro hombres acercarse a mi, un poco mayores que yo y por su manera de andar muy pasados de copas, estos hombres se acercan a mi entre murmuró y risas, me digo mentalmente que no debo perder la compostura, de que el bus llegara en menos de lo pensado.

Pocos lados faltaron para que estos hombres estén a mi lado, y mi nerviosismo empiece a actuar.

—¿qué haces aquí tan sola lindura? — me dice uno de ellos algo bajo y calvo

—No prefieres nuestra compañía—me dice otro, corpulento y de ojos grises, mientras pasa por atrás de mi tocándome el Cabello

—Solo espero el bus, y no quiero compañía—trato de sonar lo mas calmada posible

—No tienes porque tratarnos así, solo queremos ayudarte—dice uno, flaco y Moreno sentándose a mi lado

—No deberías de salir con una falda tan corta—Dice el ultimo, bajo y regordete tocándome la punta de mi falda.

—Si, no deberías de salir así, incitando a los demás—dice él Moreno

—Es mi uniforme—digo apretando mi falda a las piernas—Y no estoy incitando a nadie, ustedes están mal, al pensar que lo hago, por solo usar falda—Ya mi indignación me esta llenando

—No creo que deberías hablarnos así—Me dice él corpulento acercando su cuerpo al mio—además tu y tu cuerpo esta gritando que te toquemos—me toma de las manos presionandolas al banco

—¡Suéltame por favor!— He pasado de la indignación al susto en menos de un minuto

—No estamos haciendo nada pequeña—me dice al oído el bajito—Aún.

Una lágrima escapa de mi ojo, estos tipos van a abusar de mi en plena Luz del día—¡Suéltame, Suéltame!—empiezo a gritar lo maa fuerte que puedo, pero gritos son en vano.

El Moreno se acerca a mi odio y empieza a pasar su lengua por ese lugar, su aliento olor a alcohol casi me hace vomitar, siento como el bajito tiene su mano en unas de mis rodillas y la trata de subir—¡No,no Noooooooo,por favor no!— Entre gritos y pataleo los trate de detener, gritando y luchando con todas mis fuerzas, hasta que sentí, él corpulento que está arriba de mi deteniendo mis manos y mi cuerpo me da una cachetada,un gran golpe, sentí mi quijada romperse, y mi alma también.

—Si no quieres que pase a peor mejor cállate— me dice él corpulento

A pesar de que el golpe,me hizo salir del sistema por unos segundos, no me iba a detener, no dejaría que estos tipos, hicieran lo que quieran conmigo.

Empecé a patalear mas fuerte a gritar con todas mis fuerzas—que te calles— otra cachetada, sentí la mano de alguien más cerca de mi intimidad y pensé que todo estaba acabado.

La vida no es de color Rosa (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora