14 |Marchita|

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Miles de criaturas Geralt había visto pasar por el mundo y alimentarse

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Miles de criaturas Geralt había visto pasar por el mundo y alimentarse. Algunas hacían ruidos horripilantes mientras mascaban, se llenaban la boca de posquería y escupían mientras trataban de tragar... Como Jaskier.

Y otras, a pesar de lo asquerosa que fuera su comida para el ojo del brujo, lo hacían con cierta gracia y elegancia dignas solo de la princesa más delicada del mundo... Como Love.

Ahí estaba ella, la encantadora musa de vestido de encajes rojos y negros, sentada sobre su alfombra grácilmente, acomodando uno de sus tobillos sobre el otro como si esperara que un día de campo o fiesta del jardín iniciara, pero la cena ya estaba servida ante ella y resultó ser su prometido, el cual comía pedazo tras pedazo mientras veía al brujo a los ojos.

Hacía muecas cada cierto tiempo, pero más cuando se topaba con algo difícil de morder. Minutos antes se había terminado la carne de la parte inferior de la pierna y dejó caer el hueso despreocupadamente mientras hacía expresiones similares a las que hacen las personas cuando la cena que piden no les gusta.

Luego se topó con un cartílago y lo escupió hacia un lado, solo en ese entonces perdió la gracia, pero a los ojos de Geralt ese había sido un gesto espectacular, que demostraba que bajo toda esa fachada y obsesión de pulcritud había una mujer real.

Bueno... Algo así, porque la "mujer real" seguía mascando al rey de un poblado entero mientras batía sus pestañas cada cierto tiempo, luciendo coqueta a pesar de tener las mejillas cubiertas de sangre ajena.

—¿A qué sabe? —Finalmente el morbo le ganó.

Love no era una mujer sencilla, así que interpretar sus expresiones podía catalogarse como una de las tareas más difíciles a las cuales se había enfrentado el brujo. Cada tantos minutos la expresión apacible de Love mientras comía cambiaba a una mueca, fruncía el ceño como si no le gustara y seguía comiendo como si nada poco después. Se detenía cada cierto tiempo para decir una que otra tontería banal y seguía su labor de alimentarse después de que Geralt le daba una respuesta silenciosa.

>>—¿Vas a comértelo todo? —La pregunta al haberla dicho en voz alta le sonó estúpida (no entendía muy bien la razón) y algo cruel, pues se trataba de un ser humano, pero... ¿Qué diferencia había entre ver a una mujer comer un cerdo y ver a otra comer a su prometido? La diferencia más básica radicaba en que a Geralt le divertía ver el rostro horrorizado del hombre, como si aún en muerte supiera que su querida prometida lo mancillaba.

—Tengo qué, no hay manera de conservarlo. —Bueno... Sí había en realidad, pues después de todo era carne y no se diferenciaba mucho del cerdo, tal vez un poco del tamaño, pero la obesidad de un cerdo promedio comparada con el esbelto rey compensaba. —De una forma discreta. —En eso tenía razón, pues para mantener la carne fresca tendría que llevarlo a una habitación especial (la única que conocían ahí estaba en la casa del carnicero del pueblo), cubrirlo de sal y darle otros tantos cuidados que la delatarían, pues empezaría el acto teniendo que arrastrar al rey fuera del palacio. —Y tengo mucha hambre, no había comido en semanas. —Bajó la mirada y haciendo más muecas regresó a su... ¿Festín?

Moonlight {Geralt de Rivia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora