12 |Una historia sangrienta|

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—¿No crees que alguien podría encontrar al rey degollado en ese lugar? —Preguntó el brujo a Love, que estaba cubriéndose con la enorme capa de él para que no la reconocieran

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—¿No crees que alguien podría encontrar al rey degollado en ese lugar? —Preguntó el brujo a Love, que estaba cubriéndose con la enorme capa de él para que no la reconocieran.

Su sala estaba dotada con un espacio de aseo, en la cual había variedad de frascos con esencias aromáticas y un pequeño jarrón con agua en la cual pudieron enjuagarse la sangre, pero ver salir a la novia con el brujo invitado causaría revuelo y ya tenían demasiado con haber dejado al rey muerto cubierto por un pedazo de tela.

—Tal vez, pero te culparían a ti, no a mí. —Bromeo ella con la cabeza abajo mientras pasaban al último conjunto de guardias que vigilaba y como todos vieron que el brujo se marchaba sin forzar a su acompañante, no les interesó lo que hiciera. —Esa sala es solo para mí, fue un regalo, nadie más tiene derecho de entrar.

—Él entró.

—Y mira como terminó. —Love movió un poco la capa y el brillo de sus ojos llamó la atención del brujo, pues conforme se acercaban al bosque, donde la luz de la luna era más intensa, más azules lucían.

—¿Cómo el ultimo que no te pagó? —Le siguió la broma y ella hizo lo mismo que él segundos atrás: observar el brillo tan curioso de sus ojos azules.

—Eres tú y voy camino a bosque contigo.

—Sabes a qué me refiero.

—Entonces sí. —Hubo cierto orgullo en lo que dijo y Geralt no lo pasó desapercibido, pero eso no le impidió bajar primero la pequeña pendiente que había en la entrada del bosque y tenderle la mano para darle apoyo, pues ese voluminoso vestido combinado con la capa la habrían hecho caer en cuestión de segundos. —Era un bruto que después de servirse en mi negocio quiso pasar a catar a una niña que tristemente pasaba por el lugar. —Love le sujetó la mano y Geralt con poco esfuerzo le ayudó a bajar. —Es de los pocos que no lamento.

—¿Y los que sí lamentan?

—Estaban en el lugar equivocado cuando yo tenía hambre. —Y retomaron el paseo por el bosque, pero en ese momento no se soltaron las manos.

Era algo extremadamente cursi para los dos, pero se sentía curiosamente bien.

—¿Y los comes por...?

—Porque si no lo hago me muero, así de simple. —Ya cansada de que las telas se interpusieran en su caminar, soltó la mano del brujo, detuvo el paso y de un tirón se quitó la capa para dejarla caer sobre la madreselva, se inclinó hacia adelante y desgarró la falda. —Ya no lo quiero hacer más, además que ya no está dando los resultados que debería, el tiempo se me está acabando.

—Habla claro. —Ordenó, preocupado por la última parte.

Love no se dignó a verlo, solo siguió con su labor de tirar capa por capa hasta que finalmente sus rodillas quedaron expuestas. Geralt la vio, con el vestido desgarrado y las mejillas teñidas de un curioso rojo que no se pudo quitar solo con agua, pero que emulaba un leve sonrojo. Estaba tomando cierto aire diabólico y perdiendo la ternura, pero nunca el encanto.

Moonlight {Geralt de Rivia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora