Heartstrings - Cuerdas del corazón.

Capítulo trece: Diagnóstico final.

Hay tanto movimiento en la sala, que resulta molesto. Las enfermeras se mueven de un lado a otro y las voces de mis acompañantes se mezclan haciendo que la cabeza me de vueltas.

-Tienes que estar tranquila, hija. Todo va a salir bien y te estaremos esperando...

-Mi bella, eres tan fuerte como tu madre, lucha hasta tenerte de vuelta aquí, tienes que tener fe en que todo saldrá bien y...

-Anna, todos estaremos aquí cuando regreses, tienes que ganarle a toda esta basura y demostrar que todavía te falta mucho por vivir, tienes mucho que concretar... eres una de las mujeres más fuerte que he conocido y necesito más que nunca, que ahora, lo demuestres...

-Hija, por favor tienes que mejorar para que vayamos a casa, nos tenemos sólo a nosotros dos y no soportaría perder a mi pequeña estrella. En todo momento le pediré a tu mamá que te ayude mientras estés dentro y no dudes que estaré en todo momento aquí. No me moveré, por favor lucha con todas tus fuerzas.

Escucho todas sus voces mezcladas mientras caminan a mi lado rumbo a pabellón, no dudo que estoy asustada y nerviosa. Es una operación de alto riesgo y no hay un diagnóstico claro de lo que pasará ahí dentro.

Lo último que escucho en un "Te amamos" por parte de mis acompañantes. Entró a una sala y hay muchas personas con batas verdes, mascarillas y gorros. Hay unas luces muy fuentes que me encandilan y tengo que parpadear reiteradas veces para acostumbrarme.

-No me quiero morir -susurro.

No puedo evitar que por el susto caigan lágrimas por mis mejillas.

-No te preocupes, Anna. Todo saldrá bien y en unas horas mas estarás de vuelta con tu familia -dice un cirujano con tono tranquilizador.

-¿Hay alguna probabilidad de que salga mal?

Nadie responde a mi pregunta y se dedican a hablar entre ellos. Cuando ya están listos para empezar, una mujer camina hasta estar a mi lado.

-Ya vamos a comenzar, voy a contar de diez a uno y al terminar estarás dormida ¿Está bien? Confía en nosotros, haremos todo lo que este en nuestras manos para que salgas de aquí sana y salva, Anna.

La quedó mirando y coloca su mano en un cilindro de metal. Arregla mi mascarilla y luego habla dándome una indicación .

-Respira profundo y trata de relajarte. Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco.

Cuenta paulatinamente y yo cada vez siento mas sueño, sus caras comienzan a verse borrosas y el sonido se escucha amortiguado. Mis párpados cada vez se sienten más pesados y comienzan a cerrarse, a pesar de que trato de mantenerlos abiertos.

-cuanto, tres...

Y eso es todo lo que escucho antes de dar la pelea final contra la muerte y mi enfermedad.

Mientras los minutos transcurren en pabellón la familia de Anna no deja de moverse en el exterior, el padre camina de un lado a otro por la ansiedad de que el tiempo pase lo más rápido posible. Se siente completamente inútil por no poder ayudar a su pequeña en la lucha que tiene que enfrentar completamente sola. Gabrielle se sienta y se apoya contra la pared mientras sus ojos se llenan de lágrimas, no puede evitar visualizar a la madre de la joven y su vitalidad tan característica, si duda Anna saco la mayoría de los genes de ella, desde el carisma hasta el físico. Recuerda cada momento vivido con la joven y como la cautivaba su impresionante e innato talento. Esa pequeña niña no sabe cual es el grado de cariño que la veterana mujer siente por ella, la ha llevado a considerar su propia nieta.

Y el chico que logró cautivar el corazón de la inexperta Anna. Se sienta al lado de Gabrielle mientras juguetea con sus dedos y su cabeza se llena de recuerdos. Sin duda es una mujer maravillosa y necesaria para su vida, sin duda lo que siente por ella es amor. Recuerda con nitidez su sonrisa, jovialidad, ternura y la pureza que hay en ella. Sin duda no quiere dejarla, necesita tenerla cerca en cuerpo y alma.