redecorate || james potter

‎‎‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‎‎‏‏‎004. garrapata

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎—¡BUENOS DÍAS!

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎—¿Se puede saber qué carajos estás haciendo aquí?

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎—Acompañarte a clases, obvio.

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎Okay, primero que nada, toda esa situación era culpa de Charlie.

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎Lo era, porque al principio James se contentaba con amenazar a Ashton Martin e incluso delatarla si era necesario. ¡Pero no! ¡Charlie tuvo que aparecerse una tarde en su sala común pidiéndole con ojitos de cachorrito que no dijese nada! ¿Cómo carajos iba a decirle que no? Como el buen hermano que era, tuvo que reordenar sus cartas. Si su hermanita estaba en el juego, no podía simplemente soltarle la sopa a todo el mundo: esa sería la última palada para enterrar su decadente relación con ella y ganarse el título de rata soplona de por vida. Su plan estaba en jaque y para ratas ya tenían a Peter. En esa situación, tenía que ser astuto. Como un ciervo (¿entienden?)

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎El dilema rondó su mente un par de días, pero al igual que en todos los momentos importantes de su vida desde sus once años, la solución le llegó de la mano de los merodeadores. Estaban los cuatro escondidos bajo la capa de invisibilidad, colocando bombas apestosas bajo la alfombra de la sala común de Slytherin cuando Remus tropezó y tumbó a Sirius que arrastró la capa y pateó a Peter que cayó encima de James, dejándolos al descubierto en medio de la sala común de los castrosos de Slytherin.

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎Esa tarde terminaron con hechizos hasta en el culo y con una detención de dos semanas. Cuando debatían civilizadamente (que era más como discutiendo— a gritos) las muchas razones del porqué la broma había salido mal, Sirius se excusó diciéndole a Peter que «no podía hacer absolutamente nada bien si estaban todos pegados a él como unas malditas garrapatas», lo cual era gracioso porque Sirius sí sabía lo que se sentía tener garrapatas y entonces... 

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎¡Chin!

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎Algo se encendió en el cerebro de James, y decidió, por Godric y por la patria, que si lo que tenía que hacer para paliar la "situación" era ser una garrapata, sería la mejor. Lo cual nos lleva a ese viernes por la mañana. James se despertó extra temprano, se aseguró de aplastarse el cabello lo más que pudo con un montón de gel que le robó a Sirius y partió lento pero seguro a cumplir su deber como el súper guapo millonario de buen corazón que era, como ese tipo... el superhéroe de los cómics de Remus. Bate-man o algo así.

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎James podría ser el Garrapata-man.

‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎ ‎‏‏‎—No, gracias. Paso —contestó Ashton Martin, y empezó a caminar, dejando a James parado hablando solo frente a la puerta de la sala común de Hufflepuff.