haunted by a couple big mistakes,
she covers all the dents with the way she decorates
!!!!!TEMAS SENSIBLES. POSIBLES TRIGGER WARNINGS: ABUSO DE DROGAS, ALCOHOL, DEPRESIÓN, PENSAMIENTOS INVASIVOS. LECTURA BAJO DISCRECIÓN PROPIA!!!!!
JAMES POTTER
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ASHTON ANDABA EN UN GLORIOSO subidón de adrenalina.
Y no se debía solamente a que las ventas se habían disparado hasta el cielo (había algo en ese secretismo que atraía demasiado a sus compradores), sino también a esa extraña sensación que le embargaba el hecho de caminar por los pasillos de la escuela con la certeza de que le había visto la cara a James Potter (aunque tampoco era particularmente difícil engañar a Potter— especialmente teniendo en cuenta que era un tonto de primera)
Okay, okay, de seguro están pensando: «¡Ashton, maldita bestia sexy sin palabra! ¡Se lo juró a James con una promesa de dedito!» pero hey, lo que ustedes no saben es que ella cruzó los dedos. Era una laguna legal en las promesas.
El último par de semanas habían sido maravillosamente liberadoras. Aunque al principio James seguía rondando con toda su James-sidad alrededor de Ashton, pronto, al darse cuenta de que ahí no volaban ni las moscas, retomó su rutina (que consistía en acosar a Evans y agregados varios). Charlie, como la genial mejor amiga hija de afrodita dueña del sol que era, aceptó hacer de chivo expiatorio, reteniendo a James todo lo que pudiese mientras Ashton hacía las entregas cada miércoles y jueves por la tarde, y como esa fue la pieza que terminó por completar el rompecabezas, estaban seguras de que no había forma de joder eso, así que todo parecía ir relativamente bien.
Hasta que esa noche llegó y todo empezó a ir relativamente (totalmente) mal (otra vez!)
Puntualmente a las 5:59 de la tarde, Charlie fue a detención. Esa era la señal de Ashton para empezar con las entregas, y como ya estaba por ahí, empezó por la sala común de Hufflepuff, dejando un poco de pasto aquí y allá. Los Hufflepuff no solían alocarse demasiado a menos que fuesen ocasiones especiales, preferían relajarse un poquito e ir con cosas más naturales que ellos mismos cultivaban en secreto tras los invernaderos. Bastante genial, si se lo preguntaban a Ash, pero bastante malo para el negocio.
Con las cuentas ajustadas en Hufflepuff, Ashton partió hacia la sala de Ravenclaw. Adrien Belby le esperaba frente a la puerta, listo para contestar el acertijo por ella (y quizá a agarrar una bala con la boca, si Ash se lo pedía.)
La sala común de Ravenclaw era la favorita de Ashton, de entre todas. El techo abovedado estaba pintado de azul oscuro con brillantes estrellas, y los sillones ubicados en forma circular alrededor de una gran alfombra del mismo color de la techumbre estaban forrados de un terciopelo suave y delicado. En las paredes, al lado de las grandes ventanas que daban la visión de casi todos los terrenos del colegio, se encontraban colgados un montón de galardones, títulos, reconocimientos importantes y fotos pertenecientes a los estudiantes que llegaron a pasar por la casa. Ashton solía mirarlos detenidamente mientras esperaba el pago por sus entregas, y para entonces ya se sabía la mitad de los nombres de los que ocupaban esas paredes: Rotherhide, Flitwick, Bamford, Cadbury, Williamson...