Capitulo. 7🪷

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El camino estaba siendo muy silencioso, no es como que no estuvieran acostumbrados, era normal, pero está vez era diferente a decir verdad, después de lo que pasó, Dazai paro en un semáforo y cerro sus ojos un momento, Chuya aprovecho eso para hablar

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El camino estaba siendo muy silencioso, no es como que no estuvieran acostumbrados, era normal, pero está vez era diferente a decir verdad, después de lo que pasó, Dazai paro en un semáforo y cerro sus ojos un momento, Chuya aprovecho eso para hablar

—Sobre lo de antes...

—Olvidalo

—Pero...

—No puedo hacer algo que tú no quieres, lo acabo de intentar, quería hacer las cosas bien y lo arruine, se que el matrimonio es solo por conveniencia, pero quiero llevarme bien contigo, pero ya no importa, como dije no necesitas ir a la gala

—Ya hemos comprado varios trajes

—Puedes quedartelos, son tuyos y te quedan bien, puedes usarlos en otra ocasión, pero como dije no te obligare a nada

—No debes preocuparte por mi...

—Lo hago porque estamos casados, serás mi compañero para lo que resta de mi vida... Y por qué a pesar de todo puede que me estuvieras cayendo bien, a pesar de nuestras diferencias

—¿Enserio?

—No

El pelinaranja no se resistió y se le fue enzima al castaño para golpearle importando poco si estaban en plena calle, Dazai conduciendo y haciendo que su pequeña pelea les haga tocar el claxon del auto asustando a todos, por suerte el auto de Dazai tenía las ventanas arriba y tenían una cubierta oscura que impedía ver el interior o si no cualquier persona afuera vería la posición tan incómoda en la que habían quedado.

Chuya después de relajar su muy pequeño enojo, se dio cuenta de la situación, estaba en el regazo de Dazai, con sus piernas abiertas cabe resaltar que aún tenía su vestimenta tradicional, así que podían verse un poco sus piernas, eso ya era vergonzoso, otro asunto era que estaban muy cerca, el traje del castaño estaba algo desordenado y su cabello ni se diga, además de que Dazai tenía un ligero sonrojo no muy propio de el y su cara avergonzada.

Chuya se sorprendió de que el pudiera tener ese tipo de expresión, después de todo, se había mostrado muy serio además de algo juguetón pero solo era una fachada, estás expresiones eran de verdad.

—¿Te das cuenta de la situación más rara en la que estamos?

—Callate, está tu culpa por jugar así

—Si bueno, pero por ahora soportarlo

Chuya ladeó la cabeza confundido, pero sintió como el castaño lo acercaba a el hasta acostarlo en su pecho y abrazarle con una mano, iba a protestar pero el agarre era fuerte, hasta cierto momento se dio cuenta de lo que pasaba, estaban así ya que el castaño necesitaba conducir para estacionarse

Esos momentos fueron los mas vergonzosos del pelinaranja, ademas evitaba que su sonrojo se viera o de seguro habria muchos problemas. cuando por fin sitio como el auto se detiene y era estacionado, se decidió apartar un poco. El silencio reinaba entre los dos nadie sabia que decir al respecto.

—Lamento todo lo que dije hace un rato

—Ya deja de disculparte, no es tu culpa.

—Lo se pero...

—Te dare una explicacion

—No tienes que...

—Menti en cierta parte, como dije soy adoptado, en ese entonces en el orfanato me hacian muchas cosas, golpearme y mas, asi que aprendi a aprovechar mi belleza para ello, muchos de ellos amaban verme sufrir, marcas quedaron en mi cuerpo despues de eso, algunas parecieran recientes pero no, solo son cicatrices, actualmente no dejo que nadie se me acerque ya que trae malos recuerdos, como mi piel es algo clara, las marcas parecen recientes, aunque nunca me acosté con alguien, es más fácil darle la razón a las personas que discutir

—No sabia nada de eso

—Nadie lo sabe, solo Randou y ahora tu

El castaño suspiro y dejo caer su frente en el hombro del contrario, no se sentia tan culpable ya aunque bueno el tuvo un arranque de celos injustificado, aunque Chuya tambien tuvo la culpa puesto que mintió aunque tomando en cuanta la historia no seria algo fácil de contar a decir verdad.

—Ire a la gala

—De verdad no tienes que...

—Lo hare, Ademas nunca he pedido permiso para hacer algo

—Eso lo tengo muy claro

Dazai solo sonrió, Chuya por su parte hizo una mueca de disgusto, se acomodo nuevamente en su lugar y miro a la ventana, el castaño emprende nuevamente el viaje de regreso, de vez en cuando miraba de reojo al pelinaranja que veia entretenido el paisaje, ahi se dio cuenta de algo, el tono de cabello era identico al de un hermoso atardecer, sus ojos eran como el cielo despejado que tanto amaba ver desde la oficina, tenia sus horas del reloj en frente de el, solo faltaba una, la oscura noche, sonrie y sigue manejando, tal vez no eran tan mal complemento, despues de todo la oscuridad siempre buscaba la luz inalcanzable y alguien como el que tanto la añoro por fin la encontró, no estaba tan mal

Al llegar a donde vive el de menor estatura, le abre la puerta y le dejo las bolsas de compra a uno de los asistentes, Chuya solo iba a darse la vuelta sin mas pero fue tomado de la mano y jalado hacia el contrario, antes de que pudiera decir algo, sus labios fueron besados, haciendolo sonrojar y abrir en grande sus ojos, cuando se separaron, Dazai le dio una vuelta, se arrodillo besando su mano

—Ten un lindo descanso mi amada hora del reloj

Sin mas se retiro a su carro, marchandose, para cuando el otro reacciono, no desaprobecho la oportunidad y le lanzo una de las macetas cercanas por suerte fallo, pero una cosa era segura, ese beso fue lindo, tanto que le hizo avergonzarse, además de quedar en trance, y algo más que no admitiría. ¿Por qué sus labios se sentían extrañamente cálidos y recordaba aquella sensación

Matrimonio por convenienciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora