[Escucha la melodía en la portada]
11:40 p.m.
La luz de una luna llena se reflejaba destellante contra el mar, que amenazaba con romper contra las orillas de la arena de vez en cuando. Las nubes armoniosas y calmadas daban su ronda nocturna por el pintoresco cielo azul, mientras las estrellas hacían el labor de iluminar la infinidad de dicha belleza.
La silueta curvilínea de una adolescente en traje de baño de una pieza se teñía como sombra en la arena. Traía unas gafas de buceo sobre la cabeza. Sus brillantes irises café observaban con detenimiento el océano que se mecía frente suyo, no llevaba aquella tela elástica para proteger su cabello; pero qué más da, quería refrescarse en el enorme manto azul y salado que acompañaba
al pueblo de Portorosso.– Sabes que está fría, Giulia, pero ya te preparaste lo suficiente como para hacerlo. –se dijo así misma, tratando de convencer a su mente de no salir corriendo por la repentina idea de nadar en el agua fría, casi a media noche.
Inhaló suficiente aire como para dar los primeros pasos desde que estuvo parada allí, preparada para adentrarse y cumplir con su plan.
– ¿Giulia?
Se detuvo antes de meter los pies al agua, virando su mirada hacia aquella voz que la había llamado en cuestión, sin esperarse encontrar con aquella presencia, pero allí estaba, su amigo de cabellera oscura y castaña, con su mirada avellana puesta en ella con suma curiosidad y una pizca de preocupación.
– Oh... Luca, ¿qué haces aquí?
– Creo que yo debería hacerte esa pregunta. –dijo bajando por las escaleras que dirigían a la playa.
– Yo, ahm... ¡Ay! –dió un brinco de la sorpresa al sentir el agua tocar sus dedos, confirmando así que el océano no era tan cálido como de día.
– Creí que estabas durmiendo. –empezó él–. Bueno, eso es lo último que supe luego de que todos fuéramos a descansar en nuestras habitaciones.
– ¿Alberto también está despierto? Debió oírte salir...
– No. –se rascó detrás del cuello–. No hice ruido al levantarme del colchón inflable que me dió tu papá. Y cuando oí la puerta de la casa abrirse, decidí... Ver qué era.
– ¿Y luego me seguiste por...? –Giulia enarcó una ceja, con un gesto intrigado.
– Nada en particular, sólo tenía curiosidad... –desvió la mirada, comenzando a reírse de sí mismo–. Pero creo que sólo terminé viéndome como un raro.
La chica Marcovaldo sonrió, negando con la cabeza.
– Gracias por estar aquí, tu compañía siempre viene bien.
El joven Paguro sonrió con un gesto sorprendido, era verdad que Giulia, Alberto y él se entendían a la perfección al momento de actuar de forma un tanto... Peculiar; sin embargo, en ese momento no creyó que su amiga fuera a decirle tan fácilmente que haberla seguido fue buena idea.
– Giulia, ¿por qué estás aquí? ¿Hubo algo que no te dejó dormir?
– Sobre eso... –su expresión se tornó desalentadora. Tenía la mirada perdida y sus labios levemente fruncidos–. ¿Sabes? Cumplir catorce años hace tres días hizo que me diera cuenta de muchas cosas. Me hizo ver de otra manera lo que sucedía a mi alrededor... Y a las personas. –observó de soslayo al mayor.
– Te refieres a... ¿Madurar?
– Supongo que es algo como eso... Quizá estoy dándole demasiadas vueltas.
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Indumenti; Luca x Giulia
Random• One shots sobre Luca y Giulia. • ☆゚.*・。゚.。*♡✧*。☆゚.*・。゚.。*♡✧*。☆゚.*・。゚ Él es una especie marina muy tímido, pero increíblemente curioso, gentil e imaginativo. Ella es una intrépida europea muy perseverante, pero tiernamente descuidada a la hora de...