Kakyoin nunca ha sido muy buena para relacionarse con otras personas, nunca ha sentido la necesidad de hacerlo, prefería llevar una vida tranquila y sencilla.
Ella no quería relacionarse con nadie que no fuera capaz de ver a su stand, pero ella nunc...
Todo es tan dulce como esperaba Te abrazaré tan fuerte como quieras que lo haga Llenaré todo el espacio de tu corazón Una vez que estés en mis brazos, lo único que tienes que hacer es cerrar los ojos
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El sol alumbraba con sus cálidos rayos por la mañana. De no ser por los pequeños charcos de agua que estaban en el patio de la casa Kujo, sería difícil de creer que había llovido con tanta fuerza la tarde anterior.
Jotaro normalmente no se levantaba tan temprano los fines de semana, pero esa mañana se había levantado más temprano. Fue al cuarto de lavado a recoger la ropa de la pelirroja y fue a entregársela a su habitación. Kakyoin ya estaba despierta y recibió su ropa. El azabache le indico donde se encontraba el sanitario y la dejo sola para que pudiera arreglarse.
Ambos se encontraban con sus sentimientos a punto de desbordarse. Jotaro después de pensarlo durante la noche, decidió en confesarla a la pelirroja sus sentimientos y revelarle que él era el usuario de Star Platinum; aprovechando que estaban solos.
Kakyoin termino de arreglarse y fue a buscar al azabache. Al fin había aclarado sus pensamientos y aceptaba que estaba enamorada del más alto. Quería confesarle sus sentimientos, pero primero quería hablar con Jotaro sobre sus stands. Después de todo quería mostrarle a Hierophant Green, su más grande sueño era mostrarle su stand a alguien y quien mejor que la persona de la cual estaba enamorada.
La casa al ser bastante grande, la pelirroja tuvo que caminar bastante hasta llegar a la habitación de Jotaro. Al encontrarse con el azabache su corazón comenzaba a latir con mucha rapidez. Lo mismo le pasaba a Jotaro, miro a su compañera y un leve sonrojo cubrió sus mejillas. El día anterior la había visto completamente empapada y con el cabello levemente desarreglado. Ahora la vista frente a él era completamente diferente. Kakyoin se veía muy hermosa con su falda verde y su blusa con detalles de cereza.
El azabache noto como Kakyoin tenía sus brazos cruzados. Supuso que ella tenía frio, ya que su blusa no tenía mangas. Jotaro le pidió a la pelirroja que lo siguiera. Busco en su armario un suéter para entregárselo a Kakyoin. Al fondo encontró un suéter de lana gris que Holly le había regalado hace bastante tiempo y ahora le quedaba algo pequeño.
—Parece que tienes algo de frio —dijo Jotaro, colocándole el suéter a su compañera.
—Bueno la mañana está un poco fría —Kakyoin se sorprendió por la acción de Jotaro.
Ni uno dijo nada más y tampoco se movían de donde estaban. Querían permanecer cerca el uno del otro. Jotaro pensó que era el momento indicado para hablar con Kakyoin, sin embargo, no encontraba las palabras indicadas para expresarse. Siempre fue alguien directo y de pocas palabras.
Termino por acabar con la poca distancia que había entre ambos, tomo a Kakyoin de sus hombros y se acercó a su rostro, con la intención de besarla. Era lo único que se le ocurrió para demostrarle sus sentimientos. La pelirroja se puso nerviosa ante la cercanía de Jotaro, pero no se alejó de este. Después de todo, ella también quería ese beso, solo cerro sus ojos.
