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Dejé de prestar atención a los chicos para ponerla en mi móvil, el cual no paraba de recibir mensajes. Agarré mi móvil de la mesa, y encendí la pantalla de este.

«Chicos, me acaban de enviar un correo los de la facultad...»

Desbloqueé mi móvil al instante y entré al grupo de mis amigos inmediatamente, donde tenía bastantes mensajes ya. En vez de leer desde el principio los mensajes no leídos, fui directamente al que estaba leyendo en la pantalla de bloqueo. Nicolás era el del mensaje.

«Me voy a Valencia»

Sentí mi corazón latir a mil por hora. Mis amigos se iban lejos de mí, cada uno ya tenía su destino, no íbamos a hablar como lo hacíamos ahora con la uni, no nos íbamos a ver tanto.

Inhalé profundamente intentando calmarme. De nuevo me iba a volver a quedar sola, de nuevo a volver a hacer amistades para el trabajo con lo tímida que era.

Cerré los ojos y eché mi cabeza al respaldo del sofá mientras intentaba controlar mi respiración.


- Isabel, estás pálida- abrí mis ojos rápidamente y me incorporé en el sofá mostrando una sonrisa falsa hacia Khail- ¿Estás bien?

- Sí sí, solo me había dado un mareo. Pero ya estoy bien, no os preocupéis- miré a Javi sonriéndole falsamente para que no se preocupara, ya que este me miraba aún más preocupado que el resto de los chicos


Los chicos asintieron creyéndome, pero Javier sabía que no me creía porque me miraba bastante serio con sus ojos clavados en mí. Le mostré una pequeña sonrisa para que se relajara, pero lo único que conseguí fue una mueca de su parte para volver él a entablar conversación con los chicos de nuevo.

Suspiré, y de nuevo cogí mi móvil de las piernas para volver a desbloquearlo y leer los mensajes del grupo, que cada vez iban en aumento.

«Yo me quedo en Madrid»

Leí el mensaje de Sara.

«A mí aún no me han dicho nada»

Puso César.

«A mí tampoco me han dicho nada»

Escribí y apagué mi móvil dejándolo de nuevo en mis piernas.

Puse toda mis intenciones para prestar atención a los chicos, que hablaban entretenidamente e incluso reían. Pero igualmente fue fallido, porque mi cabeza le estaba dando vueltas al tema del trabajo.

Tenía un presentimiento que me decía que no me iba a quedar en Madrid, y no quería dejar a los chicos, tanto a mis amigos de la facultad que por lo menos se iba quedar Sara, como a Javi y los chicos. No quería.

Mi móvil sonó de nuevo, encendí la pantalla del móvil y vi que aparte de ser el grupo de mis amigos de la facultad, eran unos correos de mi universidad.

De nuevo el ataque de nervios volvió a mi cuerpo. Con la mano temblándome, desbloqueé mi móvil y entré en esos correos.

Pulsé en el primero, apareciéndome un gran texto. Empecé a leer todo el texto detenidamente, captando a la perfección todo lo que me comentaban.

"Sra. Isabel García, su destino será en Gijón, Asturias. En el siguiente correo a este, se la comentará todos los trámites para su correspondiente empleo."

Sentí mi pecho oprimirse, el aire me faltaba. Apagué mi móvil, me lo guardé en mi bolsillo, y me levanté del sofá con otro ataque de nervios captando la atención de los chicos. Antes de que dijeran algo, fui yo la que hablé.


- Voy afuera un momento, no tardo- intenté poner mi mejor voz, pero lo único que conseguí, es que me saliera un hilo de voz poniendo aún más nerviosos a los chicos


Salí de la casa de Minus rápidamente, y respiré profundamente cuando sentí el aire fresco de la calle chocar contra mi anatomía.

Me senté en el bordillo de la acera, donde había unos cuantos coches aparcados, y cerré mis ojos sintiéndolos picar mientras echaba mi cabeza hacia atrás.

Tenía ganas de llorar por todo. En el fondo sabía que no estaba mal el destino que me había tocado, ahí tenía a toda mi familia, por fin iba a poder verles más seguidos y recuperar el tiempo perdido con ellos por culpa de la universidad. Pero me dolía el dejar todo lo que había hecho aquí, dejar a mis dos grupos de amigos, y en especial dejar a Javier atrás, que era la persona que se había ganado un hueco en mi corazón, a la persona que más he querido y de la que me estaba enamorando cada vez más.

Abrí mis ojos al sentir una mano en mi hombro, y como una presencia se sentaba a mi lado. Intenté mostrarle una pequeña sonrisa, pero finalmente acabó en una mueca. Este al ver en la situación que estaba teniendo, me acercó hacia él pasando un brazo por mis hombros y dejó un beso en mi cabeza. Mordí mi labio intentando que no me saliera un sollozo e intenté tragar todas mis lágrimas que amenazaban con salir.


- Sabía que no estabas bien- finalmente habló esa persona mientras dejaba caricias en mi hombro- ¿Que te pasó?- me aparté de él y le miré con mis ojos seguramente rojos por aguantarme las ganas de llorar

- Me voy a Asturias, Minus. Ya no voy a estar más en Madrid- anuncié mientras sentía como el dolor del pecho volvía por no volver a estar junto a Javi

- ¿Y que tiene de malo?- preguntó extrañado- Vas a estar con tu familia de nuevo- me mostró una sonrisa transmitiéndome tranquilidad

- Pero no voy a estar con vosotros más, ni con Javi. No voy a poder verle de nuevo- le miré a los ojos fijamente sintiéndome rota. Minus suspiró y me acercó más a él

- Escucha Isabel, muchas veces tienes que dejar atrás todo lo que quieres para tu propio bien. Muchas veces tienes que pensar más en tí y no en los demás, porque puede que tú te hagas daño con tal de que el resto de las personas de tus alrededores no sufran- miré al frente mientras analizaba las palabras que me decía- Bnet te va a entender, estoy seguro- dijo en un tono que hasta a mí me convenció de que todo iba a salir bien- Pero no quita que se moleste por no tenerte, por no estar a tu lado todos los días como lo lleváis haciendo desde que estáis juntos- se calló unos segundos para tomar aire- Pero tiene que aceptarlo, no se puede hacer nada para cambiarlo

- ¿Y si no me quiere hablar más?- pregunté asustada temiendo su respuesta mientras le miraba

- Javier es un poco gilipollas, pero no es tan tonto para dejar que la relación que habéis formado se eche a perder- aseguró. Asentí conforme a su respuesta y de nuevo miré al frente- Pero se lo tienes que decir en cuanto antes, no se lo digas a última hora porque será peor tanto para uno como para el otro- de nuevo besó mi cabeza y se levantó de su sitio para sacudirse la ropa de la suciedad de la acera- Me voy adentro- avisó antes de entrar en su casa- Y no tardes en entrar que tienes al resto preocupados, especialmente a tu novio- añadió para finalmente entrar a su casa


Tenía miedo, mucho miedo. Por más que las palabras de Minus me hayan reconfortado algo, seguía esa espina clavada que me decía que iba a salir mal.

Pasé mis manos por mi cara frustrada, y al igual que Minus, entré dentro de la casa una vez me sacudí la ropa, y puse mi mejor cara para que nadie sospechara de que estaba hecha mierda.


Como Estrellas (Bnet) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora