35

268 19 3
                                    

- Gracias por pasarme el número, Sara, te debo la vida- sonreí agradecida por darme el número de su tío, que tenía una empresa de mudanzas

- No me las des- negó con la cabeza con una sonrisa en su cara. Apoyó su mano en su barbilla, quedando apoyada en esta, y me miró tiernamente- Buena suerte en tu camino Isa, espero que te vaya todo bien y que consigas todos tus propósitos- inspiré profundamente y asentí

- Lo mismo te digo, buena suerte en todo y ya nos volveremos a ver en algún otro momento si el destino quiere- me hundí de hombros graciosa- Voy a organizar la mudanza ya, nos vemos Sarita- me despedí con la mano

- Está bien, adiós Isabel- alzó su mano como despedida y pulsé el botón rojo de la pantalla para finalizar la videollamada


Dejé el portátil a un lado, y cogí el papelito que se encontraba en la mesa, con aquel número apuntado y con el nombre puesto de "Mudanzas".

Cogí mi móvil, y agendé aquel número para añadirlo en contactos, y seguidamente llamar. Me lo coloqué en mi oreja y esperé a que me atendieran. El pitido de la llamada finalizada se escuchó, por lo que terminé por colgar. Aún no estaban disponibles.

Me quedaba muy poco tiempo para irme y aún no había preparado nada de la mudanza, no había ni empezado a empaquetar las cosas.

El timbre de mi casa sonó, cogí el papelito con el número, y lo escondí debajo del portátil rápidamente. Guardé mi móvil y mis llaves, y abrí la puerta de mi casa, encontrándome con Javier y su sonrisa tan encantadora.

Cerré la puerta, y le saludé con un pequeño pico, que gustosamente lo recibió.


- ¿Vamos?- me extendió su mano para poder caminar. Asentí y agarré su mano para empezar a caminar

- ¿Dónde vamos a ir?- pregunté al ver que no teníamos un rumbo a seguir

- La verdad es que no tengo ni idea- largamos ambos una carcajada- Pensaba que ibas a decir algún sitio, pero como no decías nada, he seguido mi instinto- volví a reír al ver su cara graciosa al contarlo

- Ya se ve que seguías tu instinto- aseguré mientras asentía con la cabeza. Largó una carcajada y miró al frente un segundo para luego mirarme a mí

- Fuera bromas- dio un apretón en mi mano- ¿Dónde vamos?- cuestionó mientras se le escapaba una pequeña risa

- Donde nos lleve el viento- bromeé causando su carcajada. Sonreí al ver sus facciones alteradas por su recién carcajada, para pasar a que sus facciones se calmaran


Era simplemente maravilloso.


(...)

Metí la llave de mi casa rápidamente, y cerré la puerta en cuanto entró Javi adentro.

Habíamos dado un gran paseo por todo Madrid como entretenimiento, ya que no queríamos ir a un bar o a un parque. Estábamos cansados de andar todo el rato, por lo que propuse venir a mi casa a descansar un rato, ya que en la casa de Javi estaba su familia y no queríamos molestar.


- Me duelen las piernas mazo- se quejó Javi tirándose al sofá mientras soltaba un bufido

- Yo estoy toda sudada con la tontería del paseo- reí mientras miraba mi ropa- Voy un momento a darme un agua y salgo, no tardo- le miré fijamente a los ojos. Este asintió con una sonrisa y se dispuso a sacar su móvil de su bolsillo


Le dejé allí entretenido, y fui a mi habitación. Saqué de mi armario un pantalón corto gris y una camiseta blanca larga, y me dirigí al baño a ducharme. Me quité mi ropa una vez que vi que el agua que caía de la ducha salía caliente, y entré dentro, empapando mi anatomía del agua caliente que me relajaba como otras muchas veces.

Salí de la ducha con una toalla ya enrollada a mí, y rápidamente me cambié con la ropa que había colocado en la mesa del lavabo.

Me dirigí al salón rápidamente para no hacerle esperar más, y me paré al verle allí de pie con cara enfadada. Fruncí mi ceño extrañada por su extraña acción y di unos pasos hacia él. Este negó con la cabeza poniendo su mano enfrente para que no diese más pasos hacia él, y alzó su otra mano donde agarraba aquel trozo de papel.

Sentí todo mi ser palidecer al instante. Todo mi mundo caerse ante mis pies.


- ¿Cuando me lo ibas a decir, Isabel?- se quedó unos segundos callado, y al ver que no respondía, siguió hablando- ¿Te ibas a callar todo el rato cómo llevas haciendo desde hace tiempo, hasta que llegara el día de irte y me lo dijeras al último momento?- mordí mi labio apretando fuerte al sentir como me temblaba este- ¿Me vas a decir algo?- preguntó al ver que no hacía nada. Al ver que iba a seguir sin hablar, negó con la cabeza y tiró el papel al suelo, para darse la vuelta y dirigirse a la puerta. Instintivamente, aún con el nudo en la garganta que tenía en mi garganta impidiéndome hablar, le agarré del brazo para que no se marchara. Este se giró, y vi en sus ojos un pequeño brillo, pero que al instante desapareció- ¿Que quieres?- dijo de manera áspera haciéndome daño por sus maneras de hablarme

- No te vayas..- dije con un hilo de voz sintiendo como mis lágrimas mojaban mis mejillas y terminaban en mi camiseta. Este se me quedó mirando unos segundos, pero finalmente negó con la cabeza y abrió la puerta de mi casa

- Que te vaya bien donde vayas a ir- dijo firmemente para salir de mi casa dando un portazo


Más lágrimas salían, el nudo de mi garganta se hizo aún más grande, provocando que se escaparan unos cuantos sollozos.

Se había ido todo a la mierda, todo por mi puta culpa, por no tener los suficientes huevos de decirle que me iba. Su cara lo decía todo, aquella cara que me decía que estaba decepcionado de mí, aquella cara que se repetía en mi mente una y otra vez.

Me agaché, y cogí el papel del suelo para romperlo a cachitos mientras gritaba de rabia.


- ¡Joder!- grité mientras me derrumbaba otro poco más


Fui a la mesa donde estaba mi móvil, y rápidamente entré en el contacto que más necesitaba ahora para seguidamente llamarle.


- ¿Isabel?- dijo aquella voz tras la línea

- Se jodió todo Yerar, se fue todo a la mierda por mi culpa- un sollozo se escapó al terminar la frase para romper a llorar de nuevo- Tenías razón- añadí como pude ya que no paraba de llorar

- ¿Estás en tu casa?- preguntó, e hice un sonido de afirmación ante su pregunta- Voy para allá, no tardo- colgó la llamada


Dejé mi móvil de nuevo en la mesa, y me tiré al sofá para volver a llorar. Nunca había llorado tanto en mi vida, y más por un chico.

Esto sin dudar alguna me había marcado.

Como Estrellas (Bnet) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora