↝ 0.4 Una mañana embarazosa

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📍Una mañana embarazosa

Ella se despertó y le llevó un poco de tiempo recordar donde estaba.

Afuera estaba claro, así que eso es lo que probablemente la había despertado. O no.

Un ruido sibilante resonó a su derecha y se tensó. christopher estaba despierto.

Lo oyó resoplar, luego la sábana que la estaba cubriendo resbaló. Más sonidos y más resoplidos.

No hacía falta ser un genio para adivinar lo que él estaba haciendo.

-¿Christopher ? -Oh diablos, ella había dicho su nombre en voz alta. Él gimió y luego reinó el silencio.

-¿Estás despierta? -Sip. -Se volvió a fin de quedar de cara a él.

-¿Te desperté?

-Creo que sí.

-Mierda. -Él se apoyó contra las almohadas con los ojos cerrados.

-¿Por qué...? -Ella se lamió los labios-. ¿Por qué estabas, ya sabes?

-¿Masturbándome?

-Sí. -Sólo pensé en encargarme de mi problema así podría concentrarme en ti.

-Oh. -Ella parpadeó. Eso era muy simpático de su parte

-¿Estás... quiero decir, quieres que ayude?

-¡Dios, Dulce , no!

-¡No he hecho nada!

-Deja de hablar. Sólo...

-Él respiró profundo-. Necesito follar.

-Está bien -se encontró respondiendo ella.

-¿Estás segura? Porque estoy muy caliente en este momento y no será muy bueno.

Otra vez. Apesto, sé que lo hago pero... Ella interrumpió su explicación.

-Está bien. Lo necesitas, lo entiendo. ¿Podemos quedarnos debajo de las sábanas?

-Sí, claro.

-Bien.

-Ella se deslizó más cerca del él y rodeó con los dedos su excitación-. Dime lo que te gusta.

-Cualquier cosa.

-¡Christopher ! Sabes que eso no es cierto.

-A la mi,erda -juró él-. Sabes lo que me gusta, nena. Me has conocido todos estos años. Me has escuchado con mis ex, ¿verdad?

-Sí, supongo. -Entonces haz lo que quieras. Sólo necesito correrme.

-De acuerdo. -Ella apretó su agarre sobre él, amando el modo en que sus caderas, de manera automática, se sacudieron con fuerza hacia arriba.

No llevó tanto tiempo esta vez. Él sólo había estado en su boca unos pocos minutos cuando la sujetó de la nuca y comenzó a bombear.

La boca de él se abrió, las palabrotas sonando sin restricciones por encima de ellos. Y luego gimió, ruidosamente.

Fue la única advertencia, pero esta vez, ella estaba lista. Afirmándose, relajó la garganta y lo tragó hasta dejarlo seco.

-Oh Dios. -Christopher dijo mientras se inclinaba hacia abajo, llevándola con él-. Gracias, cariño.

-De nada-murmuró ella mientras se acurrucaba contra su costado.

Apenas siendo consciente de que estaba desnuda. Como él.

Se sentía extraño estar acostada allí, tan cerca de él y de su piel suave. Incapaz de detenerse comenzó a seguir el rastro de los tatuajes sobre su cuello, sus hombros.

Hacia abajo, un poco más, hasta que alcanzó el que estaba alrededor del ombligo. A ella siempre le había gustado ese.

No era muy bonito pero se adaptaba a la perfección. Casi lo había lamido antes pero no había tenido el coraje de ir por él. ¿Lo haría algún día tal vez?

-¿Dulce ? Ella saltó.

-¿Sí?

-Aún no he hecho que te corras.

-Oh. Está bien. -Nadie la había hecho correrse en más de tres años. Podría esperar un poco más.

-No, no lo está. -Él se apoyó sobre el codo, con la mirada en su cara-. He estado comportándome muy mal.

Ella sintió que sus cejas se juntaban de un golpe mientras fruncía el ceño.

-¿Qué?

-Debería haberme ocupado de ti, en lugar de lo contrario. Pero cuando la necesidad golpea, es como que pierdo todo mi control.

-Está bien, Chris , no te preocupes.

-Todavía te lo debo.

-La mano izquierda apareció sobre su cadera-. Déjame resarcirte.

-Él se inclinó y presionó su boca contra la de ella. Pero cuando la mano encontró su camino entre los muslos, ella se asustó.

-¡No! -Ella juntó las piernas, negándole la entrada-. No te necesito.

Quiero decir, estoy satisfecha con que sólo tú tengas tu placer así que pienso que deberíamos seguir así.

-¿Dulce ? -Él la miraba y ella estaba muy agradecida de que la sábana todavía la cubriera.

No importaba que él hubiera estado aprendiéndose sus curvas con las manos.

Aún no había visto su cuerpo desnudo durante más de unos pocos segundos. Obviamente, no había mirado bien, después de todo, de lo contrario, no seguiría estando interesado. ¿Verdad? Los comentarios de su ex-prometido aún resonaban en su cabeza.

Las razones por las que la había engañado: cómo que no era buena en la cama. Como había tenido siempre que pensar en otra persona cada vez que habían tenido relaciones sexuales. Porque ella no se veía caliente. Bueno, **beep**, ella no era caliente.

Nunca lo había sido, nunca lo sería.

-¿Nena? ¿Estás bien? -La voz preocupada de Chris la alcanzó a través de sus recuerdos y ella jadeó.

-Estoy bien. Me tengo que... ir. -Se sentó, separándose de él-. ¿Puedes cerrar los ojos?

-¿Por qué?

-Necesito agarrar mi ropa.

-¿Por qué no quieres que te vea desnuda?

-Porque. -Su voz se quebró-. Por favor, Christopher .

Él asintió con la cabeza y después de una última mirada, se volvió y le dio la espalda.

-No me moveré hasta que te escuche cerrar la puerta.

-Gracias -dijo entre dientes ella mientras se salía de la cama. Recogiendo su ropa rápidamente, la sostuvo delante de ella y cruzó la habitación.

Abrió la puerta, se aseguró de que él realmente no estuviera mirando y a continuación la cerró tras de sí.

"EL ULTIMO VICIO"/HOT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora