↝ 0.9 Pero qué diablos

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📍Pero qué diablos

Le tomó unos minutos volver a recuperar el aliento.

A Christopher mucho más y él comprendió que fumar realmente estaba afectándolo más de lo que había pensado.

Había hecho bien en dejarlo, lo sabía. Y lo que ahora le quedaba era superar las ansias y estaría libre.

Y Dulce estaba ahí y era alucinante y era suya y... se estaba marchando.

Él se sentó y gritó:

—¡Dulce! Ella ya había salido del cuarto, su trasero desnudo la última cosa que vio antes de que ella cerrara la puerta de un portazo.

—¿Pero qué diablos? —Se deslizó de la cama y parpadeó cuando le temblaron las piernas.

Mierda, ¡había sido un pedazo de clímax! Agarrando sus bóxer, rápidamente se los puso y fue a buscarla.

...

Dulce temblaba mientras echaba su maleta sobre la cama y la abría de golpe.

Necesitaba vestirse, ¡pronto! Necesitaba irse. Necesitaba... venga ya, ¿dónde estaban sus bragas? ¡Ah! Encontró un par blanco y se las puso.

Un sujetador, hecho. De acuerdo, de acuerdo, ¿dónde estaba el par de tejanos que le quedaba? ¡Un respiro, por favor! ¡Pero cómo se le había ocurrido decir eso!

¿De verdad se pensaba que era tan Oops? Yendo de un sitio a otro, lo maldijo en sus adentros y no se dio cuenta de que él estaba en el linde de la puerta.

—¿Dulce ? —Las manos le rodearon las caderas, deteniéndola de golpe.

—¡Ah! —Dio un salto en el aire pero él no la soltó. En vez de eso, la giró lentamente.

—Lo siento, no quería sorprenderte. ¿Por qué te has ido?

—Yo... yo... —¡Joder! ¿Cómo se suponía que se iba a explicar?

—Pensé que habías disfrutado lo que hicimos. Ella se lamió los labios.

—Y lo hice.

—Ah, pues genial. ¿Dónde está el problema?

—Tú... tú... —aquel orgasmo le había robado todos los pensamientos inteligentes, al parecer—. ¡Dijiste que me amabas! Él parpadeó.

—Bueno, sí.

—¿Por qué dijiste eso, Chris ? Sé que te estabas corriendo y que seguramente estabas fuera de ti, pero igualmente ¡no deberías haberlo dicho!

—¿Por qué no?

—Porque no es verdad, ¡maldición!

—Se giró de pronto y dio zancadas hasta su maleta. ¿Dónde estaban sus pantalones? Se tenía que largar de allí.

Christopher la observó mientras esta maldecía, su voz baja pero las palabras claras.

Por lo visto no había comprendido que sólo llevaba su ropa interior. Y tal vez él se había corrido hacía solo unos minutos, pero su cuerpo ya estaba reaccionando ante la demostración de carne. Dios, la deseaba de nuevo.

—Dulce. Ella se tensó al oír su voz baja.

—¿Qué? —Preguntó, sin molestarse en girarse.

—No estaba mintiendo. Sus manos dejaron caer el tejano que había encontrado al final al fondo de su maleta. Se volvió para mirarlo, meneando la cabeza.

—Esto no es divertido, Chris.

—No estoy intentando ser divertido. ¿No lo sentiste cuando estábamos haciendo el amor?

"EL ULTIMO VICIO"/HOT Donde viven las historias. Descúbrelo ahora