¡Buenas tardes a todos!
Os dejo un nuevo capítulo, espero que os guste y nos vemos en el siguiente. ¡Os leo siempre!
Los eventos del pasado están representados en cursiva. Sin más dilación, disfrutad de la lectura.
—Katsuki, ¿estás seguro de que no quieres que repitamos lo del otro día? Lo pasamos muy bien juntos —dijo coqueta mientras acariciaba el pecho del chico trazando círculos con su dedo.
—No Momo, lo siento.
—¿Desde cuándo te niegas a que pasemos un buen rato juntos? —replicó molesta.
—Estoy saliendo con alguien —aclaró con una pequeña sonrisa mientras recordaba ese adorable rostro lleno de pecas enfundado en su sudadera negra.
—¿¡Qué estás saliendo con alguien!? ¿desde cuándo? —replicó con una mueca de molestia en su rostro.
—Un par de días.
—¿Eso importa? —le abrazó por el cuello mientras acariciaba sus revueltos cabellos cenizos. Estrechó sus grandes pechos sobre su torso y se acercó peligrosamente a sus labios. —Será nuestro pequeño secreto...
—No, gracias —la agarró de los hombres y la apartó con delicadeza de su cuerpo.
La pelinegra chasqueó la lengua molesta. No pensaba rendirse tan fácilmente.
—Eres un idiota. Eso no va a durar —suspiró y le dedicó una sonrisa coqueta. —Si sale mal, no dudes en llamarme.
Estaba segura de que saldría mal. No tardaría mucho tiempo en tener a Katsuki Bakugo comiendo de la palma de su mano rogándole por su atención.
Pasaron las semanas y Katsuki no le había escrito ni un solo mensaje para verse. Algo iba mal. Decidió acercarse a su departamento para ver qué era. Al llegar, vio a Katsuki en la puerta vestido con una camiseta básica de tirantes blanca y unos pantalones negros. Estaba a punto de llamarle cuando una infantil voz captó su atención y hizo que se escondiese detrás de la columna para no ser vista.
No había visto a ese niño pequeño en la vida pero lo que más le llamó la atención no fue él sino el chico de cabellos verdes. Mientras el peliverde era arrastrado al interior por la manita del más pequeño observó como Katsuki le miraba con una pequeña sonrisa y adoración en sus ojos. Murmuró incoherencias molesta. Por la forma en que le miraba estaba segura de que era su pareja, a ella nunca la había mirado de esa forma.
Sintió la rabia y el dolor recorrer todo su cuerpo en cuestión de segundos. Estaba convencida de que a base de sexo podría conseguir el amor del rubio pero se había equivocado. Un niño de cabellos verdes le había robado en cuestión de semanas lo que la pertenecía. Se limpió las lágrimas que amenazaban con escapar sus ojos negros y marcó un número muy conocido.
Izuku llegó a su casa corriendo, subió a su habitación y se lanzó a la cama a llorar desconsolado. Menos mal que su madre no estaba en casa porque no le apetecía explicarle la situación.
—¿Izuku? —respondió su amiga al otro lado del teléfono— ¿estás bien? —preguntó preocupada al no recibir respuesta.
—O-Ochako-san... e-está... —no pudo terminar la frase porque comenzó a sollozar con fuerza.
—¿Qué ocurre? Tranquilízate —dijo preocupado escuchando los sollozos de su amigo.
—K-Katsuki e-está con otra persona —sentía las lágrimas incontrolables por sus pecosas mejillas.
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El Plan Perfecto [KATSUDEKU]
Lãng mạnSabía que eso no estaba bien. Con esa mentira se metía de lleno en la boca del lobo pero ¿qué podría pasar? Estaba cien por cien seguro de que tenía toda la situación bajo control así que no debía de preocuparse por nada pero... ¿podía realmente as...