El pecoso corrió para llegar nuevamente a aquella casa de aquel par, tocó la puerta y en cuestión de segundos Akaashi le abrió y lo invitó a pasar.
— Yamaguchi, ¿pasa algo? —Bokuto preguntó algo curioso, se veía algo agitado y no hace mucho había vuelto casa y no era común que los visitara dos veces en el mismo día.
— Ustedes ya han salido del bosque, ¿verdad? —Preguntó recíprocamente, ellos ya habían confirmado aquello. — ¿Pueden ayudarnos a ir al pueblo? —Pidió esperanzado.
Por su parte Bokuto y Akaashi se miraron entre sí, la noticia parecía no emocionarlos mucho por lo que notó Tadashi, lo cual se le hizo raro, pensó que les gustaría la idea, en especial a Bokuto.
— Yamaguchi, nos encantaría pero... No hemos ido al pueblo en cinco años. —El pelinegro fue el primero en romper el silencio.
— ¿Por qué no intentas hacer el hechizo? —Rápidamente propuso con una sonrisa el peligris mientras le daba un codazo amigable al pecoso. — Lo vimos el otro día en tu libro.
— Lo intenté... Pero no funcionó. —Dijo decaído. — ¿No pueden ayudarnos...? —Preguntó tímido, parecía que había algo más.— No es que no queramos... —Bokuto se rascó la nuca nervioso, Yamaguchi le agradaba mucho y quería ayudarlo pero ir al pueblo era otra cosa.
— Tadashi. —Akaashi lo llamó por su nombre ya que quería expresar seriedad. — No creo que seamos bienvenidos en el pueblo. —Empezó diciendo, Yamaguchi asintió, él también ahora ya comprendía esa parte pero los hechiceros la tenían más fácil, la mayoría pasaba desapercibido como humanos normales. — Hace cinco años Bokuto y yo vivíamos en el pueblo pero a los ojos del pueblo morimos.
— ¿Qué...? —No entendía a qué se referían. — ¿Descubrieron que eran hechiceros? —Preguntó con temor.
— No, no es eso. Pero si volvemos se darán cuenta que somos hechiceros y nos mataran... Otra vez. —Respondió burlón Bokuto.
— ¿Matar otra vez? ¿A qué se refieren? Si no se dieron cuenta que no son hechiceros, ¿entonces porqué irían por ustedes? —Yamaguchi no estaba entendiendo nada.
— No solo a los "demonios" los matan.
— Vivíamos en el pueblo "siendo humanos" y nunca descubrieron que éramos hechiceros. —Habló Akaashi. — Pero Bokuto y yo no somos simplemente amigos... Somos pareja. —Aunque no lo expresó, Akaashi tenía miedo por decir aquello, no sabía cómo reaccionaría el pecoso.
— ¿Y eso es malo...? —Ladeó la cabeza, él no había vivido en el pueblo desde que tenía 10 años así que nunca supo de las leyes, reglas o prohibiciones que había. Aunque bien era cierto que nunca había visto una relación de dos hombres y le sorprendía un poco, no estaba seguro del porque parecían asustados al decirle.
— Ay, Yamaguchi. Ojalá todos reaccionaran como tu. —Dijo Bokuto dramático mientras abrazaba al castaño casi asfixiándolo.
— No es malo. —Akaashi suspiró aliviado. — Pero la iglesia y la realeza dicen que gustar de otro de tu mismo sexo es pecado... Y cuando se dan cuenta, te mandan a matar.
— Eso es horrible... —Respondió en un susurró atónito, realmente no tenía idea de eso. Aunque bueno, de niño nunca iba a las ejecuciones públicas, su madre no lo dejaba y nunca quiso ir, sonaba horrible y nunca entendió cómo otras personas podían verlas. Sabía que las ejecuciones públicas eran a los "demonios" o se daban por robos pero no entendía cómo podían matar a alguien por simplemente querer a otra persona.
— Cuando se dieron cuenta que éramos pareja obviamente nos sentenciaron a muerte, nos ejecutaron en la horca. —Siguió explicando el pelinegro, ahora que Yamaguchi no parecía repudiarlos podía seguir hablando con tranquilidad. — Fingimos morir usando un hechizo de duplicación, por eso a los ojos del pueblo morimos cuando en realidad escapamos... No podemos volver, no ha pasado mucho tiempo y alguien podría reconocernos.
— Lo siento, no tenía idea de eso... —Yamaguchi dijo algo apenado, ahora entendía mejor la situación.
— No tienes porque disculparte, no es tu culpa. —Le dijo Akaashi tranquilo. — Nos gustaría ayudarte pero ahora entiendes que sería muy peligroso para nosotros y hacerlo sería arriesgarnos.
— No, no. Entiendo, de haber sabido no se los hubiera pedido. —Ahora estaba empezando a sentirse apenado por la petición que hizo.
Pensó en pedirles que solo los acompañaran sin tener que entrar al pueblo o preguntar el porqué no utilizaron un hechizo para borrar la memoria; no sabía si ya lo habían intentado y tampoco quería entrometerse demasiado.Bokuto se quedó callado unos segundos hasta que recordó algo.
— ¡Puedo darte mi varita! —Sin esperar respuesta o comentario alguno salió corriendo a buscarla y al regresar le entregó al pecoso una varita café con dorado muy bonita a su parecer.
— Los hechiceros novatos suelen usar varitas ya que no logran concentrar su magia, si la usas puede que el hechizo funcione.Yamaguchi ni siquiera la podía tomar.
— ¿Estás seguro? Es tu varita.— Tengo la de Akaashi. —Recibió un codazo por parte del mencionado y solo atinó a reír. — Está bien, tómala. Considéralo un regalo de tus mentores.
Tadashi tomó la varita algo tímido mientras la miraba a detalle. — Muchas gracias.
— ¿Para qué vas a ir al pueblo? —Preguntó curioso el peligris.
— Voy a ayudar a regresar al pueblo a dos personas que se perdieron.
— ¿Son humanos?
— Sí...
Akaashi no dijo nada en unos segundos, solo frunció un poco la boca.
— Ten cuidado con los humanos, Yamaguchi. Ayudarlos cuando no eres uno es peligroso, ellos siempre esconden o buscan recibir algo a cambio.Tadashi apreció la preocupación de su mayor.
— Gracias, Akaashi. Estaré bien, no te preocupes. —Hinata y Kageyama no se miraban peligrosos, bueno el de ojos azules un poco pero estaba seguro que no eran malas personas.— Y otra cosa.
— ¿Sí?
— Salir del bosque es un largo viaje, será mejor que alistes algunas cosas.
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Aftermath
Fantasy[AU MEDIEVAL] Yamaguchi es un hechicero y Kageyama un guardia real. [KageGuchi/YamaYama]