VII

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Al regresar de nuevo a la cabaña donde había dejado a los otros tres presentía encontrarse con algo inusual, pero no con Hinata con una navaja y en posición de atacar a Tsukishima mientras Kageyama "disimuladamente" apuntaba a ambos y a su amigo de la infancia en posición para transformarse y atacar.

— ¡¿Qué...?! —Tuvo que tomar un poco de aire antes de seguir.
— ¡¿Qué está pasando?! —No sé fue mucho tiempo, sabía que todos parecían querer matarse pero no creyó que lo harían a la mínima oportunidad.

— ¡Él empezó! —Dijeron los tres al unísono mientras se señalaban entre sí.

— ¡No me importa quién empezó! ¡Quiero saber por qué empezó! —Paciencia, tenía que tener paciencia porque parecía que él era el que estaba a cargo ahí, se acercó hasta su amigo que ahora era el que parecía estar en peligro.

— Lo que pasa es que esta pulga. —Señaló a Hinata. — En realidad quiere entregarme al rey pero no tiene condición física para pelear ni inteligencia, solo pudo quitarme la navaja.

Hinata se puso rojo de la vergüenza, cuando Yamaguchi se fue intentó atacar al rubio pero obviamente la diferencia de altura lo dificultó demasiado.

— Sí que eres idiota, Hinata. —Habló Kageyama. — Cuando haces un plan para apuñalar a alguien por la espalda no lo haces en cuanto tienes oportunidad, tienes que esperar. Por eso yo me voy a esperar a llegar al pueblo para matarte. —Dijo con un tono tan monótono que no pareciera que acababa de exponerse a sí mismo.

— Ustedes dos han de compartir la misma neurona. —Tsukishima no podía creer la estupidez de aquellos dos.

Yamaguchi por su parte suspiró, Akaashi le había dicho que los humanos siempre escondían algo pero no pensó que también fueran tan idiotas y que fuera tan evidente.
— Chicos, realmente quiero ayudarlos a salir de aquí —Se dirigió a los dos humanos, en especial a Hinata, él tenía una hermana que podía estar en peligro. — Pero no puedo ayudarlos cuando cada quien quiere ir por su parte y cuando quieren entregar a mi amigo o matarse entre sí, tenemos que trabajar juntos.

— Lo siento... —El primero en hablar fue Hinata, estaba desesperado y entregar a Tsukishima parecía una buena opción.

— Bien, hagamos lo siguiente. —Ahora habló Kageyama. — Tsukishima y tu nos ayudan a salir del bosque, una vez en el pueblo Hinata y yo iremos por nuestra parte y haré como que no lo encontré, pero sí de nuevo recibo órdenes de matarlo, lo haré. —Yamaguchi ya había puesto un poco de orden pero no quería dejarle todo a él.

— De hecho me gustaría que no mataras a nadie... —El pecoso rápidamente quiso hablar, no quería que nadie muriera.

— Hecho. —Pero fue interrumpido por Tsukishima.

— Por cierto, ¿a dónde fuiste, Yamaguchi? —Preguntó curioso Hinata, todo el alboroto empezó porque el pecoso se fue.

— Ah... Conseguí una varita. —Mostró lo mencionado y luego volteó a ver a los demás. — Será mejor que empecemos con el viaje, tenemos que alistar algunas cosas.

— ¿Alistar cosas? ¿Para qué? —Repitió confuso el pelinegro. — No debemos estar tan lejos. —Tanto Tsukishima como Hinata le dieron la razón, aunque no estaban seguros de cuánto tardarían en salir, estaban seguros de que no debía ser tan lejos o tardar tanto.

— Respecto a eso... —Suspiró. — El bosque está hechizado, por eso nadie puede salir.

— Aún así, no debe tomar tanto tiempo. —Habló Tsukishima, no le sorprendía que estuviese hechizado pero no debía ser para tanto.

— Es como un laberinto que siempre está cambiando, podemos estar cerca de la salida y de un segundo a otro estamos al final. —Akaashi le explicó eso, tampoco estaba muy seguro de la veracidad pero confiaba en él. Tsukishima estaba al tanto de que iba con dos hechiceros pero bien podían haberle mentido o algo.

— ¿Y por qué simplemente no quitas el hechizo? —Propuso Hinata que no estaba entendiendo nada.

— No puedo... —También le explicaron que nadie sabía quién lo hizo, además que el hechizo ya llevaba años y no tenían idea alguna de cómo deshacerlo o si quiera si podía deshacerse.

— ¿Y cuánto tiempo toma salir de aquí?

— Como tres días... O más. —Respondió algo bajo por la pena.

— ¡Tres días! ¡Eso es mucho! —El pelinaranja se exaltó al escuchar aquello, creyó que solo serían unos minutos o un par de horas pero no días. — Mi hermana está sola en el pueblo mientras los guardias me están buscando, ¿no hay forma de salir más rápido?

Yamaguchi negó, si lo hubiera ya lo habría dicho.
— Lo siento...

Hinata por su parte suspiró resignado.
— Bien... Mi hermana solo es una niña, no creo que le hagan algo... —Se dio palabras de consuelo a sí mismo, estaba muy preocupado y realmente esperaba que no le hicieran daño ya que no tenían a nadie más.

Yamaguchi y Tsukishima se vieron de reojo, sentían una especie de deja vú cuando Akiteru los llevó al bosque diciendo que sus padres estaban bien y que regresarían.


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