VIII

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— No puedo creer que tengamos que salir con esos dos cretinos que acabamos de conocer. —Tsukishima se quejaba mientras ayudaba a Yamaguchi a guardar algunas cosas para el viaje mientras los otros dos estaban en la planta baja de la cabaña, ya había oscureciendo por lo que saldrían en la mañana.
—Incluso revelaron sus verdaderas intenciones sin darse cuenta, son tan estúpidos.

— Bueno... No me lo esperaba de Kageyama, parecía ser listo. —Dijo mientras cerraba un morral donde había guardado algunas cosas, recordando como los dos se expusieron a sí mismos.
— Aunque de Hinata no me sorprende. —Le dio algo de pena decir aquello.

— No entiendo porque quieres ayudarlos, deberíamos dejarlos a su suerte y que mueran o se maten entre ellos. —Yamaguchi se quedó callado y desvió la mirada, no podía dejarlos solos, sentía una espinita que le decía que los ayudará porque sabía lo que se sentía no saber nada de un familiar y ahora podía ayudar y aportar en algo.
— Además, seamos honestos. Esa niña probablemente ya esté muerta... —Lo dijo en voz baja mientras desviaba la mirada, no lo decía con mala intención o en afán de burlarse, al contrario, sabía lo que era perder familia y un hermano pero tenían que ser realistas.

— ¿Crees? —No le sorprendió, muy en el fondo pensaba lo mismo.

— Lo más seguro es que esté muerta o ya la capturaron. —De nuevo volteó con su amigo.
— Entiendo que te recuerde a lo que vivimos cuando escapamos del pueblo y no sabíamos nada de nuestros padres... Pero no luches en una batalla que no es tuya, no te corresponde. —Conocía a su amigo desde hace años y siempre fue muy empático y sabía sentir perfectamente el dolor de los demás y siempre quería ayudar, pero a veces eso no era bueno.

Tadashi bajo la mirada, sentía que ahora podía hacer algo y no simplemente quedarse esperando.

— Solo los ayudaremos a salir del bosque... —Trató de desviar la conversación.
— Además, no hemos salido de aquí desde que nos trajo Akiteru. ¿No tienes aunque sea un poco de curiosidad por saber cómo está el pueblo?

— Sí... —Rodó los ojos, no mentía pero tampoco le hacía mucha maravilla aceptarlo.
— Pero si esos dos idiotas intentan entregarnos o algo no duraré en arrancarles la cabeza, ¿de acuerdo? —Mostró sus colmillos en señal de advertencia, Yamaguchi solo rodó los ojos divertido







La habitación era tan oscura a pesar de que había una pequeña vela que era la encargada de alumbrar, no había nada más que una frazadas simulando una cama, la ventana que estaba enrejada y una puerta de madera vieja donde había entrado el rey.

— ¿Dónde está Shouyo...? —Natsu estaba asustada, su hermano en la mañana había dicho que tenía que ir a hablar con el rey mientras la dejaba en casa de una vecina pero nunca regresó y en cambio unos guardias se la llevaron a esa habitación oscura que daba miedo y frente a ella estaba el rey.

— No lo sé, pero mientras tu hermano está desaparecido tú te quedarás aquí. —Habló Oikawa viendo con desdén a aquella niña, se acercó a ella y la tomó del cabello de forma brusca mientras miraba su espada de reojo pensando en si matarla o no.

— Dijiste que no ibas a hacerle nada. —Una voz interrumpió aquello, haciendo que Oikawa al reconocer la voz soltara el cabello de la niña y luego se girara para encontrarse con su guardia de confianza.

— Iwa-chan~ —Le dijo con una sonrisa y tono fingido.
— No le voy a hacer nada, no soy tan malo como para herir a una pequeña niñita. —Volteó de nuevo con la niña y le dio una sonrisa mientras alborotaba su cabello ahora de una forma más dulce.

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⏰ Última actualización: Jan 23 ⏰

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