❱ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞.

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𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐭𝐫𝐞𝐬
·𝐦𝐞𝐥𝐨𝐜𝐨𝐭𝐨́𝐧·

"Pareces tener un humor muy malo a diferencia de las otras veces

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"Pareces tener un humor muy malo a diferencia de las otras veces." el comentario de Gowther no se había hecho esperar.

Artemisa le dedicó una fulminante mirada, cruzada de brazos y con los músculos tensos y doloridos.

"Sí, exactamente desde ayer." agregó Melascula con una sonrisita.

Grayroad estrechó los ojos, recordando que el día anterior se había ausentado de la clase de literatura por tener mucho sueño. Tal vez, algo había sucedido en ese tiempo que ella no estuvo con Artemisa.

"Debo quedarme por la tarde para realizar un ensayo." escupió la pelinegro, esquivando las miradas de sus amigos. Sólo había pasado un día desde que le habían emparejado con Gloxinia, y sentía como una desquiciada que quería deshacerse de ese estúpido trabajo para poder dejar de pensar en él y en su risa.

¿Tenía que ver su risa con el hecho de que el profesor los pusiera como pareja?

Dentro de su cabeza, tenía sentido.

"¿Es eso?" inquirió la castaña de orbes rojizos.

"Por supuesto que es eso, idiotas." Artemisa respondió con brusquedad, sorprendiendo a sus amigos, puesto que la chica nunca estaba a la defensiva con ellos.

Al no resistir su mal humor, la pelinegro se levantó con una pesada mirada y se retiró a pasos lentos y un tanto agotados. Desde su posición, sus confidentes pudieron verla alejarse, sabiendo que existía algo más que la estaba molestando y mucho.

Sabía que todavía no era el momento de encontrarse en la biblioteca, pero Artemisa se sumergió en ella dispuesta a saltarse la última clase del día, y con el deseo de descansar rodando por sus pensamientos se dirigió a la mesa del fondo y en donde nadie nunca se sentaba. Tomó asiento después de dejar su mochila a un lado y en seguida recostó su frente en la madera vieja de la mesa, la cual también tenía muchos garabatos dibujados en ella.

Antes de darse cuenta, cayó dormida.

Una hora y media más tarde un chico de cabellos rojizos salía de su aula con el ceño fruncido, pensando en una sola cosa que parecía no querer salir de su mente, y aunque no quisiera admitirlo, había estado pensando en la razón de la ausencia de Artemisa durante toda la clase. Aun así, se dirigió a la biblioteca dado que allí se vería con la pelinegro al finalizar las clases, pensó que tal vez ella estaría ahí.

Gloxinia no se equivocó, puesto que no demoró demasiado en divisar a la bella chica sentada en la mesa del fondo. Al acercarse se percató de que dormía, por lo que tomó asiento junto a ella en silencio, procurando no despertarla, y a su vez, pensaba en lo extraña que era esa chica.

Con suma delicadeza el pelirrojo acercó su mano hasta el rostro de Artemisa y de la misma manera, retiró los oscuros mechones de cabello que lo cubrían, permitiéndole ver su belleza en su máximo esplendor, pues no tenía aquella expresión de frialdad o desprecio; a diferencia de eso, Artemisa dormía como él suponía que lo haría un bellísimo ángel.

𝗁𝗂𝗅𝗈 𝗋𝗈𝗃𝗈 ‹ ❪ 𝗴𝗹𝗼𝘅𝗶𝗻𝗶𝗮 ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora