❱ 𝐜𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭.

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𝐜𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐨𝐜𝐡𝐨
·𝐝𝐞𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧·

Artemisa había vuelto a caminar, el descanso obligatorio y las constantes amenazas de Melascula habían surgido efecto, y uno muy bueno

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Artemisa había vuelto a caminar, el descanso obligatorio y las constantes amenazas de Melascula habían surgido efecto, y uno muy bueno. Con esto, había logrado regresar a la escuela y eso, precisamente, era hacia donde se dirigía en esos momentos con sus amigos.

Iban en el auto de Gowther, quien lo había sacado de su cochera por Artemisa, quien a pesar de poder caminar, no podía hacerlo por tanto tiempo. Por otro lado, los golpes en su rostro prácticamente no se veían, la herida de su labio había sanado y la brecha en su pómulo era una pequeña línea rojiza que estaba por desaparecer.

"¿Qué les parece salir a tomar algo esta tarde, chicos?" preguntó Grayroad mientras bajaban del auto, el cual estaba estacionado en unos de los puestos de la institución.

Artemisa abrió la boca para responder, pero de esta no salió nada porque su mirada se topó con una lisa y brillante cabellera roja a unos metros.

Rápidamente selló los labios, oyendo a Melascula hablar de fondo, de pronto muy aturdida como para formar alguna frase coherente y digna del sentido.

Gloxinia charlaba tranquilamente con un estudiante de su aula, muy cómodo y ajeno a la mirada que tenía sobre la nuca. Por alguna razón, la de cabellos negros no podía apartar los ojos de él, parecía que Gloxinia era una especie de imán y ella un metal.

"¿Misa, tu qué dices?" Gowther le habló, bajo las miradas de las otras dos chicas.

A diferencia de lo que esperaron, la azabache no contestó por estar sumergida en sus pensamientos, y a pesar de que caminaba, sus movimientos eran automáticos.

Estaba demasiado concentrada en mirar al chico que parecía desestabilizarla.

Cuando sus amigos notaron lo que ella veía se sorprendieron, pero también sonrieron con burla, pues finalmente, habían descubierto lo que le sucedía a su querida amiga azabache.

"¿Dijeron algo?" balbuceó Artemisa después de unos segundos, girando a duras penas la cabeza para mirar a sus amigos.

"¿Qué tanto mirabas, eh?" Grayroad sonrió mientras estrechaba sus ojos, con suma picardía.

"Sí, era bastante obvio que observabas a alguien, Misa." apuntó Gowther.

La pelinegro agrandó sus orbes al ser tomada por sorpresa, inesperadamente se sintió muy avergonzada e hizo esfuerzos sobrehumanos para no sonrojarse al darse cuenta que, se había quedado como una tonta mirando a Gloxinia. Simplemente, era algo que ya no podía evitar; se había vuelto más fuerte que ella.

"Eso no es su incumbencia." escupió Artemisa al verse atrapada, retomando su caminar con rapidez para no ser alcanzada por sus amigos.

Entre risas y miradas llenas de curiosidad los tres jóvenes siguieron a su querida y malhumorada amiga.









𝗁𝗂𝗅𝗈 𝗋𝗈𝗃𝗈 ‹ ❪ 𝗴𝗹𝗼𝘅𝗶𝗻𝗶𝗮 ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora