Protección y Seguridad

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Vengan a sentirse sad....





Jamás creí que me convertiría en esto, pienso, mientras sostengo con ambas manos el cartón de color blanco contra mi pecho, el cual tiene escrito con marcador indeleble la palabra: "Muñeca", mientras sigo esperando en la aerolínea.

Erina viene hoy a casa, luego de 11 horas de un vuelo desde Dinamarca. Decir que estoy ansioso es poco; esta semana se me ha hecho eterna y el tiempo sin ella me ha enseñado lo acostumbrado que me tenía a su presencia. Las videollamadas y los mensajes son lindos, pero no se comparan con poder tenerla para mí. Aquí es donde digo que he perdido; acepto que no puedo estar sin la muñeca de grandes y violáceos ojos.

Corrección: Mi muñeca de grandes y violáceos ojos.

—¿Cuánto falta?

Traspuesto por la pregunta, miro a un lado y me topo con los inexpresivos ojos de Kurokiba. Él está parado firme a mi lado, con un cartel blanco que dice:"Ojou-sama".

Cuando vi ese gesto me hizo reír. Kurokiba quería escribir el nombre de Alice, pero se detuvo; debatiéndose entre su formalismo o su romanticismo, el segundo perdió, claro está, pero lo entiendo. El pelinegro debe estar confundido, pese a que lleva poco menos cuatro meses en una relación con Alice, no puede simplemente soltar todo el anterior código que tenía escrito en su sistema.

—Falta menos de diez minutos— digo por fin, regalándole una sonrisa a medias.

—¿Sabes que no era necesario que vinieras?— me pregunta Kurokiba, mientras se rasca el puente de la nariz en un gesto indiferente —Erina-ojou viaja con Alice, pudiste encontrarla en la mansión, buscarla no es tu obligación..

—Porque simplemente no lo veo como una obligación...— acorto su discurso, mirándole con una sonrisa arqueada —, quiero que Erina me vea al bajar de su avión— explico —Ella me vio al marcharse, lo correcto es que me vea recibirla.

Kurokiba asiente.

—Si Soma no es indispensable para recibirla...—Hayama, quien hemos ignorado durante los siguientes veinte minutos, habla en un tono de reproche. Tanto Kurokiba como yo lo miramos, curiosos —¿Por qué es necesario que yo viniese?— gruñe cada palabra.

Hayama zarandea de mala gana el cartel que le hemos dado, en el cual le pedimos que escribiese "Asahi Suzuki", ya que no es correcto que al pobre desgraciado no lo recibiera nadie, pero en lugar de eso, Hayama escribió "Hermano de Erina" y, claro, no teníamos más cartulina para reemplazar su metida de pata, así que lo dejamos de ese modo.

Kurokiba y yo echamos risas escandalosas.

Cuando veo en mi reloj de pulsera la hora, siento que todo mi sistema grita alerta. Escuchamos a través del altavoz que los pasajeros en el vuelo de Dinamarca están saliendo del avión. Es un eufemismo decir que estoy nervioso, mi corazón se saldría de su pecho si no fuese por mis costillas. Intento hacer un diagrama de mis movimientos; lo que le diré a Erina, cómo voy a abrazarla, cómo voy estrecharla contra mí y...

Sin embargo; toda esa planificación se va a la mierda cuando veo a Erina a la distancia. Sale del chequeo y pasa a la sala de espera en donde estoy con los chicos. Y sus bonitos ojos lila me encuentran. Tiene unos pantalones negros, una camisa enorme -que me robó-, y lleva un abrigo de piel, mientras acomoda su gracioso gorro de gatito en su cabeza.

Por un momento, siento que la imagen de ella se congela a varios metros de mí. Es como si todo ese tiempo sin Erina haya sido un borrón en mi mente.

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