Extra

701 65 30
                                    





Hello...

Resulta que tenía este fragmento rondando por mi ordenador, me pareció que era un buen regalo para todos los que amamos esta historia. 

Disfruten



Soma

Asustado es una palabra que no conocí en mucho tiempo y a la cual no me estoy acostumbrando. Pero sí, me estoy haciendo en los pantalones, mientras finjo que nada puede afectarme. Paso mi mano una y otra vez sobre el pelaje de Murray, mientras el gordinflón acepta las caricias sin oponerse y de tanto en tanto me clava las uñas, pero no me afecta en lo más mínimo. Estoy sentado al lado de un enorme ventanal, contemplando la extensión de bosque que se abre a mi vista y, a la distancia, veo una laguna, rebosante de vida.

—Soma —alguien musita con enfado— ¿Podrías dejar ese gato? Vas a dejarlo calvo de tanto que lo acicalas.

Asahi se planta frente a mí y quita de mi regazo a Murray, el gato no se opone, pero ahora yo no tengo mi pequeña bola anti-ansiedad. Me levanto de la silla y empiezo a sacudirme los pelos enmarañados en mi ropa los cuales no van a salir con facilidad.

—Que bueno que no tenías puesto el traje, de lo contrario, te habría asesinado —dice Asahi, sonriendo como un tonto.

—Todos lo asesinaríamos —corrige Kurokiba.

Hayama y Aldini simplemente se ríen y juegan con mi nerviosismo antes de que las cosas suban de nivel.

Lo que me recuerda que...

Hoy voy a casarme.

Voy a casarme con la muñeca.

Erina Nakiri va a ser mi esposa por el resto de mi vida.

Ella cumplió mi sueño, hacerme un mejor cocinero. Ahora me toca a mi cumplir su sueño, que sea feliz por el resto de los días que nos quede por vivir.

Un agradable calor me quema las entrañas y no puedo evitar sonreír como un idiota. No sé cómo llegue a este punto, pero estoy asustado de lo bien que se siente, de todas las sensaciones que la muñeca a logrado sacar de mí. Nunca iba a suplicar por algo, pero la vez que le pedí a Erina su mano, fue la súplica más honesta de mi vida y, la más importante de todas.

Hoy es el día de nuestra boda y no puedo evitar sentirme ansioso. No he visto a Erina hace tres días, pues las chicas querían su despedida de soltera y mis amigos también planearon la mía, así que hemos estado un poco distanciado. Honestamente, esto es horrible. No verla en 72 horas implica un margen de tiempo lo suficientemente grande como para que ella se arrepienta y yo no me dé por enterado.

Tengo que pensar con optimismo. Son los nervios, necesito algo de whisky.

Voy hasta una mesita que contiene licores y decido servirme algo, pero entonces...me detienen...

—Oye, galán, eso tiene un doce por ciento de alcohol —dice Asahi, deteniéndome cuando iba a tomar un shot de un solo golpe.

—¿Y? —le alzó una ceja.

—¿Y? —Aldini me copia el tono— Te trajimos algo más fuerte...—voltea a ver a Kurokiba—, dale el vodka —le dice.

Kurokiba se saca una botella de la chaqueta, como si esto fuese un asunto de contrabandeo y empieza a servir tragos para todos.

Clases de AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora