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Era pasada la una de la mañana, y los diez jóvenes ya estaban un poco borrachos.

Ya era la tercera noche que se reunían. Habían decidido que organizarían un karaoke, pero aún faltaba el que iban a beber, donde sería la fiesta, entre otros detalles. Les costaba mucho decidirse pues al final siempre terminaban desviándose del tema y comenzaban a jugar o bromear.

Esa noche estaban jugando al Mentiroso.

Cuando se terminaron una tercera botella Mina se ofreció a traer licor también.
Ella fue la primera en perder al mentiroso, demasiado expresiva para ese juego. Tsuburaba le dejó su mochila— de donde había sacado la primera y la segunda botella— y esperaron el regreso de la chica.

No tardó mucho en volver. Llevó una botella de ron. Pero el alcohol no era lo único que faltaba, al abrir la pequeña nevera que Jirou tenía al lado de su escritorio se dieron cuanta de que se habían quedado sin refrescos.
Uraraka se levantó diciendo que iba a ir a la cocina a por más bebida — acababa de perder la partida— y se fue. Poco después Jiro escuchó una puerta abrirse y pasos.

—¡Sshh! Fuera hay alguien— susurró mientras uno de sus mini-jacks se dirigía a la puerta. Rossi mutó L.I.E de EXID.

La persona misteriosa comenzó a tararear mientras que esperaba el ascensor, cuando las puertas se abrieron exclamó un leve "por fin".

— ¡Mierda! ¡Es Hagakure!— susurró gritando la anfitriona— Uraraka va un poco ciega, como Toru la pille... es una cotilla, se lo contará a todos— no querían decir nada de la fiesta hasta que no estuvieran seguros de que podrían hacerla.

Bakugo, al ver que sus compañeros solo se miraban entre ellos preocupados, se levantó y se dirigió a la puerta, <<Como la descubra nos delatará sin darse cuenta. ¡Maldita Cara Redonda!>> Pensó.
El rubio había perdido al mentiroso por culpa de Uraraka, esa chica lo leía como si fuera un libro abierto, pero no por eso él la iba a dejarla a su suerte.
Antes de girar la perilla dedicó una mirada irritada a sus compañeros.

— ¡Joder! No hace falta que os peleéis tanto por ir a buscarla, ya voy yo— soltó con sarcasmo para luego abrir la puerta— Ah, una cosa — miró a Rossi y a Tokage, ellas seguían en la partida— TetsuTetsu tiene un tres y un nueve de pica.

— ¡Serás hij-!— el rubio no terminó de escuchar al chico de pestañas largas pues cerró la puerta y se dirigió a la cocina con una sonrisa burlona en el rostro.

No era tan sorprendente el hecho de que Bakugo vaya a ayudar a una compañera. Después de lo que pasaron en primero se volvió algo solidario y su temperamento mejoró un poco, aunque seguía siendo un chico explosivo.

— Voy yo también— avisó Ashido a sus compañeros después de par de minutos.

—¿Por qué? No creo que Bakugo necesite ayuda— comentó Tsuburaba curioso.

— Por si acaso iré. Cuando hace calor Hagakure...— calló. No iba a comentar las intimidades de sus compañeras, ni de coña le iba a decir que su compañera invisible iba por la noche desnuda cuando le hacía calor. Nadie la veía, era absurdo, ¡absurdamente absurdo! su traje de heroína eran unos guantes y un par de zapatos, pero no se lo diría a nadie.— Da igual. Voy a ir.

Mina se levantó con un ligero mareo y salió de la habitación.

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Fiesta de graduación... ¿en el extranjero? -KacChakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora