Ya había pasado una semana exactamente después haberle dado el dinero a Kisaki, mi padre estaba muy impaciente y no dejaba de llamarme para molestarme, de hecho, ahora mismo estaba hablando con el, bueno más que una conversación estábamos peleando
— ¡No! –estaba furiosa con el, no entiendo el por que se le metió en la cabeza querer venir a Tokio– mira, ¡ya basta! No tienes nada que hacer aquí
— Claro que si! Es mi dinero y yo tengo que supervisarlo –este viejo...–
— ¿Ha? Pues ya no quiero nada de ese repugnante dinero y apenas tenga lo suficiente te pagaré tu estupidos dinero, viejo idiota –le colgué enojada, estaba tan furiosa que una vena se resaltaba–
Hanma estaba desde la cocina comiendo unas palomitas disfrutando de esas conversaciones diarias
— ¿Que pasó? Cuéntame –vi como se acercó casi corriendo con las palomitas tomando asiento en el sofá, me acomode a su lado y suspire exhausta–
— Se le metió en la cabeza venir a Japón para supervisar el dinero que le presté a Kisaki ya que es su dinero también, que iba a venir, también que iba a tener hombres vigilandonos y más cosas estupidas, también le dije que no quería su dinero asqueroso...–el celular empezó a sonar, lo tome con pereza y lo lleve a mi oreja pensando que era mi padre– papa, ya ne khochu slyshat' tvoi gluposti
— ¿Que? –escuche la voz confusa de Kisaki del otro lado del celular a lo cual solté una pequeña carcajada– no se que demonios me acabas de decir pero vete a la mierda por si acaso...
— ¡Perdón, perdón! Pensé que eras papá...¿que necesitas? –le pregunté limpiando ligeramente una lagrima que caía en la orilla de mi lagrimal–
— Pues...nada en especial, necesito que vengan los dos aquí a mi casa, Hanma sabe dónde esta. –No me dio tiempo a responderle, baje el celular y mire a mi pareja mirándome atentamente–
— ¿Quién era?
— Kisaki
— ¿Por que tiene tu número?... –entrecerro sus ojos mirándome atentamente–
— No lo se... ¿por que no lo tendría? Hago negocios con el de ahora en adelanté cariño
— Buen punto ¿que quería?
— Me dijo que quería vernos en su casa
Hanma dejo las palomitas de lado y se levanto tomando mi mano sonriendo, su sonrisa se veía bastante ansiosa
— Pues vamos, seguro nos va a dar un trabajo divertido –escuche una pequeña risita de su parte, camine hasta la puerta sin antes tomar las llaves, Hanma se acercó y ambos salimos de casa, yo no sabía donde era exactamente así que me deje llevar por mi pareja–
Caminamos mucho, hasta llegar al departamento de Hanma, el chico toco su bolsillo un par de veces y escucho el tintineo de su llaves lo cual lo hizo suspirar aliviado, se acercó a su querida motocicleta y se subió para arrancar el motor dejando que se calentará un poco, una vez ya la dejo acostumbrarse se acerco hasta mi lado haciendo espacio en la parte de atrás
— Esta vez no quiero que te agarres de la parte trasera, es peligroso y no quiero que tengas ningún accidente por eso ¿entendido? –asentí y me subí con cuidado a la parte trasera pasando mis manos por su abdomen y abrazandolo con un poco de fuerza– no tan fuerte...
— Perdón... –reí levemente y afloje mi agarre muy ligeramente, mi hombre estaba tensó y eso me hacía reír un poco– Vamos Shuji, no quiero que se haga más tarde
— Lo dijiste bien pequeña nazi –no me había percatado de mi pronunciación hacia su nombre, ahora lo escuchaba tanto que al momento de pronunciarlo no se me dificultaba–