Estaba con Kisaki mirando los locales en venta, estaba harto, este hombre era como una mujer en una tienda de ropa, miramos varios, VARIOS locales hasta que se decidió por uno no tan céntrico y pequeño, el dijo que como era algo pasajero que no nos fuéramos con algo tan grande. Compramos el local y yo firmé los papeles, ahora que lo miraba no era tan caro tampoco.
— Ahora falta comprar los muebles y arreglar un poco esta pocilga, unos tipos me deben un favor así que ellos se encargaran de limpiar el local y pintarlo. Por mientra tu y yo vamos a buscar muebles –escuché atentamente a Kisaki mientras caminábamos, el hombre ya me había entregado las escrituras– ustedes que harán con el dinero de ese viejo?
— Oh no, no digas "ustedes" es el dinero de ella, no mío –dije metiendo mis manos en los bolsillos mientras caminaba, el rubio me miraba atentamente mientras caminaba–
— Pero ¿no son pareja? ¿No se supone que deben de compartirse las cosas?
— No, ella tiene sus cosas y yo tengo las mías, lo que es de ella es de ella y lo que es mío es de ella ¿entiendes?
— No, eso es estupido, si ella no te da ningún beneficio ¿para que la quieres?
— Aún no encuentras a alguien que te haga sentir esas cosas Kisaki, por eso no lo entiendes –de su parte pude ver una cara de completo asco ante mis palabras, supongo que nunca espero esta declaración de mi parte, pero era la verdad–
Una vez llegamos a una mueblería Kisaki se encargó de buscar cosas decentes pero baratas, encontramos un mostrador, unas cuantas repisas y unos estantes altos, como era un local pequeño no era necesario tener tantas cosas por ahora. Las compró y el hombre dijo que más tarde pasaría a dejarlas a su vivienda, luego fuimos a un almacén en el cual vendían lavadoras, microondas, electrodomésticos en general, este compro dos neveras de doble puerta y un microondas, le dijeron lo mismo que el hombre anterior y nos fuimos del local
— Y...¿como vamos a conseguir las cosas?
— Las acabamos de comprar...
— No esas cosas, la comida y todo eso que se venden en las tiendas...
— Bueno hay que hacer llamadas para hacer los encargos de los productos pero de eso me encargo yo, tu no vas hacer nada...por ahora...
Continuamos caminando hasta llegar a la casa de la mini nazi, una vez adentro pude ver que no estaba en el lugar ¿dónde estaba? No me aviso que iba a salir, cuando iba a tomar mi celular para llamarla vi una pequeña nota sobre la mesa
"Cielo tuve que salir a mi universidad, mi celular lo deje en la cama, llego dentro de unos 40 minutos. Te amo"
Suspire un poco más tranquilo al ya saber donde estaba, si no llegaba dentro de una hora yo mismo iría a recogerla.
— ¿Quieres algo de tomar?
— Una cerveza estaría bien
— Cla-....en esta casa no tengo alcohol...
Esuche una pequeña risita de burla de parte del enano bastardo, yo solo alcé una ceja mirándolo con duda ¿que le es tan gracioso?
— Antes siempre tenías la nevera llena de alcohol...¿que tienen en la nevera de esta casa? –vi como se levantó y camino hasta la cocina abriendo la nevera, el bastardo tenía razón, en mi nevera podía faltar carne, queso, leche, pero nunca alcohol– que tenemos aquí....frutas, verduras, leche, carne...¿por que tienen una cuchara en la nevera?