Capítulo 24

30 6 0
                                    


Allison

El agua de la cascada se escuchaba por la única ventana que tenia la prisión, era tan pequeña que había cero posibilidades de escapar, la única cosa positiva que tenia era que entraba la suficiente luz como para que la habitación estuviera entera iluminada.

Llevaba en esta maldita jaula un día. No podía dormir, la comida que me daban digamos que tampoco alimentaba mucho y por si fuera poco la magia se retenía aquí dentro. No he tenido oportunidad de comunicarme con los chicos, ni creo que la pueda tener, espero que ellos tengan un plan, si no estaré aquí hasta que Belladonna se deshaga de mi.

Hablando de la reina de roma.

- Buenos días, Allison - se acercó hacia las rejas con un vaso de leche en sus manos - Pensé que deberías beber algo.

- No tengo hambre, gracias - dije de forma seca mientras miraba hacia los pájaros que se posaban en la ventana.

- Esta bien - Belladonna llevó el vaso hacia el suelo dándole una patada rompiéndolo y derramando su contenido. Una risa irónica salió de mi consiguiendo molestarla aún más.

Estaba segura de que haría algo contra mi, seguro me lanzaría un hechizo o me torturaría hasta que consiguiera lo que quería por suerte no fue así.

- Te la dejo a ti - la escuché hablándole a alguien. Crucé mi mirada un instante con la de Azael .

- Hola Allison - avanzó hacia mí dejando atrás a su hermana , me levanté de la cama acercándome también a él a través de los barrotes.

- Anda mira a quien tenemos aquí, si es el gilipollas de mi primo - lo mire fijamente con toda la rabia que ocupaba.

- Así que ya lo sabes.

- ¿Saber qué? Que me trajisteis aquí para aprovecharos de mi, fingisteis no conocerme y encima ahora me tenis encerrada? Sí, creo que hasta ahí lo he entendido.

- No es lo que crees, Allison, Belladonna fue la que planeó todo esto, ella odió a tu madre y yo, pues es mi hermana - se que intentaba darme excusas.

- ¿Oh enserio? Tranquilo, me lo dejaste claro cuando mandaste a los guardias.

- ¿Como...? - antes de que pudiera seguir hablando estiré mi mano hacia el cuello de su camisa acercándolo a mi con fuerza.

- Pues claro, ¿Cómo se iba a dar cuenta una niñita estúpida que no era capaz de creer que todo este reino existía? ¿Y lo del bosque? ¿Crees que no me di cuenta como desapareciste cuando tu hermana casi me mata? - solté su camisa para ahora agarrar su cuello mirándole fijamente a los ojos, los mismos ojos que hace unos minutos me llevaron ese vaso de leche derramado ahora en el suelo.

Espera ¿Qué? No podía ser real, esto no podía ser verdad.

Solté su cuello alejándome lentamente de aquella persona, las piernas me temblaron, mi mirada no apartaba la vista de la suya; Fría, calculadora, orgullosa de mi descubrimiento.

- Vaya - hizo una pausa antes de continuar - Al parecer no eres tan tonta como me suponía.

Los pantalones ajustados de color negro se empezaron a transformar en una cola larga que arrastraba en el suelo siendo esta parte de un vestido, su abdomen se redujo dejando ver un corsé que marcaba perfectamente su cintura, la camisa de cuello paso a ser la tela que faltaba del vestido, el pelo corto se convirtió en una melena larga de color negro, los rasgos masculinos fueron arrastrados por unos más femeninos y en su cabello se posaba una corona de color plata con diamantes negros incrustados en ella.

Yo me quedé sin aliento. Todo rastro del Azael que conocía desaparecieron dejando ver a una Belladonna más intimidante, más maléfica que de costumbre.

- ¡Tara! - dijo moviendo las manos como si fuera una sorpresa que esperaba ser revelada desde hace mucho tiempo - ¡Madre mía pensé que tendría que seguir fingiendo! Eres un poco lenta para pillar las cosas.

- ¿Pero como? - seguí allí parada observándola incrédula, todo este tiempo estuvo ahí escondida y no me di cuenta.

Que idiota llegaba a ser a veces.

- Veras, tengo un don bastante peculiar - as rejas de la celda se abrieron de repente dándole paso a Belladonna - Al contrario que tú o que cualquier persona de este reino. Yo no controlo cualquier cosa, yo controlo las sombras, aquello que a simple vista es insignificante tiene más poder de lo que piensa. Y como has comprobado hace un momento también puedo hacer ilusiones, por supuesto mucho más resistentes que las que hace Mark. Puedo hacer que veas lo que se me antoje 

Cuando estaba en frente de mí, levantó su mano hacia mi mejilla acariciándola con sus dedos mientras yo intentaba controlar el miedo que sentía en ese momento.

- Vaya, al parecer la belleza la heredaste de tu madre - siguió pasando sus dedos lentamente hasta llegar a mi cuello donde hincó toda su mano allí cerrándola lentamente para que poco a poco fuera sintiendo el dolor de su fuerza empleada a voluntad propia - También tienes su misma valentía, es algo increíble.

El aire me empezaba a faltar, me estaba ahogando y ella lo sabia perfectamente. Justo cuando pensé que ese seria mi último momento de vida me soltó, haciendo que cayera al suelo, tosiendo, intentando recuperar el aire que me había quitado.

Belladona se agachó quedando a mi altura, colocó sus dedos en mi barbilla y la levantó para que pudiera mirarla.

- Me quitaste lo que más quería - analizó mi rosto - Por tu culpa mataron a mi hermano, mis padres me convirtieron en lo que soy ahora a base de palizas

Me agarró otra vez del cuello pero esta vez con más fuerza, me puso en pie y me estampó contra la pared

- Cuando naciste ese día tu solista decidiste tu destino.

- P-Por favor, para - dije apenas sin aliento, quería llorar tenia miedo de morir ahí mismo, tenia miedo de que todo acabase, todo por lo que estaba luchando.

- Me alegra que una debilucha como tu no forme parte de mi familia -presionó más mi cuello - Dios no sabes ni controlar tus poderes, que patética. ¿Te cuento un dato interesante del lugar donde estas? En estas mismas paredes, detrás de esa reja de hierro y mirando esa ventana como tu lo haces. Buscando una manera de volver a ver la luz.  Aquí estaba tú madre, encerrada por años. Esperando para darle una mejor vida a la criatura que iba a tener o simplemente para que saliera de este infierno. Y mírate ahora, tratando de no morir en mis manos. 

Belladonna por fin me soltó, creo que se dio cuenta de que mis ojos se empezaban a cerrar por el dolor, apenas podía hablar, mi garganta era fuego ardiendo lentamente en mis cuerdas vocales.

- En fin, con suerte el dolor de tu garganta ira aumentando hasta que sientas que se extiende por todo tu cuerpo - volvió a agacharse donde me encontraba, en el suelo, sin fuerzas - Te digo adiós Allison, ¿O debería decir Kaira? Bueno, creo que no vivirás para saberlo.

Y antes de que se fuera por la puerta, me golpeó la cabeza contra el suelo. Y allí sola, en el silencio es donde vi mi final. Mis ojos querían cerrarse pues ya no tenía ni la fuerza ni la voluntad para levantarme. así que menos aún para abrir los ojos, por lo que dejé de hacerme de rogar, dejé de intentar luchar para vivir, aceptando que ya todo había acabado para mí. De repente todo se volvió negro.

Queendom Donde viven las historias. Descúbrelo ahora