Capítulo 28

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(N.A: Alerta de contenido explicito)

Especial: Nesrin

- La próxima vez sea más paciente señora Mikkelsen - agregó Nesrin a una de sus últimas guardias reales - Recuerde que no se puede esperar mucho de alguien que se pasa durmiendo sus horas de vigilancia.

- Lo sé, majestad por eso la disputa - la señora Mikkelsen miró a su esposo algo molesta por tener que hacer la guardia de noche sola.

- Como su reina, les ordeno que se vayan a casa y solucionen todo esto - dijo con una sonrisa pícara mientras miraba a una de sus guardias más serviciales y porqué no decirlo, una de sus más grandes amigas.

- A sus órdenes, majestad - el hombre hizo una reverencia mientras que su esposa miraba de mala manera a su amiga molesta por aquel consejo.

La noche empezaba a caer en el cielo del reino y las secciones de vigilancia ya habían acabado. El castillo estaba totalmente cerrado. Nesrin era la única que estaba en la sala del trono a altas horas de la noche, estaba echada en el suelo observando maravillada las primeras auroras boreales que se veían desde el techo de cristal.

- ¿Contemplando las vistas majestad? - preguntó uno de sus guardias personales, un amigo de la familia bastante lejano de Nesrin al cual ayudó a escapar de los maltratos del orfanato al que pertenecía en ese entonces y se lo trajo a Naru: Loren Hardstone.

- Así es, ¿No te parece que las auroras se ven hermosas aquí? - preguntó ella mientras observaba al chico sentarse a su lado.

- ¿No te es incomodo verlo con eso puesto? - preguntó mirando su vestido largo de seda hecho con hilos blancos y morados.

- ¿Con el vestido? Para nada, es bastante fino.

  Loren se acercó a Nesrin quedando a solo centímetros de ella.

- Suerte que no compartimos sangre, sino estaría muy mal lo que voy a hacer.

- ¿Acaso me tienes miedo? - dijo Nesrin con la respiración bastante acelerada mirando los labios del chico.

- Miedo es lo que menos te tengo.

Sin mucha más espera Loren se abalanzó sobre Nesrin atacando sus labios de forma lenta, pero Nesrin quería más, ya estaba cansada de tantos besos que no paraban en ningún lado, solo en su desesperación. Se levantó un poco quedando los dos de rodillas en el suelo, apoyó sus manos en la nuca del chico acariciándola con sus dedos provocando que él la posicionara encima suya.

- Loren - llamó jadeante una vez que se separaron ambos de la intensa sesión de besos - Vamos arriba.

Loren se logró poner de pie con Nesrin rodeándole la cintura mientras le daba besos en el cuello de una forma letal para el chico haciendo que su excitación subiera aún más, si además sumabas el roce de sus genitales mientras subían los miles de escalones hacia la habitación, Loren sentía que iba a caer allí mismo volviéndose loco.

Una vez entraron en la habitación Loren colocó a su reina en la cama dejándole unos instantes para recuperar su respiración, mientras él se quitaba la ropa quedando solo en boxer. Nesrin mordió su labio y miró al chico de arriba abajo sin nada de vergüenza. Se colocó encima de ella dejando besos en sus labios, mandíbula, cuello, bajaba y bajaba dejando rastro de sus huellas por todo el cuerpo de Nesrin. Quitó el resto de prendas quedando ambos desnudos en el centro de la habitación disfrutando del calor que transmitían sus cuerpos juntos, de la sensación de placer que ambos compartían. Allí bajo la luz que solo entraba por las cortinas, disfrutaron de una noche que no iban a olvidar.

A la mañana siguiente Nesrin se levantó antes que su acompañante, se duchó y se alistó para su rutina diaria como reina. Se acercó despacio hacia Loren dándole un pequeño beso en la frente a lo que el chico le respondió con una leve sonrisa deseándole un buen día con un beso.

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