Un día te vi volar sobre mi cabeza con tu belleza celestial...
Un día me partiste la cara al demostrarme que eras más que una cara bonita...
Un día, me besaste tan sinceramente, que mis corazones se derritieron por una diosa...
Un día, te mire muert...
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Se que no tenía muchas cosas pero de lo poco que tenía sabía que podía ayudarte. Pasaba mis manos delicadamente por el moretón de tu ojo, era una pomada de olores y con algunas hierbas medicinales. Ayudarían a que sanarás más rápido de lo normal. En esos momentos desearía que tu poder despertara para ayudarte. Era un riesgo que no estaba dispuesto a correr, no otra vez, no soportaría verte llena de sangre mientras sonreías con tristeza en mis brazos. Era lo que menos quería en esta situación
—¿Señor?—
—Hu— parpadee dos veces volviendo a la realidad. Me había quedado perdido entre los recuerdos destrozados que había olvidado la realidad. Retire las manos de tu cara formando una mueca al momento de guardar con torpeza mis cosas y te mire sentada en la cama. Parecías curiosa, con un brillo que amaba ver y curiosidad
—N-No creí que fuera a hacer esto—
—¿Esto?— las palabras llegaron hasta mi lengua antes de que pasaran por mi mente que no pude evitar sonreír ante esto—¿Esperabas algo más Elizabeth? ¿Creíste que por invitarte a mi cama sería por otra cosa? Nishishi — tus mejillas se pusieron del color de las fresas apenas termine de decir aquello. Solo negaste continuamente con la cabeza cerrando los ojos de la vergüenza intentando evitar mi mirada. Ese rubor era algo mucho más dulce y necesario que dormir o comer, si me pudieran a admirar tus mejillas sonrojadas estaba seguro que cada día de mi eterna existencia estaría lleno de felicidad
