Un día te vi volar sobre mi cabeza con tu belleza celestial...
Un día me partiste la cara al demostrarme que eras más que una cara bonita...
Un día, me besaste tan sinceramente, que mis corazones se derritieron por una diosa...
Un día, te mire muert...
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—Espero no te cause problemas, Maurice puede ser...vengativo — pronunciaste mientras colocaba algo de hielo en tu ojo. Era bueno tener guardado cosas frías del invierno aunque ya casi empezaría este. No me importaba que aquel hombre fuera vengativo, solo me importabas tu. Me levante de la banca de madera en la que se sentaban ambos y fui hasta el pequeño caso donde cocinabas la comida. Era mejor que comieras tu propia cocina antes de que yo metiera mano en ella —¡Oh! ¿Quieres que te sirva?—
—No, te serviré algo a ti— solo sonreíste levemente asintiendo con la cabeza múltiples veces y me miraste con los ojos brillantes después de tener el plato de delicias comida frente a ti. Las rosas estaban a un lado, regadas sobre la mesa pero dándole vida a la casa. Me quedé observando, si supiera cocinar te prepararía lo que quisieras pero la última vez que lo hice fue la primera vez que vimos a Merlin llorar. Esa chiquilla, incluso me ponía celoso pues parecía que era tu favorita, la tratabas como una hermana y siempre la tenías cargada o le besabas la mejilla causando sus risas.
—¿Te encuentras bien señor meliodas?—
—Eh...si, no pasa nada— los recuerdos te alejaban de la realidad e incluso ahora que solo admiraba como comías con una sonrisa no podía evitar divisarte con tus alas, no podían verse pero en definitiva las tenías, eran aquellas que usabas para sacarme de la oscuridad—Nishishi te ayudo — tome la cuchara de madera, tomando algo del guiso que preparabas hace unos minutos y llevándola hacia tu boca
Un día te di de comer justo como hace tanto años, justo como cuando apenas nos estábamos enamorando
