CAPITULO 27

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Un cosquilleo repentino molestó mis párpados, eran los rayos del sol naciente, que suavemente iban levantando la penumbra de la noche. El frívolo vacío hizo estremecer mi piel, un presentimiento se desprendió de lo más recóndito de mi ser... ¡Insoportable! Inmediatamente me levanté ¿Dónde estaba Anneth?

Asustado, la busqué por el patio, sin suerte, en pijama corrí hasta su casa, frente a la fachada pistache me detuve abruptamente, no lo consideré... ¿Qué excusa le pondría a su madre? ¿Con qué pretexto justificaría mi atuendo, la hora y la incongruencia? ¡Basta! ¿En serio eso importaba?

En ropa de dormir, descalzo y contra cualquier lógica, toqué su puerta, estuve así alrededor de cinco minutos, sin que me resolvieran. ¿Estarán los padres buscando a Anneth? O será que se fueron temprano a trabajar, más dudas que respuestas obtuve por mi impulsiva acción.

Quise probar en la escuela, pero para ello debí regresar a cambiarme, puesto que sin uniforme no me dejarían pasar, la congruencia del sinsentido.

Me presenté a clase sin maleta, apenas peinado, con ojeras terribles y la ansiedad que sospecho se proyectaba en mi rostro. Miré el asiento vacío de Anneth, fue imposible contener la frustración, un quejido se escapó de lo profundo de mi pecho, ¡Fue una pérdida de tiempo!, mi última esperanza era hablar con sus amigas, quería creer que me darían razón de ella.

No esperaría hasta que el timbre sonara, el tiempo en el salón de clase pareció distorsionado, hacía puños con las manos y daba vueltas, socializar no era lo mío, pero necesitaba hablar con ellas. Tomé aire, y fui hacia sus asientos.

—Me acerqué, nervioso hasta los huesos, con las manos temblorosas y la voz quebrada.—Buenos días... sé que no suelo hablar y esto parecerá extraño, pero es una emergencia, ¿Han sabido de Anneth?

—Paulina, intransigente y con gran descaro me miró.—¡Si tú no sabes, nosotras menos! —Salió dándome la espalda, quedando la otra compañera en su asiento.

Palidecí, sentí las piernas fallándome, era un hecho, Anneth estaba desaparecida ¿Debería notificar a la policía? Rídiculo.

—Discúlpala, estamos muy preocupadas, desde hace dos días que Anneth no se presenta a clases, ni contesta el teléfono.—Suspiró.

—¿Han intentado ir a su casa?—Quise seguir recolectando información, pero estaba seguro que estaba en un callejón sin salida.

—Se supone que iríamos hoy saliendo de clases ¿Quieres ir?

—Muchas gracias, pero no creo que sea buena idea.

—¿Ustedes pelearon, verdad?—Me miró con sus intensos ojos marrones.

—Me sentí expuesto ante ella.—¿Por qué lo dices? ¿Ximena, cierto?

—Así es.—Continuó.—Anneth se veía muy desesperada, pero no lo quiso decirlo abiertamente, supusimos que tenía que ver contigo.

—Suspiré.—Honestamente, las cosas no son tan sencillas como parecen, fue un gran malentendido, tristemente sin comunicación llegamos a un punto muerto.—Literalmente.—Pero ahora no sé qué pasó con ella, ni siquiera sé si está bien..

—Me interrumpió.— Búscala y dile lo que sientes, quizá no sea tarde.—Se levantó.— Iré a por Pau, el profesor ya debe venir en camino.—Pausó un momento y continuó hablando.—Quizá deberías intentar en un lugar significativo para ambos.

En este mundo de sombras y espejos, creo que Ximena es una entidad emblemática, parecía tener alma. ¿No es acaso que todo aquí es una farsa? ¿Qué sabe ella que yo ignoro? No presté mucha atención anteriormente ¿Siempre fue ella así? ¿O es acaso que algo cambió en esta "realidad"? No era el momento, mis pensamientos me frenaban, mis prioridades son otras.

Dulces sueños, AnnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora