CAPITULO 10

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Nota de la escritora: Primeramente, muchas gracias a las personitas que han seguido la historia hasta aquí, les notifico: para mejorar su experiencia con este capítulo, sino han leído el mito grieto de Selene y Endimión, háganlo antes, habrá una referencia más adelante. Cambio y fuera, disfruten de la lectura. 


Estoy bastante cansado de los altibajos del día, ¿Y ahora ella quería saber uno de mis vergonzosos secretos? ¿Desde cuándo comencé a observar a Anneth? Aunque es cierto, hasta hace poco ese esa persona no era más que una silueta estética para mí, como artista ¿Cómo dejarlo pasar? Sus suaves rasgos, su piel blanca y delicada como la porcelana, su rostro finamente esculpido con las líneas que resaltan sus facciones femeninas, sus vibrantes ojos verdes como esmeraldas, llenos de vida, de pasión y aquella salvaje melena rubia, hebras de oro como corona que formaban su elocuente estilo. Atreves de la ventana del salón fue que la descubrí.

—Anneth, la primera vez que llamaste mi atención fue justo el primer día de clases, llegabas tarde. Te vi desde la ventana del salón, venías corriendo.

¿Tal belleza? Tan elegantes rasgos disonando con tan burda conducta, abriéndose camino, corriendo, iba realmente tarde al salón. Cuando miré su rostro, rojo de tanto correr, sus ojos angustiados, sentí una presión en el pecho, una atracción inmediata e inexplicable. Ella es realmente hermosa, pensé, cómo me gustaría plasmarla, al menos así la podría admirar de cerca sin intimidarme.

—No pude evitar mirarte, estabas alterada por llegar tarde, aun así tu rostro enrojecido por el esfuerzo físico, sudado y afligido, seguía siendo hermoso.—Anne, estaba extrañamente callada, supongo que lo entendió, dejé de negarlo.

Me era imposible seguir ocultando mis sentimientos, estoy seguro que el amor que se desbordaba sin tregua lo percibía Anne, ya no podía contener ni una sola gota, se iba filtrando gradual e inconteniblemente, con cada palabra, con cada mirada, iba exponiendo mi sabido secreto.

—Estoy cansado ¿Puedo acostarme a lado tuyo?—En ningún momento me soltó la mirada, ¿Será que ella siente lo mismo?

—Es tu cama, adelante...—Se hizo a un lado, estando ella a un extremo y yo al otro, mirándonos muy de cerca en la corta distancia.—Quiero seguir oyendo la historia ¿Puedes continuar?

—Jeje, está bien.—Me hacía sentir bien que tuviera tanto interés en mis palabras.

Cuando entró inesperadamente a mi habitación, sentí un gélido escalofrío recorriendo mi espalda, estaba realmente desesperado, pensé que al ver tal despliegue obsesivo, se asustaría, y la perdería; me aterraba su rechazo, pero mirándola ahora, tan ansiosa por escuchar lo que tengo que decir, ese miedo se fue... es la primera vez que alguien se interesa por lo que pienso, o siento, es extraño, pero confortante.

—Como artista, pienso que estoy muy atraído por la estética, y me entran estos deseos de hacerlo parte de mí, ese de allá...—Apunté un boceto cerca de la cama, al respaldo.—Ese día, te miré sentada afuera del salón, platicando con tus amigas, te veías muy feliz... tenía que retratarla, esa sonrisa magnifica, quería verla siempre.

¿Debería ser completamente honesto? ¿Debería confesarle lo que quizá ya sabe? Tenía este impulso que punzaba cada vez más fuerte, la idea que me acosaba, decírselo, el momento ¿Ella sentirá lo mismo?

—Si te soy sincero, desde entonces he puesto mis ojos en ti, desde las sombras sin que me notes... Hasta ese momento, cuando comenzaste a buscarme.—Solté una mofa.—No lo creía, las cosas no salen nunca como yo las quiero, ¿Era acaso posible que la chica que he estado mirando estos años, me halla notado? ¡Tenía que ser una broma! Como aquella vez... Era doloroso pensarlo, en abrir mi corazón una vez más, y ser decepcionado, realmente sentía que moriría.

Dulces sueños, AnnyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora