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Preston no veía a su compañero desde el encuentro en su cuarto. Erwan no volvió a la mansión, pero sabía que estaba cerca gracias a los eventos mágicos a su alrededor. En los últimos tres días el tiempo varió de un extremo a otro, en el momento en que se fue la lluvia azotó todo el lugar, algunos truenos repiquetearon durante todo lo que quedaba de tarde y noche.

Preston se preocupó, pero decidió darle tiempo. El segundo día nevó, por suerte los cambia-formas eran bastante invulnerables a él, Preston lo buscó por cada rincón existente, sin embargo, Erwan no se dejó ver.

Hoy al menos había una ligera llovizna, el cielo estaba completamente negro a pesar de ser por la mañana y Preston rezaba porque los cambios de tiempo no fuesen debido al humor de su compañero ya que ninguno parecía ser algo bueno.

Preston estiró una mano por la ventana y la empapó en el agua fresca.

—Deberías venir a verme —murmuró esperando que le escuchara.

—¿Qué pasa con el tiempo?

Preston se giró para ver a su hermano con las cejas fruncidas.

—Erwan, eso está pasando —murmuró con un bufido, su hermano acababa de llegar de la manada luego de irse hace tres días.

—¿Fue así los últimos días?

—Más o menos. ¿Qué hay de la manada?

—Todo bien, los tíos vienen luego con los primos —Preston frunció el ceño.

—¿Qué hay de Dian?

—No lo sé, no lo vi —Preston no se perdió la forma en que su hermano apretó la mandíbula.

Ellos se criaron en la manada, amaban a cada uno de sus tíos y primos, pero Mark siempre tuvo una relación más especial con Dian, el hermano del compañero de Marcus. Ahora no entendía porqué su hermano se negó a dirigirle la palabra por los últimos diez años.

—¿Qué pasa con ustedes dos?

—¿Por qué no buscas a tu mago? Este clima es deprimente —Preston notó el cambio de tema tan radical, pero lo dejó pasar.

—No quiere verme.

—¿Por qué?

—Me tocó con su magia —Mark lo miró con pánico.

—¿Qué?

—Estuvimos en mi cuarto un tiempo y de pronto colocó una mano sobre mí y fue como si un maldito hierro caliente me tocara la piel —gruñó, lo peor no fue la quemadura, la mirada de Erwan al saber que le hizo daño acabó con él.

—¿Te quemó?

—Sí, pero ya está curado, no fue para tanto.

—Ese mago está acostumbrado a destruir, Preston, y si no tienes cuidado podría acabar contigo —Orión habló como si fuese parte de la conversación y se sentó en el sofá, Preston sintió la necesidad de defender a su compañero.

—Papá, eso fue un accidente.

—Estoy seguro de ello, pero ese mago está quebrado, fue utilizado y no de la mejor manera, está en ti enseñarle que puede salir del vacío emocional donde está metido.

—¿Cómo? —Orión sonrió.

—Yo que sé, no soy muy buen ejemplo en las relaciones, intenté matar a Ritz antes de hacerlo mi compañero —Preston torció los ojos, él era el culpable por preguntar.

—Sólo Mark tiene la esperanza de un apareamiento normal aún —Mark miró hacia otro lado y tragó, su padre no se lo perdió.

—¿Tienes algo que decir, hijo?

Predestinados III: Lazos de MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora