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Preston se puso de pie mirando a la cama, Erwan aún no había despertado después de cinco días enteros durmiendo, su padre estaba en la misma situación, pero de todas formas fue hacia allí a comprobarlo.

Ritz estaba despierto esta vez, sentado en la cama con la espalda apoyada al respaldo, su mano acariciaba el pelo de un Orión completamente dormido.

Orión estaba acostado a su lado con un brazo alrededor de su cintura, Preston quiso darles privacidad, pero Ritz olfateó y giró la cabeza en su dirección, sus ojos tenían el mismo dorado apagado del ultimo día.

—Preston —se detuvo frente a la cama y frunció el ceño.

—¿Estás bien? ¿Aún no puedes ver?

—Estaré bien, estoy sanando.

—No te quedarás ciego, ¿verdad?

—Ven aquí —pidió palmeando un espacio a su lado, Preston obedeció y Ritz le acarició la mejilla—. Esto no es tu culpa, nada de lo que pasó, estaré bien, estoy recuperando la visión lentamente.

—¿No me mientes? —Ritz ladeó la cabeza.

—¿Cuándo te he mentido?

—El día que dijiste que sólo estabas cansado y hablaste sobre tu intimidad sólo para alejarme —Ritz rió levemente, pero Preston no le veía la gracia.

—Es cierto, lo siento, pero no te miento, tardaré en sanar, pero lo haré.

—Lo siento —murmuró.

—Te dije que...

—¿Que no es mi culpa? —interrumpió Preston tomando su mano, luego le beso los nudillos —Entonces. ¿Por qué me siento tan culpable?

—Fui yo quien mordió a ese mago, Preston, y me alegra haberlo hecho o el perjudicado hubiese sido Orión.

—Pero...

—Nada de excusas, ni tú, ni tu compañero tuvieron la culpa, ¿vale?

Preston asintió y miró a Orión, su padre no había dormido todo este tiempo esperando a que Ritz despertara, debió haberse quedado dormido en cuanto lo vio abrir los ojos asegurándose de que estaba bien.

—¿Cómo sabías que Erwan podía ayudarte? —Ritz se encogió de hombros y sonrió.

—No lo sabía, sólo me arriesgué.

—Papá —gimió mirando a Orión, Ritz apretó su hombro.

—No lo dijo en serio.

—¿Qué? —murmuró mirándolo.

—Orión amenazó a tu compañero, pero sólo estaba fuera de sí, nunca te haría daño.

—Lo sé —dijo poniéndose de pie.

—Preston.

—¿Qué pasa?

—¿Podrías hablar con tu hermano? —Preston arqueó una ceja confundido con la pregunta.

—¿Sobre qué?

—Sobre su compañero, hay algo que le molesta —Preston negó, Ritz probablemente se había dado un golpe en la cabeza y estaba confundido.

—Mark no tiene un compañero —Ritz suspiró.

—Habla con él, no quiere hablar con nosotros.

—Está bien, lo haré —Preston se giró y caminó a la puerta, la voz de Ritz lo hizo detenerse en seco ante la pregunta.

—¿Qué piensas de un hermano pequeño? —Preston se giró sorprendido, Ritz acarició el pelo de Orión nuevamente.

—¿Quieres otro hijo?

Predestinados III: Lazos de MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora