—¿Qué quieren que les diga primero?—Pregunté.—¿Por qué no nos dejaste saludar a nuestros compañeros?—Cuestionaron al mismo tiempo.—Bueno, en primer lugar, nuestros compañeros son: Denki, Kirishima, Ochako, Asui y Tokoyami.—aclaré.—Los demás nos traicionaron, a ustedes, a Denki y a Tzuyu los vendieron para obtener dinero. A Kirishima, Ochako y a mi, nos dio tiempo de escapar, bueno, a mi en realidad me rescató Kirishima, lamento mucho no haberlos salvado pero ya estaba herido por culpa de esa maldita puta.—Murmuré.—¿Quién es la maldita puta?—Preguntó Bakugo.—Momo, cuando no pudo tenerme me sedó y...bueno utilizó mi cuerpo como quizo, me tenía en el sótano de mi casa al igual que a Yuki y Eri. Un día Kirishima irrumpió en mi casa preguntándose por qué no estaba enterado de la reunión de héroes, total que me ayudó a salir y liberó a Yuki y Eri.—Dejé que procesaran poco a poco la información.—¿Izu?—Llamé.
El cuerpo de nuestro adorado omega de cabellos verdosos cayó sobre el mío, me alarmé, sin embargo reaccioné de inmediato llevándolo conmigo a mi cuarto, no tardé en llegar gracias al elevador, Bakugo nos siguió todo el camino, se veía preocupado. Acostamos a Izuku en mi cama y lo tapamos, le hice una seña para que saliéramos de la habitación y así poder hablar, dejé la puerta entre abierta por si Izuku despertaba.
—No necesitas decírmelo. Sé lo que quieres expresar.—Susurró Bakugo.—Claro que necesito decírtelo Go-go. Te amo...se que tal vez es difícil creerme pero por favor...—Un rápido roce en mis labios me calló.—Izu me contó de la vez que te pusiste celoso por que dijo mi nombre mientras tenían sexo...—Susurró aún sobre mis labios.—Eso fue...por que tú siempre habías sido más cercano a Izuku y yo también quería que fueras así conmigo.—susurré al borde del llanto.—Shh, está bien bebé...lo seré.—Murmuró.
Me separé de golpe recordando algo, algo que debía decirle si o sí y que era sobre Izuku.
—¿Estamos de acuerdo en que Izuku ha tenido casi más problemas que nosotros en su vida?—Cuestioné.—Sí, pero después vas tú.—Yo le resté importancia.—¿Tú crees que sea buena idea meterlo en Little Space?—Pregunté.—Sí, sí lo creo, pero creo que deberíamos preguntarle al respecto primero.—
La pantalla se apagó, volteé a mi lado notando el claro sonrojo que tenían Kirishima y Denki, pronto la pantalla se volvió a encender.—Ese es su futuro, ahora ¡Corran!.—La pantalla se desapareció dejándonos de nuevo en la calle, corrimos como si el diablo nos persiguiera hacia la casa de mi querida suegra, tocamos la puerta. Abrió y sonrió al vernos, pero la sonrisa desapareció en cuanto escuchó un fuerte golpe en uno de los balcones, entramos apresurados para ver qué había caído, mi respiración se agitó al ver la característica cabellera verde de Izuku. Me acerqué con rapidez y lo apegué a mi pecho, había manchas de sangre por toda su ropa y sus preciosos ojos de jade estaban cubiertos por una venda blanca, también manchada de sangre, mi lobo comenzó a aullar, estableciendo contacto con el de Izuku.
—Está a punto de dar a luz.—Murmuré.—¡¿Qué?!.—Gritó alguien.
Solo atiné a llevar a Izuku a una de las habitaciones, recostarlo en la cama y quitarle toda la ropa limpié las heridas con una sábana y agua que saqué derritiendo un poco de hielo, cuando ya estaban limpias las cautericé, claro noté el dolor de mi omega pero era lo mejor que podía hacer en ese momento. Después me acosté a su lado cubriéndonos con una cobija, solté múltiples feromonas sin embargo sabía que algo no iba bien, mi lobo gruñó llamando a alguien que no estaba en esa habitación, tampoco en la casa, pero que, sin embargo venía en camino, la puerta se abrió y el aroma de otro alfa, uno de ojos escarlatas y cabellos cenizos nos cubrió, Izuku por fin abrió los ojos y yo por fin pude sentirme seguro, se acostó a nuestro lado, dejando a Izuku en medio.
Sentí algo presionando mi estómago abrí los ojos, sin embargo no me esperé ver a Bakugo sobre mí, sus cabellos estaban revueltos, sus ojos desenfocados y brillantes. Su labio inferior era apresado por sus dientes, la presión ejercida sobre él ocasionaba pequeñas heridas de las cuales goteaba sangre. Mi mano se dirigió a su mejilla, nunca creí que fuera tan suave, voluble, tersa, un suave sonrojo la coloró. Dibujé sobre tan suave lienzo, los trazos eran invisibles pero eran el retrato de mi secreto amor por el.
Siempre creí que estaba mal lo que sentía, que mi amor estuviera dirigido a dos personas y por ello siempre creí que merecía morir y ser enterrado junto con aquellos extraños sentimientos.
—No llores—Supliqué.—Si lo haces tú yo también lo haré.—
El riachuelo de lágrimas en sus ojos comenzó a caer como saladas y peligrosas cascadas, una de las brillantes gotitas cayó en mi mano izquierda donde desapareció dejando en su lugar un poco de vapor, mis ojos comenzaron a inundarse, supuse que la fuerte lluvia que caía de los ojos de Bakugo era la razón, al mismo tiempo que la cadena que ataba mi corazón se soltaba una fuerte presión se instaló en el.
Por un momento solo pude sentir la suavidad de las sábanas, las empapadas y tibias mejillas de Bakugo, el calor de Izuku y un vivo color rojo. Para cuando esa sensación se fue yo ya había tomado una decisión, enterraría todo lo que no me permitiera estar con mis dos adorables y preocupados novios.
Mi mano izquierda bajó recorriendo su cuello, finalmente la coloqué en su hombro, mientras tanto llevé mi mano derecha a su otro hombro, una vez allí lo jalé para conectarnos en un dulce y tierno beso, sus lágrimas seguían cayendo, sólo que ahora se mezclaban con las mías.
—Empecemos de nuevo.—Susurró cuando nos separamos.
