❽ℝⅇⅇ𝕟𝕔𝕦ⅇ𝕟𝕥𝕣𝕠

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—Shh, no pasa nada, todo está bien.—Consolé.

Izuku había despertado primero, había entrado en pánico al no reconocerme, intenté calmarlo lo mejor que pude pero de la nada Bakugo se tiró encima mío arrancándome la máscara y quedándose quieto al ver mi rostro, suspiré.

—¿Me dejarías levantarme?—Pregunté.—No, nos harás cosas malas.—Susurró.—¿Yo? ¿A ustedes? Por dios, son mis destinados ¿Cómo podría?—Cuestioné—B-bueno...—Tartamudeó.—Qué te parece que comemos, salimos de este lugar de mierda y les explico todo.—Propuse.—Vale.—Accedió después de pensarlo un poco.

Tomó a Izuku y lo puso en su regazo,  sentándose frente a su platillo, me sorprendí cuando lo alejó y acercó el katsudon de Izuku alimentándolo, yo los observé con ternura, me parecía adorable verlos a ambos llevarse tan bien, en cuanto noté que Izuku estaba por terminar me acerqué y, usando mi lado izquierdo calenté el plato de Bakugo, dejándole en el punto perfecto. Hice un gesto para avisarle al rubio que tomaría a Izuku de su lado, me miró dudoso, sin embargo aceptó.

—¿Todoroki?—Llamó Izuku.—¿Qué pasa?—Cuestioné.—¿Realmente eres tú?—Interrogó, asentí con la cabeza.—Yuki y Eri están bien.—Aseguré limpiando las lágrimas de sus mejillas.—Creí que habías muerto.—Susurró.—No, sólo me desmayé...por suerte Kirishima me encontró, pero no es el lugar para hablar de esto, lo hablaremos en cuanto lleguemos a mi casa, bueno, ahora nuestra.

—Dijiste "destinados" ¿A qué se debe eso?—Preguntó Bakugo, que aún no terminaba de comer.—¿Creías que no lo sabía? ¿La razón por la que te mudaste a lado después de la graduación? ¿Que tuviste el celo al mismo tiempo que Izuku y yo? ¿Que me tomabas fotos en secreto?—Interrogué.—También se que tu siempre supiste que Izuku estaba vivo y que eras tú quien evitaba que me quitara la vida esos días. Que tú asesinaste a los que le hicieron daño a Yuki ¿Cómo no lo iba a saber? También se que Izuku, tú y yo siempre nos amamos. Esa noche, el día de tu cumpleaños nos emborrachamos y las cosas se pusieron calientes. Jamás te olvidaría Kuku.—Susurré contra sus labios, Izuku se unió al beso segundos después.

Las lenguas se acariciaban, las feromonas brotaban con libertad, las caricias debajo de la ropa se hicieron presentes, me separé de ambos haciendo que siguieran con sus acciones y observándolos detenidamente, era excitante verlos tocarse de maneras tan ardientes.

—Lamento interrumpirlos, pero tenemos que irnos.—Avisé, Izuku hizo un puchero y Bakugo solo me miró con seriedad.—Los tres tenemos un problema en los pantalones.—Se quejó Bakugo.—Bien pueden arreglar sus problemas en el baño, yo hablaré con Kirishima.—Accedí.—Gracias.—Susurró Izuku con un notorio sonrojo.—¿No resolverás tu problema?—Cuestionó mi cenizo, negué con la cabeza. En realidad no tenía ninguna erección en mis pantalones.—Bien.—

Ambos se adentraron al baño, desde afuera podía escuchar sus gemidos.

—Kaa-chan. No tan r-rápido p-porfavor.—Suplicó Izuku.

Mantuve mi mente en blanco y salí al balcón, esperando que los sonidos no llegaran a mis oídos allí. Encendí mi celular y le marqué a Kirishima.

—¿B-Bueno?—Contestó.—Hey, ya nos vamos.—C-claro s-sólo dame unos minutos.—Pidió.—Bien, termina tu feliz reencuentro pronto.—Pedí.—Mmm, lo intentaré.—Respondió.—Si quieres puedes adelantarte.—Ofreció.—Vale, mandaré a un chofer a recogerte en cuanto llegue a nuestra casa.—Avisé.—Ok, adiós.—

Finalizamos la llamada justo en el momento en el que salían Izuku y Bakugo del baño, ambos estaban sonrojados y evitaban mirarme a los ojos, sonreí dándoles un beso rápido a cada uno, tomé sus manos y salimos del cuarto, caminamos hacia el elevador, una vez allí presioné el botón del estacionamiento, al no llevar maletas fue sencillo salir de ahí. La sorpresa fue cuando nos encontramos a un grupo de héroes en la entrada principal. Maldije por lo bajo y detuve a Izuku que quería ir a saludar a sus viejos amigos, ambos me miraron dudosos y enojados, negué con la cabeza y les coloqué el gorro de la sudadera, hice lo mismo conmigo y caminamos rápido hacia el auto.

No tardamos en encontrarlo pues era una van negra, abrí con la llave y los alenté a que subieran, el interior estaba repleto de feromonas de un omega que trabajaba para nosotros, pude ver las caras de ambos, sonreí y me senté en el asiento del piloto, colocándome una mascarilla y unos lentes esperando no ser reconocido, encendí un aparato que cambiada la voz y ciertos rasgos faciales por si acaso, Izuku y Bakugo estaban ocultos por una cortina así que no me preocupaba tanto. Encendí la camioneta y salí del estacionamiento, como supuse, en la salida también había héroes, pero no notaron nada raro y me dejaron salir sin siquiera pararme para revisar la licencia o identidad.

Tras dos horas de manejo por fin llegué al edificio en el que vivía, tenía alrededor de veinte pisos y todos ellos eran para el uso personal mío y de Kirishima, al menos hasta ahora. Desperté a mis hermosos novios para después ayudarlos a bajar. Les había dicho que les ayudaría a entender todo en casa y por eso no me habían interrogado en el camino, buscando distintos modos de distracción, ambos habían leído un libro.

—¿Aquí vives?—Cuestionó Bakugo.—Sí.—Contesté.—¿Son departamentos?—Preguntó ahora el de ojos verdes.—No, es una casa.—Aclaré.—Oh, vaya.—Exclamaron a la vez.

Los insté a entrar tras abrir la puerta, nos quitamos los zapatos y los dirigí hasta la sala, en el camino nos encontramos con Tomura, que se había cuidado más la piel y quitado las manos del cuerpo, haciendo que se viera realmente lindo, el y mi hermano Touya eran destinados de Hawks, con quien mantenían una relación.

Al principio no lo reconocieron como tal, pero después asociaron su olor con el de la van y pusieron muecas, les di una caricia en la espalda y saludé a Tomura.

—¿Y mi hermano?—Cuestioné.—Hizo "algo" y a Hawks no le gustó, me trajo aquí para que no escuchara o algo así.—Susurró.

Yo suspiré, Touya era un rebelde por naturaleza y eso no lo ayudaba en su relación con Hawks, que era un Daddy kink.



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Fecha de publicación: 16-Ago-2021


𝔼𝕣𝕣𝕠𝕣𝕖𝕤 𝕕𝕖𝕝 𝕡𝕒𝕤𝕒𝕕𝕠²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora