«Te cambie»
Fue una mañana como cualquier otra para el peliverde, el cielo de un todo azul bañado de pequeñas nubes que jugaban a hacer formas en aquel basto cielo, el sonido de aquellas aves, que, alimentando a sus crías, se posaban en el árbol cercano a la ventana de su habitación.
El pecoso se había levantado muy temprano esa mañana, debia pasar por su amiga Ochako a su casa, para luego ambos dirigirse a sus habituales clases universitarias, compartían algunas clases, y ese día les tocaban una que otra asignatura juntos.
Buscando entre sus cosas, se aseguró de que nada le faltase y dándose una rápida mirada al espejo para comprobar que su aspecto era decente, bajo las escaleras dirigiéndose a la cocina donde una muy animada Inko, lo esperaba con el desayuno listo.
—Buenos días, mamá. — saludo sonriente besando la mejilla regordeta de la pequeña mujer.
—Oh, veo que madrugamos hoy— bromeo haciendo reír a su hijo— ¿Iras por Ochako?
—Sep. — respondió el animado peliverde sentándose en la mesa dispuesto a devorar el desayuno que su madre había preparado con mucho amor. —Compartimos algunas clases hoy y le dije que podíamos ir juntos en mi auto.
—Muy bien mi niño, todo un caballero — alago tomando asiento igualmente en la mesa, acompañando a su hijo en la degustación del desayuno.
— ¡Mamá! — se quejó el menor con el rostro rojizo.
—Solo bromeo cariño. — hizo un ademan restándole importancia al asunto— sé que no sientes esas cosas por tu amiga, ambos sabemos que te gustan altos y lindos.
—¡Mamá! — otra queja se hizo presente, pero Inko no podía estar mas divertida con la situación. Desde que acepto la notable homosexualidad de su hijo, su vida se había convertido en toda una nueva experiencia que planeaba disfrutar al máximo.
—Algún día traerás a un lindo chico a la casa, y le enseñare todas tus hermosas fotos de bebé. — Llevando ambas manos a sus mejillas, la mujer soltó un pequeño grito emocionado. — No puedo esperar a que ese día llegue.
—Ni yo. — Respondió Izuku algo apenado, realmente no esperaba que su mamá se tomara de esa forma su orientación sexual, y mentiría diciendo que no le alegraba, de hecho, ser aceptado por su madre era todo lo que necesitaba y quería. —Pero por favor, no le enseñes las fotos en las que estoy desnudo.
—¿Para qué? — Inko sonrió picarona— Lo que vera en esas fotos puedes enseñárselo tú después.
—¡Mamá!
Inko soltó una carcajada antes de apresurar a su hijo a desayunar, pues llegaría tarde a recoger a Ochako y, por ende, llegarían tarde a su primera clase del día.
Izuku aun con el rostro pintado de escarlata hizo lo que su madre decía, y dejándole un sonoro beso en la mejilla se despidió de ella.
Unos minutos mas tarde, se encontraba fuera de la residencia Uraraka esperando pacientemente a que su mejor amiga saliera para ambos poder irse.
Iban con algo de tiempo, así que podían pasar comprando un café para poder aguantar el ajetreado día que se les vendría encima.
—Perdona por tardar Izu. — Ochako llego sentándose con rapidez en el asiento del copiloto, arrojando su bolso al asiento trasero con la respiración agitada y peinando con rapidez su corto cabello castaño en una coleta alta. Sobre su cabeza descansaban sus lentes de sol favoritos, su camisa rosa de manga corta haciendo juego con su short de talle alto y sus converse del mismo color que su camisa le daba un toque fresco.
A diferencia de Izuku, que siempre era camisas con estampado de superhéroes o en su defecto, camisas mangas tres cuartos en tonos pastel y chalecos tejidos por su madre, quien se había metido a clases de tejido para matar el tiempo que tenia cuando no estaba trabajando.
—No te preocupes Ochako, tenemos tiempo suficiente para ir por un café, si gustas. — Izuku sonrió amable, acomodando el espejo retrovisor con calma, notando que, en el mismo, se reflejaba una motocicleta que se acercaba a una velocidad algo alarmante.
Antes de que pudiese decir algo al respecto la motocicleta paso a toda velocidad a un lado de su auto dejando una estela de humo, ocasionando que ambos tosieran por haberse tragado todo el humo debido a que tenían los vidrios de las ventanas abajo.
—Hijo de…— Ochako decía entre pequeños ataques de tos. — Ahora oleré a humo y no a flores, demonios.
—Calma Ochako— el peliverde trato de tranquilizarla, a la vez que esperaba con calma que su propia tos aminorara. — Quizás es una persona que tiene una emergencia.
—Emergencia mis huevos.
—Tú no tienes eso.
—Y esa persona dudo que tenga una emergencia.
Izuku suspiro, por mas femenina que se viera su mejor amiga, su comportamiento estaba lejos de ser el de una dama en peligro.
—Mejor vámonos, realmente quiero ese café y no me apetece llegar tarde hoy.
Ochako bufo, haciendo aquel puchero que Izuku jalaba para que abandonara su rostro y así pudiera manejar tranquilo.
No paso mucho tiempo para que se detuvieran en una cafetería con autoservicio y pidieran sus respectivos cafés, para que minutos mas tarde se encontraran en el estacionamiento de la universidad con sus cosas en mano esperando a Todoroki, quien compartía la misma clase que ellos.
—Qué asco todavía huelo al humo de esa motocicleta. —Ochako seguía lloriqueando.
—No es para tanto, durante el día puede que el olor a humo desaparezca de tu ropa. — Decía Izuku dando un sonoro sorbo a su café caliente. — No es como si fuese a pasar por segunda vez, así que quédate tranquila.
Como si la mala suerte los viniera acompañado desde hacía tiempo, la misma motocicleta que había pasado cerca de ellos en casa de Ochako, paso por segunda vez, dejando nuevamente aquella estela de humo que los dejo con una notables tos a ambos, seguido del mal olor impregnado en sus ropas.
Ochako exclamo enojada, ahora si era cierto que olería horrible por el resto del día.
Ambos, castaña y peliverde, observaron como la motocicleta se detenía a unos metros de ellos, estacionándose en uno de los lugares libres, haciendo que el peliverde lo observara curioso.
¿El dueño de la motocicleta, era estudiante de esa misma universidad?
Se le hacia algo loco, pero considerando que todo puede ser posible en esta vida, descarto varias posibilidades.
—Ahora si me va a escuchar. — Ochako molesta camino con paso firme hacia el dueño del vehículo, quien verificando que todo estuviera en orden todavía no se había quitado el casco.
—Ochako, no.
—Ochako, sí.
La castaña acomodo su bolso en su espalda, entregándole su café a medio tomar aun recién llegado Shoto, quien había detenido su abrupta carrera en el momento en que el vaso le fue entregado.
Izuku por su parte, le tendió su café a un aturdido Shoto mientras perseguía a la castaña para evitar que cometiera alguna locura.
—¡Oye tú! — La castaña se detuvo frente al dueño de la motocicleta, quien aún no se había quitado el casco, por lo cual Ochako lo golpeo repetidas veces con el dedo captando su atención. — ¿Sabes lo mucho que cuesta quitar el olor a humo de la ropa?, ¿Eres siquiera consiente de eso?, ¿O el enorme casco que tienes impide que llegue oxigeno a tu pequeño cerebro?
El chico se quedó en silencio, cruzándose de brazos mientras observaba a la pequeña amenaza que le hacia frente en ese momento.
—Ochako, ya basta. — Subió el rostro para ver al dueño de aquella voz, y trato de no reírse cuando un joven peliverde tomaba por el codo a la castaña alejándola de él. — Disculpe a mi amiga, suele alterarse mucho por los olores en su ropa, sobre todo si se trata del humo.
Colocándose frente al chico, Izuku hizo una pequeña reverencia en señal de disculpas por el arranque de ira de su amiga.
Sin embargo, su acción se vio levemente interrumpida por una risa grave que le erizo los vellos de la nuca.
—No me hagas reír niño.
—No soy un niño. — respondió alzando el rostro molesto. — Y tu eres un mal educado, si no aceptas mis disculpas.
El joven se quito el casco, dejando ver un puntiagudo cabello cenizo desordenado, y unos ojos color carmesí que le robaron el aliento al peliverde, la sonrisa socarrona que adorno aquellas atractivas facciones, fueron suficientes para que Izuku perdiera el habla y lo observara con sus ojos color esmeraldas bien abiertos, inhalo y exhalo rápido, esperando no tener la boca abierta mientras el chico colocaba su casco debajo de su brazo, y tomaba sus cosas.
—Primero, yo no te pedí que te disculparas. — soltó en un gruñido. — Segundo, dile a la mal educada de tu amiga que no golpee los cascos ajenos, y tercero, si llego tarde a una de mis clases les daré un pase directo al infierno, pequeñas escorias.
Soltó aquello ultimo con notable molestia, pasando por un lado del peliverde, no sin antes empujarlo con el hombro, seguido de eso, jalo había abajo con algo de brusquedad la coleta de Ochako y camino con paso seguro hacia la universidad, sin importar que la castaña a su espalda estuviera diciéndole hasta el mal del que iba a morir.
—¿Pero que ocurrió? — Shoto llego a la escena segundos después algo perdido, en sus manos descansaban los cafés que sus amigos le habían dado apenas puso un pie cerca de ellos. — ¿Por qué Ochako parece que va a sacar espuma por la boca?
—¡Por que ese sujeto del casco no sé qué se cree, es un mal educado hijo de…!
Grito de frustración, llevando las manos a su rostro tratando de calmar su ira, Shoto no podía hacer mas que aguantar la risa, pues su amiga parecía un duende furioso que daba más risa que miedo. Por otro lado, le sorprendía la tranquilidad de Izuku ante el arrebato de ir a de Ochako, usualmente era el quien trataba de contentarla, pero en ese momento se encontraba viendo hacia donde el chico se había ido.
Se encogió de hombros, no tomándole importancia al asunto y entregándoles sus cafés correspondientes a cada uno, se encaminaron a sus clases.
Sin embargo y contra todo pronóstico, ninguno se esperaba que ese sería el primero de muchos encuentros entre aquel cenizo mal educado, y el pequeño y tranquilo peliverde.
Oh pequeño Izuku, ¿Por qué nadie te lo advirtió?°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
Primer cap de esta pequeña historia.
Lo que leen en letras cursivas al inicio del capítulo, es la letra de la canción de la cuál está inspirada este libro.
No tiene mucho que ver con los capítulos, pero me pareció un bonito detalle agregarlo.
Hasta el próximo capítulo.
¡Los quiero!
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Teddy Bear
FanfictionIzuku nunca entendió, como aquel noviazgo de cuento de hadas. Se volvió una jodida relación tóxica.