Sabemos que Ron y sus compañeros se disponen a encontrar a los Pokémon legendarios de la leyenda del origen. Pero ¿Acaso la conocemos en profundidad? Es hora de arrojar luz al asunto.
Hace aproximadamente 100.000.000, el universo, y todo lo que conocemos, no era nada. De hecho, todo era nada. Y en medio de esa nada, apareció un huevo. El huevo contenía a un poderoso ser, llamado Arceus.
Cuándo esté eclosionó de su huevo, dando lugar al Big-Bang, se encontró sólo frente al vacío de la nada. Ni planetas, ni estrellas, ni siquiera tiempo o espacio. Nada, absolutamente nada.
El pokémon, seguramente harto de la soledad, les dió forma al espacio, al tiempo, y a la distorsión que reinaba en el lugar. Palkia, Dialga y Giratina.
Gracias al espacio-tiempo, Arceus pudo crear a un cuarto pokémon más: Mew. Ese pokémon, contenía el ADN de un sin fin de criaturas extrañas a la par que increíbles: los Pokémon.
Mew usó sus poderes, potenciado por los poderes de Arceus, para dar vida a montones de criaturas diferentes.
Entonces, nuestro dios se fijó en un planeta en concreto. Ese planeta, reunía todas las condiciones para albergar vida más desarrollada que las demás.
Le dió forma a los continentes, con la ayuda de Groudon, y a los mares, con la ayuda de Kyogre. Pero ambas fuerzas colisionaron, en busca del control total del territorio. Entonces, el cielo tomó forma de dragón, y Rayquaza amansó a las fieras, dejándolos reposar en lo más profundo del planeta.
También añadió a un gran número de Pokémon que ayudaron a dar forma al planeta: a los Shaymin, pokémon que poblaron el planeta de vegetación. Los Manaphy, que con la ayuda de sus crías Phione, cuidaron el mar, y a Kyogre. Y los Heatran, que cuidan el fuego y la lava, protegiendo a Groudon. Los Regigigas, pesados centinelas que se ocupan de mover los continentes cada año con simplemente unas cuerdas. Y los Celebi, fruto de la creación de Dialga. Ellos viajan en el tiempo, cuidando todas las épocas.
Para expandir la vida, apareció Xerneas, y para contrarrestarla, apareció Yveltal. Y manteniendo el equilibrio, llegó Zygarde.
Cuándo Arceus despertó de un letargo debido a todo el cansancio de crear su universo, decidió visitar nuestro planeta. Para su sorpresa, todo estaba saliendo de maravilla. La propia vida se había abierto camino, y hasta había engendrado nuevos pokémon ajenos al creador original, para mantener el cauce en perfecta armonía.
Pero, en medio de lo que parecía un mundo utópico, un gran agujero se abría en el cielo. De su interior, asomaba una criatura hecha de pura oscuridad, que sólo con sacar la cabeza, absorbió toda la luz de la zona.
Esa criatura, seguramente hubiera acabado con todo el trabajo de Arceus, de no ser por el gran esfuerzo de este, que con la ayuda de Palkia, Dialga, Mew, y Giratina, expulsó a la criatura, y la envío de vuelta a su dimensión. Pero, en los últimos instantes de estabilidad de la grieta, la criatura emitió un chirrido, que debilitó la cicatrización del agujero. Sin embargo, el portal quedó sellado, y Arceus, agotado por el esfuerzo, volvió a reposar. Palkia, Dialga y Giratina volvieron a sus respectivas dimensiones, y en cuanto a Mew, quedó tan débil, que se sumió en un reposo, y adoptó una nueva forma.
Los periodos de paz volvieron con la aparición de nuevos pokémon, hasta que apareció una nueva forma de vida: la humanidad.
En un principio, los humanos y los pokémon no congeniaron muy bien, pero empezaron a arrimar hombro, e incluso a convivir.
La humanidad tenía una peculiaridad: no podía usar movimientos, ni podía evolucionar. Sin embargo, estaban dotados de una inteligencia extraordinaria que les permitió desarrollar objetos, máquinas, y demás.
Palkia y Dialga, viendo el potencial de esta nueva especie, les otorgó 3 regalos en forma de pokémon: Uxie, la inteligencia. Mesprit, el sentimiento. Y Azelf, la voluntad.
Los humanos empezaron a dividirse. Algunos eran buenos, otros malos. Algunos perseguían la verdad, y otros los ideales. De esta división de ideas, un pokémon muy especial se dividió en Reshiram, el pokémon que perseguía la verdad, y Zekrom, el pokémon que perseguía los ideales. Y de los restos de ese pokémon único, quedó Kyurem, que a día de hoy, espera a la persona que pueda llenar su vacío con verdades e ideales.
Elementos que en un principio no eran tan importantes empezaron a tomar forma: las pesadillas, los sueños, la música, la victoria, la lucha, los deseos, y demás.
La humanidad se fué desarrollando, creó aldeas. Esas aldeas evolucionaron a pueblos, y algunos de ellos hasta grandes ciudades. La tecnología, permitió a la humanidad crear nuevos pokémon, cómo Mewtwo, un pokémon creado de los restos de una uña de Mew.
Y a día de hoy, pokémon y humanos establecen relaciones de amistad, para ayudarse unos y otros. Obviamente, los humanos siguen siendo todos diferentes, y dentro de los humanos, los hay malvados, y con intenciones oscuras. También los hay buenos, que buscan el bienestar de los pokémon. Pero esa diversidad, es la que motivó a Arceus a proseguir con sus creaciones. Y ahora, descansa en su dimensión, cogiendo energías para la próxima vez que despierte.
-¿Y todo eso es real?
-Supongo es real hasta el punto en el que tú creas. Todo esto, es la historia de nuestro mundo. Ha servido cómo introducción a una nueva historia, una que comenzará hoy. La tuya, joven Ash. Ahora, elige tu pokémon inicial.
ESTÁS LEYENDO
Arceus y el Usurpador de Luz (Pausada)
Fiksi PenggemarEl Pokémon que dió origen al universo, cae en un largo letargo tras un evento ocurrido en el mundo pokémon, hace muchos millones de años. Una organización que busca el control del pokémon más poderoso que existe, consigue despertar al Usurpador de L...