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En los verdes y extensos campos de Rusia, se encontraba una mansión de campo apartada de cualquier gran ciudad. No era la propiedad más grande del conde Desmond Styles, pero sin duda, era la que más le agradaba al punto de haberla convertido en su hogar.
Ahí vivía junto con la condesa Styles, una mujer llamada Anne. Era muy bien conocida por su belleza, conformada por sus grandes ojos verdes con tonalidades azules, piel como la porcelana y algo tostada con un cabello castaño, y sus dos hijos; una jovencita de 15 años llamada Gemma de cabellera castaña heredando la belleza de su madre sin duda alguna y su hijo menor de 10 años; Harry, un niño completamente tierno, una combinación perfecta de ambos padres.
No eran una familia noble como las otras y por esa razón habían ganado críticas de la alta sociedad rusa. Vivan austeramente y se restringían de ir a fiestas y reuniones de la alta sociedad. Cualquiera diría que el conde más bien era un simple señor.
El conde y Harry pasaban horas en los jardines o en los bosques cercanos, observando especímenes como insectos, plantas o animales. El pequeño a pesar de ser un niño ya mostraba gran pasión por ese tipo de cosas, tanto así que pasaba horas bosquejando animalejos sobre todo las aves que eran sus preferidas junto con las plantas.
—¿Qué tal si le llevas estas a tu madre? — pregunto el conde señalando un pequeño arbusto lleno de lilas.
— Si. — contesto con mucha emoción,
Arranco con cuidado algunas de las florecillas moradas de aquel matorral. Todas las tardes le llevaba flores de diferentes tipos, era como llevar un poco de la naturaleza aquella vieja mansión.
— Papá ... mamá se va recuperar ¿verdad? — Preguntó mirando al suelo.
En aquellos años la condesa se encontraba sumamente enferma por razones desconocidas, ya que después del nacimiento de Harry su salud se vio fuertemente mermada.
—Claro, hijo. Con el doctor que nos recomendó tu tío Simón seguro que en unos meses estará totalmente recuperada. — Contestó el conde desviando la mirada, por dentro sabía que mentía, ya que la salud de Anne se iba deteriorando al pasar los días.
Al llegar a casa, Harry entro corriendo y subió las escaleras, siempre trataba de mostrar su mejor sonrisa a su madre a pesar de la gran tristeza y culpa que sentía al verla postrada en una cama. Al entrar a la habitación su madre lo esperaba con los brazos abiertos, Harry le dio un gran abrazo, después se separó un poco y le entrego las flores. Su madre le agradeció con un beso.
—Harry ¿Qué me has traído ahora? — Preguntó sonriendo.
—Lilas, mamá, tan bonitas como tú. — Contestó el niño volviendo abrazar a su madre.
Después de dejar las flores en el florero, Harry se sentó en una silla que se encontraba alado de la cama para poder leer uno de sus libros. El niño pasaba largas horas junto a su madre, ya sea leyendo, o boceteando las flores que le regala todos los días.
—Harry, no tienes por qué estar aquí tanto tiempo. ¿Acaso no quisieras ir a jugar con tu hermana? — Preguntó preocupada.
—No, mi hermana ya no quiere jugar conmigo como antes, ahora solo se la pasa frente al espejo, maquillándose, o viendo sus vestidos, eso es aburrido. –Contestó el niño haciendo una mueca.
—Ya, está bien jajá – Soltó una risa. – Ya entenderás cuando seas mayor. —
—Además, también vengo a ver a Sari. — Dijo volteando a ver a una muñeca muy hermosa, que se encontraba sobre el tocador de su madre. Era un regalo que le habían hecho al conde cuando fue de visita a Irlanda.
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El Jardín de los Secretos n.s.
RomanceNiall Horan es un hermoso doncel, que fue entregado en matrimonio por parte de su familia al excéntrico y poderoso conde Tomlinson. Para el pequeño irlandés, el conde solo es un compromiso más que enfrentar en su planeada vida. Sin embargo ¿Qué se...