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-Por favor, por favor no se la lleven- un mujer pelinegra con mechones rubios suplicaba llorando cubriendo un pequeño bulto entre sus manos

-Es lo mejor para ella- otro hombre dijo. Cerca estaba una familia pelirroja, la mujer estaba embarazada

-Por favor no dejes que se la lleven ******...- rogó la rubia mayor

-¿Papá, mamá? ¿Qué pasa? ¿Quiénes son ellos?- preguntó un niño rubio bajando las escaleras

-Nadie, vuelve a tu habitación- dijo el rubio mayor con frialdad. Aun que le doliera la situación, no dejaría que nadie lo viera derrotado, él no iba a perder bajo la mirada de una familia como la que tenían enfrente. El niño sin reproches obedeció -No permitiré que se la lleven, es nuestra hija. Con ellos no estará bien- vio con despreció a los pelirrojos -¿Cómo podría estar mejor con ella que no tienen ni para comer que con nosotros que podemos darle todo?- esa era su manera de afrontar las cosas, humillando a todos y demostrando que él era mejor 

-No creo que este bien con un seguidor del que no debe ser nombrado- hablo el hombre pelirrojo con valor y enojado

-Vamos dásela ,********, solo será por un tiempo- dijo el ministro

-Con nosotros ella estará bien, de verdad. La vamos a querer como a cualquier otro de nuestros hijos, no habrá diferencia- dijo la pelirroja amablemente

-¡Basta! ¡Cuando vuelva a estar con nosotros, le diré como fueron capaces de quitárnosla! ¡Ella los odiará!- la mujer rubia entre sollozos le dijo con repugnancia a la pelirroja

-Y ese es el problema, ella no es como cualquier otro de sus hijos, ella es nuestra hija y algún día volverá con nosotros. Su apellido está entre los 28 sagrados, su sangre es pura y ella no es una traidora de sangre que se junta con personas que ponen el ridículo el mundo mágico. Ella siempre será mejor que sus hijos- dijo el rubio -¿Cómo es posible que crean que estará mejor con esta familia que es una vergüenza para el mundo mágico?-

-Por ahora estará mejor con ellos, será solo en lo que termina nuestras investigación, y será mejor que la entreguen- el rubio miró a su esposa, ella lloró más. El ministro de magia habló con miedo, todos sabían que meterse con ellos era un peligro. Aun que en las investigaciones los dos salieran limpios, la mayoría sabía la verdad 

-Lyra, cariño, papá y mamá te aman ¿de acuerdo?  Regresarás con nosotros lo antes posible- la pequeña abrió sus pequeños ojitos grisáceos y miro a su madre extendió su pequeña mano y limpio sus lagrimas riendo, la mujer sonrió levemente y se la pasó a su esposo

-Será temporal, princesa, ¿si? Volverás con mamá, papá y con tu hermano- dijo en un susurro la niña le sonrió. Quería mas a su papá, era la típica niña de papi mientras que su hermano era el niño de mami. Pero nadie la podía culpar, papá le cumplía todos sus caprichos. El hombre no se mostraba sentimental ante nadie, mucho menos ante las personas que se llevarían a una de las tres personas que más apreciaba en el mundo, pero esta vez fue la excepción, le sonrió levemente y le entregó a la niña al pelirrojo -No quiero enterarme que mi hija pasa desprecios ni nada por el estilo, ¿entendido, Wealsey?- el pelirrojo asintió tomando a la bebé entre brazos -te arrepentirás de esto. Juro que algún día me lo pagaras-

Me desperté de golpe, los sueños raros se hacían cada vez más presentes. Todo se sentía tan real, como si fueran recuerdos y no sueños, en todos aparecían la familia rubia con la cara borrosa y los nombres se clausuraban, como si mi mente no quisiera que los supiera y cada vez esto me desesperaba más. Lo único que podía hacer era hablar con Dumbledore y  eso era lo que haría

¿Una Weasley? (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora