illicit affairs

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Calor, piel, sudor, labios, saliva

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Calor, piel, sudor, labios, saliva.  Una sensación de felicidad recorría su cuerpo, de una vez por todas. Calor, piel, sudor, labios, saliva. Sus dedos trazaban una película de amor cliché en pequeñas dosis en el cuerpo del otro. Ya no había escapatoria, ya habían roto las reglas. No había nada más por hacer. El tiempo se congeló en una fantasía de la cual sería difícil escapar. Y la culpa azotó a Louis, de repente, como una estaca atravesando su corazón. Pero ya no había otra cosa que hacer: el juego había comenzado.


Luego de esa noche que pasaron juntos, Louis y Augustus vivían entre besos y sus cuerpos desnudos. Entre el verano y sus escondites más clandestinos. Su lugar preferido era detrás del mercado, que daba directo a la playa. Los turistas lo encontraban horrible, y los pueblerinos sabían que no era un lugar al que debían acercarse y por eso era el lugar  perfecto para esconderse cuando lo que estabas haciendo no era lo correcto.  Louis sabía que esto se convertía en un hábito que se volvía más y más difícil de romper, una droga que amenazaba con no querer soltarlo.

Louis se encontraba entre una dicotomía que le hacía partir la cabeza hace días. Ahora, miraba el techo de su habitación buscando una señal, desde el más allá, de Dios, del Universo, o de quien fuera, sinceramente. Últimamente, respirar se volvía más y más difícil, dormir era un privilegio esos días, y en la comida no encontraba placer alguno. Su madre lo notaba, y a ciegas comprendía que algo afligía a su corazón

Su celular sonó, sabía que era Augustus, pero ahora no tenía fuerza alguna para poner su mejor cara y enfrentarse al desastre que su vida se había convertido. Tomó el aparato y cuando estuvo a punto de declinar la llamada, vio de quien provenía. Harry, se leía en lo alto de la pantalla de su teléfono. Ese nombre lo hizo volver a la vida, y de un sopetón se sentó en su cama. Su cabello estaba desordenado y su torso desnudo, todavía había olor a sexo en él, sintió pudor al responderle a Harry de esa forma, teniendo marcado en su cuerpo los besos de otra persona que no eran los suyos. Se decidió y contestó, apenas escuchó su voz, toda esa nube de rabia que había en su cabeza se disipó, como siempre, Harry y su poder mágico de hacer la vida de Louis más simple.

-"¿Lou?" dijo Harry, sonaba tranquilo, algo que le hizo entibiar su corazón.

-"H, amor, ¿cómo estás?" Louis, al contrario de él, sonaba nervioso. "Te extraño"

-"Bueno, entonces tengo buenas noticias. Solo falta una semana para que vuelva"

"Wow." Una semana, solo una semana para tener que volver a la normalidad, Louis podría lograrlo, al fin y al cabo, Harry volvería y ese ardor estrepitoso dentro de su cuerpo se iría. Un trueque perfecto, una buena noticia en serio.

-"Si..." Harry sonaba contento,  Louis también lo estaba.

El silencio reinó por lo que parecieron horas, tal vez lo necesitaban. Tal vez Louis se sentía demasiado culpable para erradicar la paz de ese instante, tal vez Louis se sentía demasiado culpable, y ya. Louis respiraba fuerte, tratando de llenar sus pulmones de algo que no fuese miedo. Harry habló:

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