Prólogo

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Willger Era un caliente mestizo con piel morena, ojos negros, pelo crespo y sonrisa perfecta, pero nada de eso importaba el solo debía de satisfacer al monstruo que llevo dentro por unas cuantas horas. Puede que si me gustaba lo tendría, tal vez una o dos veces más, pero no era algo que me interesara, no volvería a confiar en un hombre, solo estaba dispuesta a usarlos. Era un trato justo ambos tendríamos algo a cambio, ¿qué más podía pedir? Me tomó de la mano y me invitó a entrar al cuarto de hotel era muy romántico para mí gusto, pero él estaba bueno y yo lo deseaba dentro de mí, ya me encargaría de aclarar sus expectativas, esté no era mi primer rodeo ya había sucedido lo mismo con Henry él quería una relación y yo solo una noche de jadeos y sudor los martes, dejé de verlo cuando me pidió que fuera su novia, yo no quería ningún compromiso no después de lo de David, él se había llevado la parte cursi de mi cuando me dejó justo en el altar, también la que confiaba en él sexo opuesto, pero está noche, está noche era para mí, para probar este nuevo espécimen.

- Te gustaría un trago - me dijo sacándome de mi ensoñación y yo aproveché para quitarme los jeans ajustados que traía puestos.

- No, gracias - respondí y di un paso hacia él para acortar el espacio entre nosotros, él ya se había tomado un shot de tequila.

Él se inclinó hacia mí y lo besé, pude sentir el sabor especiado del agave, toda una delicia su sabor era fantástico en combinación con aquella bebida caliente "espero que no quiera más" dije para mí, ya que yo no pretendía nada serio con él. No me mal entiendan yo no soy una corrupta del sexo, bueno, no como ustedes piensan, yo no tenía múltiples parejas sexuales, solo una y aunque no era algo convencional esperaba que él tampoco lo hiciera, aunque nunca se sabía con los hombres. Tomé el borde de su camisa y comencé a deshacer sus botones a pequeños pasos, besando con pericia cada centímetro de piel que quedaba expuesta.

Hice lo propio y lo libere de ella, era una falta de respeto tener aquel torso glorioso cubierto con esa ceñida camisa, luego pase mis uñas color carmín desde sus oblicuos hasta "valle del deseo" como yo lo he apodado.

Me detuve en su pantalón y recorrí todo el montículo que se formaba en sus pantalones con mis manos, no espere más y desabroche su cinturón y de ahí sus pantalones, tendrían que haberlo visto, me observaba con sus ojos negros llenos de fiereza, como un cazador que observa su presa "ja" me reí para mis adentros, tenía claro que él no sabía quién estaba siento la presa en este juego, metí mi mano en sus calzoncillos y pase la punta de mi dedo por su glande ya hinchado por la anticipación, sentí una gota de su jugo presemen, mi dedo estaba empapado así que saque la mano y me metí el dedo en la boca probando su sabor, era dulce y afrutado, pero aun así salado.

Baje y me puse de rodillas ante él e introduje su pene en mi boca sentí que se contuvo de mover sus caderas, había que admitir que tenía bastante auto control, deslice mi lengua por toda la parte inferior de su glande para terminar en la base, besé sus bolas y volví a mi punto de enfoque, esa Vara viril y dura que tenía al frente palpitando y pidiendo que la devoraba.

No iba a hacerla esperar, la introduje de nuevo en mi boca y la chupé como si de un helado derretido se tratase arriba, abajo, arriba, abajo y completando con un movimiento de lengua alrededor de su ya brillante erección.

Todo su autocontrol desapareció cuando metí su duro pene hasta el fondo de mi garganta, sentí que me iba a desmayar, pero iba a morir en el intento, diablos sí que lo haría, lo retiré y volví a repetirlo y ahí estaba. Se derramó en mi garganta y claro yo trague todo como una niña buena y continúe chupando hasta exprimirlo todo.

ERIKA LA CÍNICA© ( En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora