30 • 𝑬𝒑𝒊𝒍𝒐𝒈𝒐 𝑷𝒂𝒓𝒕𝒆 𝟐 •

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Nunca en mi vida creí que estaría un año entero decidiendo por flores, vajilla y centros de mesa.

Las invitaciones, los obsequios, los salones... Había demasiado que escoger y poca colaboración de parte de Jungkook.

-Escoge lo que te haga feliz- Era su respuesta para todo.

Se apoyaba en que él ya había tenido una boda, entonces esta debía ser para mí. Para que yo sea feliz y yo recuerde aquello como lo más perfecto del mundo, pero yo sabía que era simplemente que no le interesaba el color de la imprenta de las invitaciones.

¡Y lo entendía!
A mi Yo pre-compromiso tampoco le interesaba una mierda esas minucias, pero pensar en mi boda, me sacaba de quicio.
Quería que todo fuese perfecto. No por algo estético y superficial, o no del todo. Quería que la boda representara realmente el amor que nos tenemos pero ni la rosa más hermosa podía hacerlo.

Decidimos que no habría padrinos ni damas de honor. La ceremonia en la iglesia era un mero acto puesto a que no podíamos casarnos por iglesia.
El verdadero casamiento era una firma en un papel, nada más.
Así que solo me estaba estresando por un acto visual.

Yeeun sería la niña de las flores. Eso decidimos mantenerlo. Ella estaba realmente emocionada por la boda y queríamos que forme parte de ella.

Pero también habíamos tenido problemas con la entrada.

Había bodas homosexuales donde ambos entreban juntos, o donde una persona esperaba en el altar y su pareja entraba, pero no nos acababa de convencer.

Sentíamos que había algo mal en fingir que era una boda heterosexual y ni hablar de que yo no sería la chica.

Jungkook había dicho que él podía entrar si así lo quisiera. Que no tenía problema en cumplir ese rol, pero yo no quería sentir que me casaba con una mujer. Quería ver a mi sugar daddy y decir "Santo dios, me caso con un daddy azotador" ya sabía que era comprensivo y amoroso, pero no quería pensar en eso en ese momento.

¿Lo ven? Así estuve todo el año. Volviendo situaciones simples, demasiado complicadas para poder lidear con ellas.

A lo que si llegamos rápidamente a una conclusión era en cuanto a la vestimenta.

Se me hacía graciosa la idea de usar un vestido de novia y decirle en los votos que no tenía la masculinidad frágil, pero definitivamente no quería arruinar el momento por un chiste interno que nadie entendería.

Tampoco quería los típicos trajes negros de tres piezas y corbatas celestes a tono con el color de las hortensias.

El día que conocí a Jungkook, usaba traje. Cuando me mudé con él, usaba traje. Cuando tuve el accidente y nos separamos, usaba traje. Cuando lo volví a ver, usaba traje.

Sus trajes eran simples, sobrios, negros o grises. También tenía en el closet uno azul oscuro y uno café, pero no los usaba jamás. Decía que prefería que las camisas y corbatas sean lo que llamara la atención y no los trajes coloridos.

Cada pieza en su clóset tenía una etiqueta con mi apellido entre los pliegues y un resivo de la compañía en la bosla.

Jungkook podría conseguir cualquier traje de los Min totalmente gratis, pero insistía en pagar cada prenda como si no se fuese a casar con el dueño.

El dueño...
Que raro suena aquello.

Yeeun estaba recién comenzando a hacerse cargo de la empresa de los Jeon. Aún le quedaban dos años de universidad pero Jungkook insistió en tomarse estos dos como copresidentes para enseñarle a su hija todo lo que sabe.

𝑷𝒓𝒐𝒉𝒊𝒃𝒊𝒅𝒐 | Kookgi |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora